sábado, 30 de agosto de 2014

COLILLAS

El destino que damos a nuestras colillas quienes todavía fumamos es un indicador, creo yo, de nuestra conciencia, o falta de conciencia, cívica. Confirmé esta opinión el otro día, al volver de la sierra, y ver en uno de esos indicadores luminosos que la DGT ha dispuesto en las autovías, "tirar una colilla, tres puntos".

Se dice que ha disminuído el número de fumadores, tras la aplicación de la ley del tabaco, pero las terrazas de los bares han crecido de modo exponencial, y es allí donde nos refugiamos. No debemos ser tan pocos porque, de ser así, la prohibición se habría declarado absoluta, el hecho de no hacerlo indica, sobre todo, que todavía somos una importante fuente de ingresos para el Estado, que ha compensado la reducción en el número de fumadores, con el aumento de los impuestos sobre el tabaco.
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Si bien parece cierto que el número de fumadores se ha reducido, en cambio la proporción de mujeres que fuman ha aumentado. Yo no creo que el tabaco tenga efectos ansiolíticos, pero tal vez ellas si lo creen, y lo consumen cada vez mas porque aguantarnos a los tíos es, sin duda alguna, una causa de estrés permanente y, o nos mandan al carajo, o se fuman dos cajetillas diarias para soportarnos. 

Hace años que mi mujer me dio unas cuantas lecciones ecológicas sobre las colillas, ella no fuma, no se trata de no tirar colillas desde la ventanilla del coche a una zona boscosa, que también, es algo mas complejo. Si abandonas una colilla en la arena de la playa, el mar se la tragará, después un pez pequeño se tragará el filtro y morirá, luego otro pez mas grande se tragará al chico y con el la colilla y la celulosa se hinchara en su estómago hasta obstruirlo y no sabemos que ocurrirá después pero podemos imaginarlo. 

Si estás en un parque arbolado, frecuentado por las aves, puede suceder algo parecido, aunque sin la concurrencia del mar. Una tórtola, una gaviota, un ave exótica emigrada, picoteando por ahí, se tragará tu colilla abandonada y no es fácil que le siente bien. 

Si estás en la terraza de un bar, tomando café, y lanzas tu colilla al alcorque del árbol vecino, lo mas probable es que un gorrión, de esos que acostumbran a acercarse a los humanos cuando los ven comiendo, se trague el filtro, y otra vez lo mismo. 

Para evitar esos destrozos en las especies animales, en nuestro reciente viaje a Santander compré un cenicero de bolsillo en un estanco junto a la estación de autobuses. Es un objeto precioso, de forma rectangular, con cantos redondeados, decorado con un dibujo geométrico muy colorido. Cuando pulsas el resorte para abrirlo, se despliega un soporte para apoyar el cigarrillo y en su interior caben al menos seis filtros usados, bien ordenados.

No es el primero que tengo, he tenido otros, siempre estimulado por los conocimientos de Encarna sobre los efectos en la fauna, no solo en la flora, del abandono negligente de colillas en cualquier sitio.

Esta mañana he bajado al banco que hay cerca del arbolado del seto central de la avenida donde residimos desde siempre, y me he fumado un cigarrillo. He buscado el cenicero de viaje, pero lo había olvidado. Entonces, sin que pueda explicar porqué, he lanzado la colilla al cesped del jardin y he pensado, lo juro, que se joda el pájaro.

En otras ocasiones, lo que hago es guardar la colilla en el paquete, pero, está claro que los humanos somos seres complejos, con un comportamiento tan incomprensible que a veces encontramos placer en las conductas impropias. 

No puedo explicar, está fuera de mi entendimiento, la razón de este impulso incívico. Si alguien lo sabe explicar, por favor, que lo intente, vía comentarios. Gracias.

En fin. Colillas.

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 30 08 14.

viernes, 29 de agosto de 2014

FILMOTECA D' ESTIU

Llegamos al viejo cauce del río un rato antes de que abrieran la taquilla, habíamos quedado con Lola y Antoni a las nueve, para ver Moonrise Kingdom, una peli que no nos sonaba de nada, en la pantalla que la filmoteca ha instalado junto al Palau de la Música, y nos apeteció adelantarnos para instalarnos en un banco del jardín columnario, de estilo neoclásico, que Bofill construyó en el viejo cauce, --¿se acuerdan de Bofill?, no, verdad-- antes de que el genio incomprendido, Calatrava, instalara mas al Este el resultado de sus delirios neobarrocos, uno de los cuales se cae ahora a pedazos.

En un parque nunca pasa nada, pero mientras permanecimos en ese lugar pudimos observar la permanente atención de la policía local a la actividad canina, un agente apercibía al dueño de un can para que le pusiera el bozal, otro sancionaba a otro dueño, por no se qué, mientras otros portadores de perros desaparecían discretamente del lugar, algo habrán hecho, pensé yo.

Luego, a punto de comenzar la proyección, observé que también había una discreta vigilancia sobre los espectadores, una joven reprendía a una espectadora por dejar una botella en el asiento de al lado al suyo, mientras alguien recordaba a otros que no se podía sacar las sillas de su sitio.

Tuve la sensación de que, en general, somos un pueblo de infractores anti sistema, y no me pareció del todo mal, excepto lo de las cacas de los perros en las aceras, que parece algo excesivo.
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Mientras, en un banco frente al nuestro, tres mujeres charlaban animadamente, en un idioma que no era el nuestro, claro, enseguida le dije a mi mujer, son rumanas. Aquí, da igual que sean lituanas, ucranias o rusas, enseguida decimos, son rumanas, nada tiene esto de particular si recordamos que a nosotros, en latinoamérica, nos llaman a todos gallegos, o peor, gachupines, o, vete al coño de la esquina y trae una libra  de papas. El coño es el español que vende las papas. Es así la cosa.

Poco antes de acudir a la cita con Antoni y Lola, se sentó en un banco frente al nuestro una mujer solitaria. Mujer solitaria no es ninguna tontería, cuando una mujer está sola, pero sola de verdad, de solemnidad, toda su persona se impregna de un modo inconfundible de esa condición.

Personalmente, opino que la soledad lo mismo puede ser un desperdicio, para qué comerte los marrones tú solo, si los puedes compartir, que una exaltación del ánimo, cuando uno ha vivido demasiado acompañado de multitudes domésticas, el aislamiento voluntario puede ser tambien una forma de liberación. En fin, me voy demasiado por las ramas, y no son las de los arbustos de baladre.Voy al tema. 

Después de encontrarnos con Lola y Antoni y papearnos el consiguiente bocata y la fresca cerveza en las sillas que ocupábamos, comenzó la proyección de la película de la que creíamos no tener ni idea. MOONRISE KINGDOM, resultó ser una peli, no se como decir, independiente, atípica, aunque los programadores de la filmo la han llamado coral, por aquello de que interviene un plantel de actores numeroso y los prota son adolescentes.

Me resultó curiosa la presencia del narrador en la pantalla, vestido así como Santa Claus, que anunciaba lo que iba a pasar, algo insólito en otro tipo de cine, al menos el de suspense. Me pareció una película deliciosa, por los escenarios, por los chavales que llevan el peso de la acción, por el enamoramiento infantil de la pareja sobre el fondo de unos padres imposibles, ella conduciendo su estrambótico hogar dando órdenes desde un megáfono, y la orfandad patética del chico enamorado, con la familia de acogida renunciando a la vuelta de su retoño, devolviéndolo a los servicios sociales que quieren someterlo a electro shock para curar su rebeldía.

