domingo, 15 de abril de 2007

ANTÁRTIDA

Veinte grados sobre cero en la Antártida. En los bistrots mas chic de París se sirven en botella de vidrio verde, porciones licuadas del hielo del glaciar patagónico Perito Moreno. El clima monzónico sobrevenido en la meseta castellana ha convertido al budismo, facción tibetana, a los hinchas del Real Madrid que ahora llenan su estadio los domingos por la tarde con bonitas túnicas de color naranja dando a los eventos deportivos un aire cítrico y colorista muy apreciado por los cronistas deportivos de siempre, quienes, a pesar de los cambios habidos en el entorno planetario, siguen manifestando su proverbial estulticia a través de los micrófonos, como si nada hubiera sucedido.

En D´alt Vila, el refugio de la mística ibicenca, el culto a la maría ha sido sustituido por el esnifado clandestino de pequeños restos de hielo ártico, que, después de su uso comunitario, se guardan en urnas debidamente acondicionadas. Los domingos, hordas de turistas acuden a los lugares de culto donde se conservan esas reliquias, para postrarse ante esos mínimos fragmentos cristalinos, que despiden un brillo azulado al que las leyendas urbanas atribuyen poderes afrodisíacos.

El nuevo capitalismo climático, sucesor del viejo invento de la globalización, hace subir las cotizaciones de bolsa con velocidad de vértigo, gracias a la astucia de los viejos zorros inversores que aprovecharon, en el inicio de la nueva era, los fondos destinados por los gobiernos para combatir el cambio de clima, para entrar a saco en los sectores de energías alternativas, producción de agua a partir de las materias primas atmosféricas, consultorías fantasmagóricas, tecnologías y diseños novísimos y otras zarandajas parecidas, con el claro objetivo de reconducir hacia sus bolsillos los recursos liberados por la inevitable contención del consumo, destinados a pagar nuevos impuestos a los gobiernos reconvertidos en policía climática planetaria.

En Heliópolis se siguen celebrando las ediciones sucesivas de la América´s Cup, aunque ahora el puerto deportivo está ubicado en lo que fue el barrio del Carmen, y siguen gobernando, como hace cien años, los conservadores, que en cada legislatura anuncian la puesta en servicio de tres docenas de autobuses nuevos, con motores propulsados por biodiesel y etanol, aunque la prensa opositora sostiene que son siempre los mismos, repintados para cada campaña electoral.

En ese mismo lugar han proliferado los espacios urbanos que un político murciano ya desaparecido dio en llamar ciudades. A los que se edificaron a principios de siglo, llamados ciudad de las artes y las ciencias, ciudad de la justicia y demás, ahora en zona sumergida, se han añadido la ciudad de los carcamales, bloques de edificios por cuyas ventanas asoman los rostros tristes de los ancianos en desuso, que ya alcanzan dos tercios de la población; la ciudad penitenciaria, complejo carcelario que se tuvo que edificar a toda prisa para albergar a los numerosos reclusos que generaron los históricos procesos por delitos urbanístico climáticos que se incoaron antes de que los espabilados de las finanzas descubrieran que las catástrofes climáticas eran una nueva oportunidad de negocio, lo que dio lugar a una amnistía masiva. Ahora esos espacios carcelarios, reconvertidos en discotecas, reciben el nombre de ciudad del ocio, y junto con los recintos para conciertos establecidos en la antigua selva amazónica, ahora convertida en un erial, son los centros de diversión mas visitados del planeta.

Veinte grados sobre cero en la Antártida. Las nuevas rutas de navegación abiertas por el deshielo de la región antártica, han promovido un proceso inversor sin precedentes de la industria turística, que ha desviado los flujos de clientes que antes elegían el Caribe, cuyas islas hace decenios que quedaron sumergidas, hacia ese nuevo destino paradisíaco. El colmo del lujo asiático de esas instalaciones hoteleras es el Hotel Mc Kinley, solo para privilegiados, cuyo balneario ofrece los servicios de baño en hielo fósil. Esa experiencia única atrae a los personajes mas enriquecidos del planeta, que pagan verdaderas fortunas por colarse en las listas de espera.

La población mundial ha experimentado un crecimiento exponencial, mas que proporcional al aumento de la temperatura media del planeta, al que los biólogos atribuyen un incremento exacerbado de la promiscuidad sexual. La distribución espacial de ese crecimiento desaforado es desigual. Hay regiones envejecidas. Europa es una de ellas y Heliópolis el lugar con mas ancianos por cada mil habitantes, mientras que en las nuevas tierras de oportunidad liberadas por el cambio del clima, la edad media de la población residente no supera los treinta y seis años.

El hombre mas rico del planeta es el presidente de Air Bottle Corporation, que dispone de cien plantas para envasar aire respirable embotellado y ha desplazado a Coca Cola del negocio de refrescos, ahora reconvertido, por la escasez de agua, en productos a base de oxígeno enriquecido con diversos aromas, que los nuevos consumidores esnifan con placentera naturalidad, a la mayor gloria de las arcas del magnate.

Puede parecer que esta crónica ucrónica es disparatada, dictada por una imaginación calenturienta alejada de la realidad, pero me siento en la obligación de recordarles a ustedes que ya antes han sucedido cosas parecidas. Los volcanes sepultaron en la antigüedad ciudades enteras. Se dice que Pangea era un continente único, antes de ser fragmentado, retorcido, moldeado, partido y vuelto a moldear por las fuerzas geológicas. Que donde hubo desiertos, antes hubo mares, y los océanos actuales fueron tierra firme alguna vez, de modo que no se trata, en realidad, de ucronía, sino del punto de vista. Cuando uno expande su punto de vista lejos del limitado ciclo vital humano, cuando adopta un punto de vista geológico, entonces, solo entonces, es capaz de trascender el mezquino horizonte del corto plazo. La novedad aparente es que la especie humana tiene mas peso desde hace dos siglos en la generación de los cambios en la naturaleza. Pero ese proceso no es nuevo, en realidad.

Comenzó cuando Prometeo regaló generosamente el fuego a los humanos, sin reparar en lo que serían capaces de hacer con el. Desde entonces, la influencia de la actividad humana en la naturaleza no ha dejado de estar presente en el planeta. Lo que ha cambiado en los últimos tiempos es el énfasis, la aceleración de esa influencia, pero en absoluto es un proceso sobrevenido de pronto, sino que esa capacidad destructiva y creativa parece formar parte, desde el principio, de la naturaleza humana.

En fin. Tengo que dejarles. Es sábado y voy a una fiesta. Un buen amigo ha conseguido una caja de botellas de aire aromatizado. Me he pedido dos botellas con aroma de ciruela claudia. Una para mi, otra para mi pareja. Me pierdo por las ciruelas claudias. Otra leyenda urbana dice que son geronto afrodisíacas.

Lohengrin. 04//07.

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