"Estaba yo, hoy, fumando un cigarro en el balcón, contemplando la belleza de la fuente ornamental de la rotonda, luego de regresar de comprar tabaco en el chino y la prensa en el quiosco, cuando una imágen sobrecogedora se ha impuesto a mis ojos.
Un anciano cruzaba un paso de peatones con una lentitud sobrecogedora impuesta por el paso de la edad. La lentitud...algo sobrevenido que no esperamos pero que a todos y todas nos acecha. La lentitud es, además, la ausencia de rapidez de movimientos, una incapacidad para asumir los tiempos que la vida nos exige, que imposibilita nuestra adecuación a los ritmos de la vida actual...
No obstante, la lentitud puede ser, a la vez que una limitación para el movimiento, un nuevo modo de contemplar la vida y sus avatares de un modo más sereno, contemplativo, una experiencia nueva repleta de sensaciones que nunca antes de la ancianidad habíamos experimentado....
No me siento un anciano, pese a mis setenta y siete años ya vividos, sino alguien que contempla la vida desde su balcón con una serenidad adquirida a través de mi más o menos ajetreada vida...
Desde aquellos tiempos en que mis ocupaciones profesionales me llevaban a viajar hasta Madrid para descubrir, por medio de mis habilidades de auditor, los engaños de aquella empresa participada en la que sus gestores trataban de ocultar sus pérdidas a los inversores de Valencia por medio de revalorizaciones de sus activos que no respondían a la verdad de los hechos y que finalmente fué liquidada a consecuencia de mi informe...que crueldad, no?
La vida transcurre lenta, a veces, pero el poso de lo vivido nunca desaparece, ahí queda a disposición de quien quiere revivirlo, sea con lentitud o en un suspiro...."
Pido disculpas a quienes se acercan por aquí por las chorradas escritas hoy, con lentitud, sí, o sea....
Chao, pibes.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 27 09 2021