Hasta que no apareció Harvey Keitel, Pulp Fiction, vestido de scout, no caí en la cuenta de que ya había visto la película, aunque no conservaba memoria de casi nada de lo que en ella sucede. Bruce Willis,  el  policía local, hace un papel de tipo sensible y humanitario, tan opuesto a los suyos habituales que llama la atención, el matrimonio de supuestos abogados, padres de la niña enamorada, es de lo mas surrealista, cómo se puede ejercer de abogado en una isla casi desierta.

La mujer, es la actriz que protagonizó Fargo y a el lo recuerdo de El día de la marmota, y Last Traslation. En cuanto a Edward Norton, su papel de jefe de scouts es lo mas opuesto que puedan imaginar al de aquella película en la que yo creía que  hacía de hijo de Angélica Houston,  quien le pegaba un tiro por presiones de los mafiosos a quienes debía dinero, y ha resultado ser John Cousack, según Wikipedia.

Uno tiene la sensación de que la mayoría de los actores que intervienen en esta película, sobre todo los mas famosos, acudieron a ese rodaje a pasar unas vacaciones, a liberarse de los estereotipos que han marcado sus carreras, y en efecto, lo han conseguido.

El final de la proyección fue acogido con aplausos por buena parte del público. Mientras aguardábamos en las sillas a que saliera la gente, --había un lleno absoluto-- Encarna le contaba a Lola la noche que asistimos aquí a la proyección, reforzada con actores a pie de sala, de Rocky Horror Show, una película de culto, mas que eso, un espectáculo en el que, cuando entras a la sala te ofrecen periódicos, bolsitas de arroz, etc, para que cuando en la pantalla digan llueve, tu digas lo mismo y te tapes con el periódico, cuando sale la boda, arrojes el arroz y grites vivan los novios, y cuando aparece el malo, todo el público, a coro, grite cuellicorto, en fin, un disparate, pero gracioso y, por lo visto, irrepetible, aunque en USA al parecer hay una sala que presenta ese espectáculo cada día. 

Cuando salimos al exterior, el estanque del jardín del Palau reflejaba la luz de las farolas y a Lola le recordó un entorno veneciano. Fue una experiencia deliciosa, compartida con amigos, el par de horas que estuvimos en ese lugar que de noche, en este final de agosto tórrido, es una bendición para el cuerpo y el espíritu. 

Dense prisa, la filmoteca d'estiu se acaba el próximo sábado.

En fin. Filmoteca d' estiu.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 29 08 14.

jueves, 28 de agosto de 2014

SIRENAS

Estoy sentado en la terraza de La Fuente, tomando el primer café del día, cuando pasa tras de mi una mujer de aspecto corriente, quiero decir que nada destaca en ella, en apariencia, excepto que deja a su paso un intenso y extendido olor a sal, que me deja envuelto en esa nube.

Enseguida he pensado, es una sirena, que ha perdido la cola. Se han dado cuenta de que las sirenas cantan, al menos eso dicen que escuchó Ulises en sus vacaciones en el mar. Cantan como si fueran vedettes de los musicales de Broadway de los años cincuenta, como lo hacía Carmen Miranda, con seis quilos de fruta en la cabeza.
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Uno de los misterios que me intrigan de las sirenas, es que, siendo una creación mítica de toda la vida, siempre se las representa de frente, quien haya visto alguna vez el culo de una sirena, que avise, por favor, quiero ser el segundo en enterarme.

Pero hoy no quiero escribir sobre las cualidades físicas de las mujeres, no quisiera ponerme pesado, sino sobre sus cualidades intelectuales, y para ello, nada mejor que referirme a Virginia Wolf pues, su trágico final encaja, a mi entender, con el título de la entrada.

Si hemos de creer a Michael Cunningham, autor de 'Las Horas', uno de cuyos ejemplares salió como al descuido, sobre un mueble,  en una peli de Almodóvar, se ve que al manchego le gustó el libro y le dedicó ese homenaje, como Hitchcook se lo dedicaba a si mismo saliendo en sus películas, Cunningham, decía, cuenta que Wolf terminó su vida flotando por el río y eso me hace imaginarla como una sirena, eso sí, de agua dulce. Durante horas el cadáver de Virginia navega por el río, conducido por la pluma de Cunningham, pero si ustedes no han leído a esta mujer de enorme talento literario, les recomiendo que lo hagan. 

Cuando leí su Orlando Furioso, sentí un encantamiento al dejarme envolver por su prosa delicada y elegante, una experiencia que nunca había logrado antes, ni con Aleixandre, que es poeta, ni con Caballero Bonald y su prosa poética en 'Toda la noche oyeron pasar pájaros'.

Solamente un cerebro privilegiado como fue el de Wolf puede combinar la fluidez del texto con esa prosa suya que es un concentrado de poesía sin recurrir a la métrica convencional, dando una sensación de facilidad dificilísima de conseguir. 

Miro en la estantería, donde tengo la colección Clásicos del siglo XX, editada por El País, con intención de citar alguno de sus textos, pero temo que su libro fue objeto de uno de esos préstamos de final trágico, y no aparece por lado alguno.

Orlando Furioso es una recreación literaria del mismo tema de la Opera de Vivaldi, acometer una obra así da la medida, creo yo, de la capacidad intelectual de Wolf, pero si la traigo hoy aquí es por dos razones, como homenaje a la capacidad intelectual de las mujeres, por si de mis páginas anteriores se pudiera deducir que solo las veo como objetos andantes de deseo, y porque la mujer que ha pasado junto a mi, ha dejado un olor a sal tan intenso, que me ha hecho evocar a las sirenas, luego, el recuerdo del cadáver de Wolf, flotando por el río, me ha hecho pensar que esas aguas tambien son salinas, aunque sus sales no sean tan marinas, y que Virginia Wolf fue una criatura extraordinaria, en lo literario, al parecer en su vida también, aunque en esto les remito a Wikipedia.

El cielo está cubierto de nubes, es probable que quede despejado dentro de un rato y vayamos a la playa. Retomaré entonces mi querencia por observar a las sirenas que han perdido la cola, no tan intelectuales como la Wolf, pero, quizás, mas carnales.

En fin. Sirenas. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 28 08 14.

miércoles, 27 de agosto de 2014

CUMPLEAÑOS FELIZ

El hijo de una vecina celebra hoy su cumpleaños. Esa es la razón por la que Jordi no acudirá hoy a la comida familiar en casa de su hermana, Mónica, porque tenía un compromiso anterior para asistir a esa fiesta. Mónica cocinará una paella, porque ha vuelto de Brighton con un mono importante de comida española, potente, después de haber sobrevivido tres semanas a base de hamburgesas, perritos calientes, fish and chips y otras zarandajas.

Pero yo no quiero reflexionar hoy sobre costumbres gastronómicas, sino sobre el hecho, que me parece mas sustancial, de si la costumbre de nuestros treintañeros y hasta cuarentones, de seguir celebrando sus cumpleaños a edades tan plenas, no será un signo de infantilización.

Recuerdo haber celebrado mis cumpleaños de niño, como todo el mundo, pero también cómo ingresé en la edad adulta a los doce años, pues, a tan tierna edad, ya trabajaba por cuenta ajena, pese a que las normas del sistema prohibian hacerlo hasta la edad de catorce años, lo que parece indicar que el sistema, entonces, era incluso mas permeable que el de ahora.
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Desde que entré a trabajar, no tengo recuerdos de la repetición de aquellas ceremonias infantiles, pero puede que lo haya olvidado, porque enseguida entré en una vorágine de pluriempleos, hasta que encontré alguno mejor remunerado y, antes de que pudiera darme cuenta, era padre de una niña y habitaba una vivienda nueva. Solo entonces volvieron los cumpleaños, pero fueron los de la niña. 

La cuestión que quiero plantear es, están nuestros hijos mas infantilizados que lo estuvimos nosotros.. en caso de que fuera así, somos responsables de su infantilización, los hemos sobreprotegido...Esto de la sobreprotección me hace mucha gracia, me sugiere un depósito bancario a su nombre de un millón de euros, un apartamento en Manhattan...si no es el caso, no me jodan, no me hablen de sobreprotección, en todo caso los hemos dejado caer, sin paracaídas, en un sistema que ya no es aquel que nos daba trabajo a los doce  años y, por consiguiente,su maduración, o su falta de maduración, es, sobre todo, al margen de actitudes individuales, que también, una consecuencia del entorno que les toca vivir.

En mi entorno mas próximo observo un número significativo de jóvenes que, no habiendo alcanzado lo que podríamos llamar la madurez laboral, dedican su tiempo a actividades creativas o reivindicativas, se dedican a las artes plásticas, a la música, a veces a las dos cosas, o se convierten en activistas militantes. Claro, esas actividades les dan poco, o ningún, dinero. 

Nuestros padres les habrían dicho que dejaran esas prácticas infantiles y se hicieran hombres de provecho. No seré yo, que hace siete años que escribo en el blog por la cara, quien comparta ese sermón, pese a las alusiones de mi mujer para que intervenga en el desequilibrio entre aficiones y obligaciones de uno de nuestros hijos. 

A todos esos chavales, algunos ya treintañeros y cuarantones, solo les puedo decir que insistan en sus actividades creativas, que la creatividad es, en si misma, una retribución a sus dedicaciones y que estiren todo lo que puedan esta etapa de su vida, pues para ser repartidor de pizzas, o ministro de justicia, que mas da, aún les quedará tiempo y hasta podrán arrepentirse de haberse incorporado al final al pelotón de los hombres de provecho.

En fin. Cumpleaños feliz. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 27 08 14.

martes, 26 de agosto de 2014

CALOR

Apenas son las diez y media y el termómetro, en Heliópolis, marca 32 grados. Los pronósticos anuncian para hoy treinta y nueve. Encarna, que descrée de los discursos oficiales, dice que será mas. Lo cierto es que esta mañana nos hemos planteado ir a la playa, pero Encarna, con el argumento de que debíamos ir a Mercadona y preparar la comida, ha preferido que nos quedemos. Pondremos el aire, ha dicho.

He bajado a la calle, con la intención de aprovechar la última sombra del banco que está junto al arbolado, pero estaba ocupado por un comercial que había convertido el banco en una oficina y no cesaba de rellenar formularios. Me he quedado de pié, junto al banco, en espera de que el comercial lo desaloje.

Mientras espero, pasa el merchero que, cada vez que me ve, me ofrece ropa. Mi ropa la compra mi mujer, le he dicho, El ha contestado, airado, la ropa te la tienes que comprar tu, mira que pinta llevas. He tenido que aclarar que hace veinte años que no me compro ropa nueva, y mi mujer me abronca por mi dejadez. He añadido una exageración, falsa, los payos estamos esclavizados por nuestras mujeres. El merchero, que llevaba una ropa mas juvenil y actual que la mía, se ha ido, no sin antes dedicarme un gesto de desprecio. ...
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Ambos tienen razón, el merchero y mi mujer, soy un dejado para lo de la ropa, por eso ahora llevo puesta una camiseta con el cuello demasiado cerrado para el día que hace hoy. Los días de calor extremo, como hoy, tienen otra peculiaridad. 

Las mujeres que transitan junto al banco, situado junto a un paso peatonal, donde, por fin, he conseguido sentarme, que gastan menos que yo por metro cuadrado en textiles, van ligerísimas de ropa, y muestran sus evidentes encantos cada una desde su edad, lo mismo las veinteañeras, que las de la treintena a la cincuentena, incluso en casos cada vez mas frecuentes, las sesenteras.

La tremenda sensación de calor que provocan las altas temperaturas y la ausencia de viento potencian la intensidad que produce en el ánimo la presencia de tantas mujeres vestidas/desvestidas con la brevedad textil que exige el verano. 

Pronto desaparecerá ese carnaval de muslos, esos escotes generosos, esas pieles doradas por el sol canicular, ese banquete visual para los que estamos atentos a la belleza femenina, y el otoño triunfante cubrirá con sus paños y algodones cada vez mas centímetros de piel femenina hasta negarnos, casi por completo, la apoteósis que no regresará hasta el siguiente verano. 

Cuando el sol ha alcanzado el banco en el que estaba sentado, ocupado con estas reflexiones, he cruzado la calzada, buscando un lugar mas umbrío. Es desde allí que he podido observar que el termómetro ya marca 32 grados, y he decidido ir al estanco, a por el paquete de tabaco de la tarde, para no tener que bajar a la calle, probablemente con cuarenta grados de temperatura.

No es cierto que las cosas no cambien, que todo sea siempre igual, puede que eso se pueda aplicar a la política, pero el aspecto de las mujeres cambia con el verano, ya lo creo que cambia. Cuando llega el estío, las mujeres muestran con mayor generosidad sus encantos, para fortuna de quienes saben apreciarlos. 

Luego llega el otoño y nos priva de esa orgía visual. En fin, todo cambia, nada permanece, lo dijo Heráclito, "No te puedes bañar dos veces en el mismo río", cuando lo intentas, el río ya es otro, añado yo. Al otoño le seguirá el invierno, al que sucederá la primavera y, por fin, otro verano.

Otra cosa es quien estará presente para verlo.

En fin. Calor.  

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 26 08 14.

lunes, 25 de agosto de 2014

MUJER EN LA PLAYA

"Sentado en la escalinata del mamotreto de cemento que divide las playas de Malvarrosa y Alboraya observo la línea de la costa. Decenas de miles de personas ocupan la orilla del mar, hacia el sur, llenando la playa de azules y rojos, verdes y amarillos, un amasijo de colores, de sombrillas y toallas que se prolonga hasta los espigones del puerto en una mañana en la que la presencia del sol convive con las nubes y el viento de levante refresca el ambiente."
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"Mi mirada errática encuentra, de improviso, el perfil de una mujer, tendida en la arena, de costado, vestida/desvestida con un bikini negro, con su piel dorada por el sol de agosto. Su postura, con la rodilla ligeramente flexionada, resalta la curva de su cadera, de una redondez turbadora, y esa figura de mujer, al principio perdida entre la multitud, produce ahora el raro efecto en mi percepción de hacer desaparecer todo lo que la rodea."

"De repente, la playa aparece desierta a mis ojos, solo habitada por ese soberbio cuerpo de mujer que nunca antes había apreciado con tanta perfección. Su bikini está ligeramente impregnado de arena y cuando se mueve para afianzar su postura sobre la toalla, su nalga izquierda aparece ténuemente marcada por la arena."

"Si yo fuera Leonardo con su Gioconda, Modigliani con sus mujeres o Hopper, con la mujer al lado de la ventana, me gustaría pintar a esa mujer, como una diosa, símbolo de la belleza física universal de la mujer, y llamaría a esa pintura, Mujer en la playa.

Como no soy pintor, estoy limitado a trasladar a ustedes la sensación de belleza que me ha transmitido el cuerpo de esa desconocida, en unas docenas de palabras"

Escribo estas notas, a mano, desde la sierra pues, aunque hace ya días que estuve en la playa, desde entonces he dormido con dificultad, agitado, perturbado por la imágen onírica de aquella belleza. Nena, si lées esto, yo soy el que te miraba desde la escalera, sabes... 

Hola, de nuevo. 

En fin. Mujer en la playa.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 25 08 14.

martes, 19 de agosto de 2014

AVISOS Y ESPANTADAS

Tal como dije en otra entrada, nos vamos a ir a la sierra, así que el blog quedará sin actividad nueva, por unos días, pero antes hemos de cumplir con un compromiso familiar. Mañana vienen a comer, Quique, que ha regresado de La Toscana, y Jordi, que abandona su turno en la casa de la sierra, porque tiene que ensayar. No me pregunten que tiene que ensayar, si el uso de la sal marina para sus proyecciones en la instalación que ha de presentar en Cuenca un día de estos, o su actuación con un grupo musical ruidoso, de esos que siguen la huella del Heavy metal.

Lo cierto es que solo dejo diez entradas en agosto, menos de lo habitual, entre ellas, En la Sierra,Crónica de Santander, seis días de andanzas por allí, y Dubrovnik, la expresión de un viaje, de un deseo, no realizado. Es lo que tiene agosto, no... que te da la galbana y prefieres tomar el 23 para ir a la playa, antes que retomar el blog.

Antes de irme, como siempre advierto de dos cosas, la casa no queda sola, y aunque así  fuera, el valor de mi viejo sistema informático es prácticamente cero y no hay nada mas de valor aquí, o sea.

A los usuarios les recuerdo que hay mas de dos millares de páginas en el servidor a su disposición. Este aviso, que he reiterado varias veces antes de abandonar la actividad del blog temporalmente en otras ocasiones, observo que comienza a ser efectivo, pues las estadísticas de las visitas informan de que, cada vez mas, se visitan páginas muy antiguas, que hasta yo tenía olvidadas.

Pues eso, no se limiten a agosto y encontraran, incluso, cosas que valen la pena.

En fin. Un saludo cibernauta. Hasta nuestra vuelta de la sierra.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 19 08 14.

lunes, 18 de agosto de 2014

DUBROVNIK

He bajado a La Fuente, porque el Maravillas sigue cerrado, con el cuerpo ligero. Ayer tomé una horchata en una heladería situada donde estuvo el Cine Ideal, en el barrio de Russafa, y me ha facilitado la motilidad intestinal, o sea que me he liberado de los residuos orgánicos que traje de Santander, a dios gracias.

Los que quieran saberlo todo sobre la Historia de las Salas de Cine en Valencia, pueden consultar el libro de ese mismo título, ya va por la tercera edición creo, de Miguel Tejedor, que está a la venta en El Corte Inglés. Tuve la satisfacción de contribuir a la corrección de ese libro, antes de que llegara al editor para su corrección definitiva, así que con tanto paso y repaso, seguro que no ha quedado una errata en su última edición.

Nada mas acomodarme en una mesa de la terraza de La Fuente, he recibido la visita de esa joven rarita que todos los días me pide un cigarrillo y fuego pero, hoy, solo me ha pedido el cigarrillo. Me lo fumaré en casa, ha dicho, en un tono de amabilidad que me ha sorprendido, como me ha sorprendido que, antes de pedirme tabaco, lo haya intentado en la mesa de al lado, como si le diera apuro sablear siempre al mismo. Nada que ver con su actitud de antes de mis vacaciones, una agresividad sin miramientos que parece haber desaparecido de su carácter. Que bien.
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En la mesa de al lado se sientan cuatro jóvenes que tienen toda la pinta de ser policias de paisano. Estos chicos, cuando los libran del uniforme, es decir de la uniformidad a que les obliga su pertenencia al cuerpo, parecen personas como los demás, o sea, unos mas tontos que otros.

El mas tonto ha dicho..No sabemos inglés y qué ...que aprendan ellos, el español es el segundo idioma mas hablado en el mundo, después del chino....no ha dicho chino mandarín, ha dicho chino. Este discurso me ha recordado el de Unamuno, que inventen ellos...

En cambio, otro colega suyo, además de contar sus experiencias en Dubrovnik, de las que enseguida hablaré, se ha expresado de otra manera, menos nacionalista, lamentando que aquí se doble todo, las películas, las series, despreciendo la oportunidad de familiarizarse, al menos fonéticamente, con otros idiomas, entre ellos el inglés.

A continuación ha contado sus experiencias en Dubrovnik, una ciudad croata, que conserva perfectamente su urbanismo histórico y que se asoma al Adriático, que es otra forma de llamar al Mediterráneo, desde un paisaje singular, aunque sus playas no son de arena, sino escalinatas que descienden hasta el mar, que tiene una transparencia que el nuestro ya no tiene, y cuyos fondos, a siete metros de profundidad en el lado mas cercano a la costa, se aprecian perfectamente desde la superficie. 

Si quieres playas arenosas, te vas a una de las cercanas islas y después de recorrerla de norte a sur en un motocarro, encuentras unos acantilados de vértigo que guardan en su base una playa arenosa. El poli bueno, listo, se ha demorado en detalles sobre Dubrovnik con tal elocuencia, que me han entrado ganas de terminar el café y visitar una agencia de viajes para contratar una estancia allí, pero como supongo que en estas fechas no quedará sitio libre, lo dejo para el año que viene.

Yo ya tenía noticias, información, de esa parte de Europa, cuando la cónsul de Lithuania, que supongo que no está lejos de allí, nos dió una merendola a los curiosos que aparecimos por el centro del Cármen, pues se iba de Valencia para ocupar un cargo en un ministerio, y tuvo la deferencia de invitarnos a degustar el mejor queso del mundo, que puedo dar fe de que no es francés, ni asturiano, sino lituano. 

En aquel acto, vimos unas imágenes de aquellas tierras y ahora, con la descripción de Dubrovnik del poli bueno, como que me han entrado ganas de conocer esas regiones europeas. Habrá que esperar al año que viene, ahora, si ustedes tienen tiempo y dinero....se lo recomiendo.

En fin. Dubrovnik.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 18 08 14.

domingo, 17 de agosto de 2014

LUCY

Me sonaba que Lucy es un homínido encontrado en Africa, de la especie Australopithecus, cuyos restos han sido datados en 3,2 millones de años. Una cosa vieja, no...Así que, esta mañana, cuando he intentado poner en marcha mi ordenador, sin conseguirlo, me ha parecido oportuno llamarlo así, Lucy.

En realidad, para ser preciso, no se trata de un ordenador, sino de un apaño precario que incluye un procesador viejo, una pantalla viejuna, todo ello conectado a un portatil que ayuda a dar vida a los restos de este ejemplar de la vieja edad electrónica, antes de que se generalizara el uso de los móviles multifunción.

La cosa es que anoche, mi mujer, que se acostó después que yo, porque tiene mayor resistencia a los programas refritos de la tele, se asomó al gabinete donde escribo, vió el escaparate de luces encendidas por todas partes, las del módem, las de la pantalla, las del portátil, le pareció una feria y lo apagó todo.

El drama se ha consumado esta mañana, cuando he intentado ponerlo en marcha todo de nuevo. La
conexión del modem no ha sido problema, la toma eléctrica del sistema precario tampoco pero, al llegar al portátil, el elemento mas novedoso del sistema, no me he aclarado con los botones de arranque, aún ahora mismo que todo vuelve a funcionar, hay un aviso color naranja que no tengo ni puta idea de lo que significa. Se ha quedado sin batería y solo funciona conectado a la red... no sé.

Una operadora llamó ayer a mi mujer por teléfono para ofrecerle un contrato. Ella le dijo, no tengo móvil, la operadora no la creyó, mi mujer aclaró, el teléfono figura a mi nombre pero lo usa mi hijo, la operadora insistió, debe ser usted la única persona en el mundo que no tiene móvil, pues ahora puede dejar de serlo porque, con el contrato,le ofrecemos un móvil gratis, así podrá usted ir en el bus hablando, a gritos, con todo el mundo...No me interesa, no me llame más.

Mi primer contacto con la informática profesional, en tiempos anteriores a los de Lucy, fue por razones de trabajo. Laboraba yo entonces en un importante grupo vinatero que fue adquirido por Bodegas y Bebidas, a su vez participada, entonces, por el BBVA.

Los vascos desembarcaron enseguida en la sede vinatera de Alboraya, en una bodega recién construída con un alarde arquitectónico monumental y se dedicaron a informatizar la empresa con aquellos ejemplares prehistóricos, anteriores al advenimiento del ordenador personal, que consistían en un procesador central, muy lento y farragoso y una serie de pantallas ciegas, pues hasta que no se había introducido toda la información del día y el procesador central la actualizaba, no era posible visualizar los resultados de las operaciones realizadas.

Si mi precario sistema actual, este desde el que doy la paliza cuando tengo ganas a los usuarios que llevan realizadas casi 50.000 visitas, la mitad deben ser mías, evoca la antiguedad de Lucy, aquellos cacharros primigenios con los que me inicié como usuario informático me parecen, ahora, anteriores a Lucy, y toda la civilización anterior al advenimiento de la informática, mas o menos antigua, mas o menos moderna, se me antoja algo así como una prehistoria tecnológica, antes de la revolución que nos ha transformado de cazadores recolectores de la información, en portadores de la esencia del mundo de la comunicación en un aparato que cabe en un bolsillo.

Yo no sé como viviría Lucy, hace 3,2 millones de años, pero nosotros necesitamos, de modo perentorio, un curso de adaptación a los nuevos tiempos. No puede ser que las gentes hablen a gritos en el bus, o en las plazas, haciéndonos partícipes a todos de sus intimidades, de sus rupturas sentimentales, de sus desos y ansiedades mas urgentes...es imperativo que se incorpore a los móviles de última generación una función nueva, que cuide el anonimato de las conversaciones personales. Ah..y por favor, acaben, lo antes posible, con ese nuevo vicio de la auto foto, si.

Releo esta página antes de darle fin y sospecho que Lucy, soy yo, por mi actitud anti tecnológica, que tal vez esconde la nostalgia por el modo de vida de hace 3,2 millones de años.

En fin. Lucy.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 17 08 14.

sábado, 16 de agosto de 2014

NUBES

Estás en las nubes, es algo que me dicen a menudo, sobre todo mi mujer, cuando vamos al mercado a comprar un lomo de salmón para comerlo a la plancha, y yo me quedo suspenso, ausente, pensando en lo que escribiré a la vuelta.

Hoy estoy, literalmente, bajo las nubes que cubren toda la ribera mediterránea, de Algeciras a Estambul,lo dijo Serrat, no.. Eso sin contar que Jordi, que está en la sierra, ha informado de que allí las nubes lo cubren todo, aunque no hace frío.

O sea, estamos en una tregua de un verano que, en mi opinión, no ha sido especialmente feroz, salvo para los que viven en la cuenca del Guadalquivir o por ahí. Las nubes son, además de un material efímero que oculta el sol, una sustancia poética, un lenguaje flotante que a uno le gustaría alcanzar de vez en cuando.

Cuando se convierten en lluvia, son algo mágico y si estás en un lugar elevado, ver como dibujan esas manchas pardas de lluvia en la lejanía es mucho mejor que contemplar una exposición de Madrazo a quien, como dice Antoni, se le dan bien las partes sueltas de la anatomía humana, pero no sabe juntarlas.

Sin la existencia de las nubes, no serían posibles los relatos tristes, melancólicos, de los escritores depresivos, que son legión, ni las brutales tragedias románticas cinematográficas, se imaginan Cumbres Borrascosas rodada en Sitges, que disparate.

El sol, fuente de vida, tiene el inconveniente estético, cuando está presente, de producir un contraste demasiado extremo entre la luz y la sombra, algo vulgar si lo comparamos con las hermosas veladuras de la buena pintura que mejora la realidad dejándola medio oculta tras sutiles gamas de casi imperceptibles grises.

Las nubes en verano son un regalo meteorológico que viene a dulcificar la dureza del estío. En nuestro reciente viaje a Santander dejaron unas gotas de lluvia en la terraza y su olor, el olor de la lluvia, me hizo evocar una frase literaria que leí una vez y me causó una honda impresión. "Te atravesó la lluvia y supe que eras recuerdo..". Una frase que le dice un padre a su hija muerta, y que simboliza la aceptación de su pérdida después de un largo periodo de negación.

Pero las nubes son también, no solo melancolía y tristeza, sino un aviso esperanzado del tesoro de la lluvia para centenares de miles de viticultores que, no habiendo conocido el agua de mayo, esperan la de agosto con verdadera ansia.

Los pámpanos polvorientos de las vides, que guardan racimos demasiado pequeños de fruto, necesitan del agua para dar cobijo a una buena cosecha, sobre todo de uva blanca, la que se usa para hacer champán, ese brebaje mágico que al fermentar y ser objeto de las largas manipulaciones que al final hacen que surgan las diminutas esferas de la felicidad que contiene, se convierte en compañero de las cenas íntimas de las parejas, perfectas o no, a la mayor gloria de las relaciones románticas, sean filmadas, o no.

Que mas se puede decir de las nubes, que, a veces, son misteriosas. Según contaron los noticieros hace algún tiempo, mas de un avión se ha perdido en ellas. Los restos de alguno han sido hallados, los de otros, no. Hay nubes y nubes, estas que vemos aquí, hoy, al parecer no tienen la dimensión ignota de otras, en las que los humanos se pierden sin remedio.

Me dispongo a salir al mercado con mi mujer, me pongo las gafas de sol, a pesar de que con ellas los días nublados no veo un pijo. Compraremos un lomo de salmón y una botella de champán en Mercadona. Es sábado, y queremos celebrarlo.

En fin. Nubes.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 16 08 14.

miércoles, 13 de agosto de 2014

UNA PAREJA PERFECTA

"Mientras retozábamos en la cama, después de consumar uno de nuestros juegos eróticos ocasionales, con breve penetración incluida, le dije a mi mujer, influído por el CD de Carlos Cano que había escuchado con el aire puesto, --el amor es algo muy raro, que no suele terminar bien...Ella respondió, --que va, somos una pareja perfecta. Joder. Una pareja perfecta. Me dejó anonadado.

No se si lo dijo porque cuando vamos a la compra llevamos el carro entre los dos, porque siempre viajamos juntos, o porque nunca hemos roto una vajilla. Tuvimos unos amigos que cada semana rompían una vajilla, por lo de la reconciliación.

O tal vez lo dijo porque llevamos mas de cincuenta años juntos, nos conocimos en un guateque cuando yo hacía de matón controlando que los invitados pagaran y ya nunca nos hemos separado. El primer viaje juntos lo hicimos a Galicia, en un R5 que subimos al auto tren en dirección a la Coruña, pues yo debía impartir allí unas clases en un seminario de economía social. Cuando llegamos, nos habían apedreado, desde una pasarela instalada por encima de la vía, la luna del coche, pero solo teníamos veintiseis años y no ibamos a dejar que aquello nos amargara el viaje. Durante quince días recorrimos los mejores restaurantes de las Rias Altas, acompañados por un experto magistrado que también daba clases, y lo sabía todo de las técnicas para entrar en unos sitios, y en otros no.

Pero, que tiene que ver esto con la perfección. Compartir mas de media vida juntos no convierte en perfecta a una pareja sobre todo porque una pareja son dos, y basta con la imperfección de uno para que el conjunto se resienta.

Creo que no soy un amante perfecto. En mi primer trabajo, a los trece años, un compañero muy informado nombró una cita de Lord Byron. "La prisa es enemiga de la perfección". Creo ser un amante impaciente, apresurado, con esa limitación, la de no ser un amante perfecto, puede uno ser parte de una pareja perfecta...no sé.

A lo mejor, después de cincuenta años, las exigencias del cónyuge se han adaptado a las limitaciones del compañero y si, puede percibir esa perfección, porque valora de otra manera las cosas que le interesan.

Cincuenta años es un lapso de tiempo muy largo, pero no tiene que ser, necesariamente, un camino de perfección, en mi caso yo diría que ha sido una sucesión de episodios de supervivencia, sobre todo, a partir del momento en el que me diagnosticaron una peculiaridad que tiene diversos nombres, uno de ellos, bipolaridad.

De la condición perfecta de persona humana de mi mujer no tengo ninguna duda pues, cuando sucedió aquello, pudo haberme abandonado a mi suerte, otras mujeres lo han hecho, y ella no dudó en quedarse a pie de obra, afrontando con entereza aquella crisis, hasta que, ambos, conseguimos superarla.

Reflexionando sobre todo ello, concluyo que somos una pareja, a la vez, perfecta e imperfecta. La perfección la pone ella, yo, la imperfección.

Tal vez por eso, cuando viajamos con amigos, yo voy demasiado pendiente de los muslos de la compañera de viaje, y encima lo cuento. Les diré porqué lo cuento. Cuando tienes una peculiaridad rara, en mi caso la bipolaridad, expresar esa rareza la convierte en algo normal, y eso te ayuda a vivir con ella."

En fin. Una pareja perfecta.

LOEHNGRIN (CIBERLOHENGRIN) 13 08 14.

lunes, 11 de agosto de 2014

EN VALENCIA

Todavía con la resaca del viaje a Santander, con la memoria llena de imágenes norteñas, el clima montañoso de Reinosa, los abundantes y caudalosos ríos, la sensación de prosperidad económica que ofrece el urbanismo santanderino, no me acostumbro a reconocer el clima de bochorno que he encontrado a mi vuelta, ni el distinto impacto de la crisis económica en unos y otros lugares, aquí, claramente mas visible que allí..

Aunque es cierto que deambulando por un barrio marginal de Santander vimos una institución de caridad con gente esperando a la puerta para poder comer, y algunos edificios escondidos de factura modesta, con las fachadas decoradas con la ropa tendida,  es tanta la potencia urbanística de esa ciudad, donde las casas de recreo son auténticas mansiones, y la actividad turística desborda su capacidad, que la sensación general que recibes de los santanderinos es, hostia, estos si que son ricos.

No se si es porque hemos pasado todo el día en casa, descansando, sin leer periódicos ni ver la tele, casi sin movernos porque si te mueves comienzas a sudar copiosamente, que tengo una sensación muy rara, la de haberme equivocado al volver aquí demasiado pronto. No hemos salido a la calle porque uno de nuestros hijos va a venir a casa, antes de salir de viaje a La Toscana. La mayor está en Brighton, con su familia, y Jordi ha llamado desde Denia, está en casa de un amigo.

Es probable que estemos aquí un día o dos mas, luego nos iremos a la Sierra, porque suponemos que allí están nuestros vecinos y tanto ellos como nosotros, nos encontramos a gusto compartiendo las vacaciones en la sierra.

Entre tanto, no se que decir de nuestra estancia en Valencia. Solo que desearía estar en otro sitio. Que raro, no... Esto parece un síndrome post vacacional. Para evitarlo, mañana tomaremos el 23 y nos iremos a la playa. No es el Cantábrico, pero está bien....no...

Ya estamos aquí otra vez. Un saludo cibernauta.

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 11 07 14.

CRÓNICA DE SANTANDER

Santander me ha parecido un semicírculo abierto con sus playas atestadas, regido por un matriarcado de mujeres renegridas, robustas y autoritarias, que han conseguido que no haya un puto papel en sus calles, pero no han podido evitar que los estacionamientos próximos a la costa estén desbordados. Ni se les ocurra alquilar un coche para tener libertad de movimientos, cuando intenten estacionarlo para acceder a la playa comprobarán que es imposible, y ustedes se habrán convertido en esclavos del supuesto vehículo liberador, sin posibilidad de abandonarlo para caminar un poco.

El oficio de turista, la verdad, es de lo mas chungo. Jornadas de doce o catorce horas y encima tienes que pagar tú. En fin, dejemos la broma y pasemos a la crónica de la visita a Cantabria, siete dias beautiful, lejos de las temperaturas extremas del este penínsular.
....
Tomamos el Ave por la mañana en dirección a Madrid. Ya en Atocha, mientras esperábamos la hora de embarcar en el Alvia con destino a Santander, después de tomar el enlace Chamartín-Atocha, será por trenes, nos comimos los bocatas que llevábamos en el bolso, en un patio de la estación.

Hay que decir que Lola y Antoni han sido, como siempre, unos compañeros de viaje estupendos. Lola se ha encargado de la planificación de los horarios y los enlaces y no hemos tenido ningún problema, bueno si, uno, si se puede llamar problema a mi fijación por mirarle los muslos a Lola a la menor oportunidad, en fin.

Llegamos a Santander ya atardecido, tomamos el bus 1 y nos encontramos con la agente inmobiliaria con quien habíamos contratado por Internet el alojamiento, que resultó ser medio dúplex en un barrio residencial, en una urbanización con piscina, un inmueble de construcción reciente, con una magnífica terraza protegida por una sombrilla, desde la que hemos visto evolucionar la luna estos días, mientras Encarna veía una estrella fugaz. Ella es la única que tiene esa habilidad singular para ver las fugaces.

Una vez instalados, volvimos al centro y en una calle cercana al puerto, no se si Cádiz, o próxima a ella, cenamos de ración en un sitio que nos pusieron unas rabas perfectas de textura y con auténtico sabor a mar, además de otras cosas que no recuerdo y unas cervezas Alhambra de las nuevas, que están de muerte.

Antes habíamos ido a Mercadona a comprar para los desayunos, poca cosa mas pudimos hacer, dado lo avanzado de la hora, yo, si acaso, seguir mirando los muslos de Lola.

El primer día completo de nuestra estancia en Santander tomamos el bus turístico para hacernos una idea de las posibilidades del lugar en que nos encontrábamos, que resultaron ser muchas. Lo que nadie esperaba es que, recién abordado el bus, subieran cuatro periodistas, dos de radio, dos de TVE1, y se pusieran a hacer sendas entrevistas a Encarna y Lola.

Me parecieron las entrevistas mas sosas que he visto en mi vida, no por culpa de las chicas, sino de los supuestos periodistas. Parecían tan poco profesionales, que llegué a pensar si serían yihadistas disfrazados, que querían hacernos saltar por los aires en represalia por lo de Gaza.

No pasó nada, salvo que visitamos Puerto Chico y el Sardinero, llegamos hasta el Golf, fuimos a la Magdalena, en fin todo el lado Oeste de las playas de Santander, aunque la Bahía la dejamos para otro día, y nunca la visitamos, salvo desde las ventanillas de los autobuses que tomamos en los días siguientes.

Ese día comimos en Puerto Chico, en la Compañía, unas patatas con calamar que sabían a all i pebre y cuando abandonamos el bus pasamos un rato en un parque cuya atracción mas singular era un tío vivo de dos pisos, que parecía tener por lo menos cien años, y aún funcionaba, no como yo, que tengo setenta y me cuesta funcionar.

A la mañana siguiente, tomamos el autobús para pasar el día en Oviedo. Casi doscientos kilómetros, pero fue una propuesta mía, porque yo había querido que estas cortas vacaciones transcurrieran en Oviedo, porque Santander ya lo conocía y Oviedo no, pero me convencieron.

Así como Santander es una ciudad abierta en semicírculo al mar, Oviedo es una ciudad cerrada sobre si misma y el círculo de su barrio mas histórico responde a la calificación de vetusto, una palabra que aquí encuentras por todas partes, así como alusiones a la Regenta, en suma, Oviedo es una ciudad fundamentalmente literaria y cerrada en su vetustez, mientras que Santander, tal vez por el incendio que la devastó en el siglo XIX parece toda ella de nueva planta.

Estos días hemos visto por todos lados peregrinos que van camino de Santiago y en todas partes el símbolo de ese peregrinaje, la concha pegada a la pared indicando direcciones o la proximidad de albergues, y los andarines en los márgenes de las carreteras luchando, a veces, con temperaturas demasiado altas para los lugares donde estamos, imagino que las temperaturas de los lugares que hemos dejado para venir aquí, serán todavía peores.

No se en que momento del día entramos en el mercado de pescado de Santander. Para un forofo del pescado como yo, fue un espectáculo deslumbrante. Nunca hubiera imaginado que a los humildes bacaladitos les llamaran aquí lirios. De hecho cuando vi en una carta los lirios rebozados, yo creía que eran esas flores amarillas o moradas de hojas duras, que lo mismo sirven para impedir el paso a los cangrejos en l'Albufera, que para soñar con ellas, pues su dureza evoca las nalgas de una virgen madura, si es que tal cosa existe.

Después de la visita a Oviedo alquilamos un coche, un Chrysler Voyager, para conocer mejor Comillas, Santillana, Suances. El Capricho de Gaudí, la casa encargada por un señor que se murió prácticamente sin llegar a habitarla, nos llevó casi toda la mañana.

Me pareció curioso como sus muros exteriores, de vulgar ladrillo caravista, habían sido transformados por Gaudí con el sencillo procedimiento de colocar piezas de cerámica con el dibujo de un girasol encima de parte del caravista, logrando así un aspecto lleno de color y originalidad. El elemento decorativo del girasol, presente en todas partes, responde a un simbolismo, pues las estancias de toda la casa están orientadas de manera que, a lo largo del día, el sol esté presente en alguna de ellas. No se porqué, yo recordaba, de una visita anterior, que el tejado era de teja vidriada. Pues no. Ese tejado está en una casa vecina, no en esta.

En Santillana, después de la visita de rigor, tuvimos la suerte de recalar en un restaurante de aspecto señorial, con una amplia y sombreada terraza -pillamos la última mesa que quedaba a la sombra- donde conocimos las delicias del cocido montañés que, servido a una temperatura moderada, se puede tomar perfectamente aún en el mes de agosto, sí. Alargamos la sobremesa en aquel delicioso lugar, antes de intentar visitar las playas de Suances.

Digo intentar, porque no pudimos estacionar cerca de ninguna de sus maravillosas playas, lo mas cercano que encontramos para deshacernos del Chrysler fue el faro de Suances, imposible acercarse, con vehículo, a ningún otro sitio. Tuvimos la brillante idea de hacer unos cuantos kilómetros para visitar las playas desde el lado este. Nada, ni por esas. Podemos decir que pasamos por Suances en visita panorámica, pero sin posibilidad de patear nada.

Los días siguientes, devolvimos el coche, y volvimos a los autobuses inter urbanos. Al día siguiente nos limitamos a tomar el bus hasta el sardinero, luego bajamos, a pié, que locura, hasta Puerto Chico, donde tomamos unos pinchos decentes para comer.

En Santander hay un antiguo mercado reconvertido para usos turísticos. En su fachada hay un cartel con ladrillo cerámico que anuncia la salida de los barcos a la Habana. Conviene recorrer el edificio, disfrutar del cartel, pero ni se les ocurra comer allí, seguramente la pasta que le han pedido al restaurador de allí por la exclusiva del lugar, le impide cumplir con una relación normal de calidad precio.

Laredo tal vez ha sido el lugar que mas nos ha gustado de Santander. El barrio que se corresponde con el recinto antes amurallado para defenderse de los piratas, tiene el mismo sabor histórico que cualquiera de los que hemos recorrido, pero sus playas, inmensas, imposibles de abarcar a pié, tienen una personalidad única, por las dunas que las habitan, que no he visto en otros lugares.

En el Sardinero habíamos paseado con los pies desnudos por el Cantábrico, que no estaba especialmente frío, pero estas playas de aquí tienen una dimensión propia, inabarcable. Tomamos un trenecillo turístico, que nos llevó a la Atalaya, el punto de observación mas alto de Laredo, por un camino endiablado, y desde allí disfrutamos de la mejor vista de toda Cantabria, lástima que a Antoni se le han agotado las pilas de la cámara y no podemos documentar esa sensación. Comimos en una terraza, por 14 euros, salteado de verduras y bonito a la plancha. Muy bien.

Por el camino de vuelta vimos vacas varias y una cabra, y comenzamos a notar un sentimiento de nostalgia anticipada por nuestra inminente partida de Cantabria.

La noche que precedió a nuestra partida cenamos pollo frío con champán, acompañado de piña natural y melón, en la magnifíca terraza del inmueble en el que nos hemos alojado estos días. Después del oportuno brindis, abrimos un debate sobre ciencia astronómica, en relación con la posición y la trayectoria de la luna. En honor a la verdad, debo reconocer que no estuvimos muy brillantes.

El día de nuestra partida, vimos una exposición de dibujos de Madrazo quien, según Antoni, dibuja muy bien partes sueltas de la anatomía humana, manos, cabezas, pero, cuando las junta, la caga.

Si tuviera que elegir la sensación visual que me ha marcado en este viaje, no sería Santander, Puerto Chico, el Sardinero, Oviedo, la casa de Gaudí en Comillas, Santillana, Suances o Laredo, no serían sus calles, monumentos, sus parques o sus playas, serían, sin duda, los muslos de Lola. En fin.

Hola, de nuevo.

En fin. Crónica de Santander.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)11 08 14

sábado, 2 de agosto de 2014

AVISOS Y ESPANTADAS

Las tres últimas páginas publicadas, producto de nuestra estancia en la sierra, han sido introducidas en el blog en orden inverso al que fueron escritas, precisamente para que aparezcan en su orden originario. Esto es así porque el ordenador cascó la semana pasada, sin tiempo para avisar a los usuarios, como acostumbro.

Ahora vuelvo a navegar desde un extraño artilugio, mi viejo teclado y mi vieja pantalla conectados a un portátil, y este conectado a la red. Así, las tres páginas, En la Sierra, Epílogo y El Regreso, es aconsejable leerlas en ese órden.

Han sido escritas con papel y boli para ser luego transcritas al blog y sospecho que ese procedimiento arcaico, tal vez da mejores resultados que la escritura directa, en caliente.

Sea como fuere, como la semana próxima estaremos en Santander, me despido ya de los usuarios por si el invento desde el que escribo casca antes de partir. La casa no queda vacia, aviso. A nuestro regreso daré la crónica del viaje, que promete ser divertida, porque hay huelga de ferrocarriles y debemos enlazar en Madrid, o sea.

En cuanto al ordenador, me pregunto porqué no compro, ya, uno nuevo. Por la misma razón que he tardado un año en arreglar el aire del coche y a veces tardo tres días en cambiarme de calzoncillos, pura pereza.

Esto debe estar relacionado, también, con la ofensiva de los políticos jóvenes que van a expulsar del planeta a los viejales. Cuando ya casi no queden viejales, los que hayamos esperado pacientemente, sin hacer nada, ante la escasez de gente madura, interesante, tal vez resultemos mas atractivos, nos coticemos más, tengamos mejor caché, por eso prefiero esperar, sin tomar decisiones, como Rajoy, a que las cosas pasen.

Mientras tanto, en el servidor hay miles de páginas que pueden ser consultadas, no todas interesantes, algunas reiterativas, los usuarios fieles ya lo saben, y saben buscar, los nuevos, pues lo mismo. En fin.

Hasta la vuelta de Santander, si el invento no se ha roto, o hasta luego, si tengo ánimo para añadir algo mas.

Un saludo Cibernauta.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1 08 14.

EN LA SIERRA

La primera bocanada de aire serrano me supo a gin tonic. Bajé del coche y mientras Encarna llenaba una botella con agua del cercano manantial, yo dilaté el diafragma, me puse las manos en la barriga, abrí los pulmones como había aprendido a hacerlo en el aula de teatro y los llené con tres litros de aire, antes me cabían cuatro, que venía del norte de la sierra.

Al expirar, pude ver claramente como salía de mi boca el aire viejo, de un tono ocre, producto de los treinta mil paquetes de tabaco que he fumado desde que tengo recuerdos. En ese momento, sentí que estaba en el paraíso.

Dos horas mas tarde, cuando mi mujer me puso en la cara la crema para la dermatitis y las moscas comenzaron a comerme, tuve la certeza de algo que sospechaba, que la felicidad es una sensación efímera. ....

La vida ordinaria, cuando no está marcada por la tragedia, suele ser una sucesión de momentos felices y monótonos, estos últimos suelen ser mas duraderos, a menos que trabajes para una productora de televisión visitando selvas y quebradas o navegando las costas peninsulares o insulares en un barco chiquito.

No es mi caso, no soy un aventurero, aunque llevo algo mas de siete años ocupado en la aventura de mi mismo,del lenguaje,del blog, pero ahora estoy varado porque mi embarcación, el ordenador, ha sufrido una vía de agua y parece en trance de hundirse para siempre, sin que me pueda comunicar por radio con quien puede reflotarlo.

Estoy en la casa de la sierra trinchando el pollo, desecho la piel y reservo la osamenta para hacer un caldo. Cuando venimos aquí, el primer día solemos comer pollo frío con cava Cabré Sabaté Brut, un vino que, tomado a la temperatura fría adecuada, da algo de felicidad por solo 1,65 E.

La radio no para de retransmitir desdichas, el mundo parece ser así, pero el pollo con champán nos ha dado eso que se llama un momento feliz. Sí.

El viento se hace dueño de la sierra a la una de la tarde del segundo día de nuestra estancia aquí. Me desperté de la duermevela que siguió a un intento fallido de entrar en la novela de Luís Herrero, un tipo que no me cae bien, ni mal, porque tengo en mi memoria su careto de periodista franquista.

Al salir al porche de la casa, Encarna, ahora mejor lectora que yo, está concentrada en la lectura de una novela que, en la etiqueta de la biblioteca ofrece el testimonio de sus muchos lectores, en forma de un número infrecuente de préstamos, una trama novelera que al parecer incluye numerosos episodios relacionados, no se si con la repostería o el erotismo.

Después de pedirle parecer a Encarna, saco de la nevera el taper con la ensaladilla que toca hoy, le añado el huevo cocido y las aceitunas troceadas, el contenido de una lata de caballa, lo remuevo un poco con la cuchara y lo dejo en el banco de la cocina para que se atempere antes de servirla, y escribo esta veintena de líneas para suavizar el mono de ordenador que sufro desde que su avería me impide navegar por el ciberespacio, una dimensión mas amplia que la navegación por las costas peninsulares.

Luego de escribir estas líneas me asomo el porche y compruebo que sí, el viento se ha hecho dueño de la sierra.

En fin. En la Sierra.


LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 31 07 14.

viernes, 1 de agosto de 2014

EPÍLOGO

La otra tarde, mientras escuchaba Radio3, un ratón pasó a toda velocidad junto al poyo de la chimenea. Por la noche, Encarna, puso una ratera con un trozo de queso, por la mañana, comprobamos que el ratón se había comido el queso, pero no había caido en la trampa. Así de listos son los ratones por aquí.

 Al volver de la compra, cargados con las bolsas, Encarna entró la primera en la casa y enseguida escuché un alarido de terror.Qué pasa, pregunté. Una culebra de mas de medio metro se ha deslizado entre los bajos de la cocina.

Encarna me dió un escobón, para que cazara a la fiera, pero la caza no es una de mis habilidades. Por mucho que escudriñé con la escoba bajo la cocina, allí no había nada. Lo que hubiere se había ido y sospecho que tal vez medía cerca de medio metro, pero no mas y, según Encarna, no parecía haberse comido el ratón `por el aspecto liso de su aparato digestivo.
....
El día de nuestra partida, intentamos dejar lleno el depósito aéreo con el agua del aljibe que proporciona suministro a la fontanería de la casa, pero un accesorio de la manguera que conecta con la bomba que lleva el agua al depósito tenía la rosca mal, así que dejamos el depósito medio lleno.

Cuando Encarna insistió en que llenáramos el bidón del riego que está fijo junto al murete del paellero, comprobamos que alguien se había llevado un metro de manguera y al agua no llegaba hasta el bidón. Encarna echó de una vez el agua al macizo de los romeros, los lilos, las gauchas y el almendro, que la debían haber recibido por medio del goteo, durante varios días. 

Nos sentamos a la sombra, a punto de hacer el equipaje, cuando Encarna dió un grito, señalando a la terraza. Un fardacho de buen tamaño corría por la terraza a cobijarse bajo los romeros, después de haber abrevado en el charco de agua que dejamos en nuestros intentos fallidos. 

Ratones, culebras, fardachos, todos han elegido ser nuestros huéspedes, debe ser porque estamos en la sierra. O, tal vez, hay una sequía terrible y los bichos buscan el agua hasta en las casas de los residentes temporales. No sé.

 En fin. Epílogo. 

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 31 07 14.

EL REGRESO

El viaje de regreso desde la sierra ha sido muy confortable porque, atendida la sugerencia de mi mujer, o arreglas el aire o no viajo mas contigo, encargué al mecanico que reparara el aire acondicionado del coche. Ella tenía razón, se viaja mejor.

Al llegar a casa me metí en la ducha para aliviar el golpe de calor del entorno urbano y al salir comprobé que mi desnudez aún no está al patético nivel que corresponde a mi edad, aunque le falta poco. Peor que la desnudez son los temblores recurrentes de mis manos.

El médico dijo que no es Parkinson, sino temblor esencial.
 ....  
Le agradezco al médico que dijera que tengo algo esencial. Esencial sugiere algo concentrado que huele bien y es un término que suena mejor que trascendental, aunque choca con superficial,así se podrían calificar los contenidos del blog, algo inevitable si quieres escribir cada día.

Lo de concentrado que huele bien tiene sus excepciones, el otro día me dijo mi mujer que huelo a viejo y a guarro, porque tardé dos días en cambiarme de calzonzillos.

No le confesé porqué lo hago alguna vez, desde que un periodista erudito, en una visita turística, leyó un texto antiguo sobre los olores corporales y el uso que hacían los antiguos de esa atracción genital como arma de seducción. 

Yo lo intento, procuro oler a choto, a ver si resulto mas atractivo, pero no tengo pruebas claras de que eso funcione, al menos, con mi mujer, parece que no funciona. En fin.

 En fin. El Regreso.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 31 07 14.

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