miércoles, 7 de febrero de 2007

CAMBIO CLIMATICO

1. Planificación Estratégica/Globalización

Aviso para navegantes. No voy a aplicar un enfoque científico a este concepto de rabiosa actualidad, el cambio climático, sino una mirada que tal vez pueda calificarse de cínica y descreída, poniendo el énfasis mas en el uso del concepto --lo que se nos viene encima-- que en el concepto mismo.Hecha esa aclaración, voy a introducir el tema, primero, con relación a una técnica de gestión de los acontecimientos y las realidades económicas que apareció hace un par
de decenios, llamada Planificación Estratégica. Asistí a un curso de esa especialidad en su día, mas por curiosidad intelectual que otra cosa, porque ni soy político, ni dirijo ningún grupo empresarial, pero no me son ajenas las prácticas empresariales por haberlas conocido de cerca durante mi dilatada vida activa. La Planificación Estratégica nació, como Internet, en el seno de los Estados Mayores de las organizaciones militares occidentales. Después, sus aplicaciones se extendieron a la vida civil. Políticos y gestores se interesan por este instrumento de gestión. Hoy es frecuente oír hablar de Planes Estratégicos a los responsables municipales de grandes ciudades, y de marketing estratégico a los gestores de los grandes grupos empresariales. Pues bien, esa terminología nace de la vulgarización de aquella técnica, antiguamente militar.

El Espasa define la estrategia como un conjunto de reglas que permiten tomar la decisión óptima en cada momento. La Guerra de Irak es un ejemplo, claro y actual, de aplicación rigurosa de esa metodología, solo que las reglas fallan cuando se basan en premisas erróneas, por muy riguroso que sea el método aplicado. Hay quienes opinan que ese acontecimiento no fue planificado. Yo estimo que se planificó, si, pero sobre bases poco realistas.

En su aplicación a las actividades empresariales y políticas, la Planificación Estratégica tiene un contenido temporal importante. Antes de su generalización, las empresas hacían planes de ámbito anual, porque ese era el período utilizado para medir sus resultados, su ejercicio económico. Se introduce la estrategia en el ámbito empresarial para situar los planes anuales en un marco mas ambicioso y comprensivo de la realidad económica y sus tendencias observables, que incluye, tanto procesos de inversión de alcance plurianual, como cambios y mutaciones del entorno que, aunque mas lentos, son observables y con influencias previsibles en el corto o medio plazo.

Los elementos conceptuales mas importantes de la Planificación Estratégica son, las
Amenazas y Oportunidades, en relación con los cambios y mutaciones detectados o previsibles, sus posibles efectos sobre las actividades del grupo empresarial que planifica, y su influencia sobre el modo de gestionar los acontecimientos y realidades para adaptarse, con éxito, al nuevo entorno. Otro elemento esencial es la Cadena de Valor. En un grupo empresarial importante, suele haber una diversidad de actividades, y no todas generan el mismo valor añadido
(margen, para entendernos). El análisis de la cadena de valor permite, mediante la aplicación de la planificación estratégica a la estructura interna del grupo, identificar aquellas actividades que generan mayor o menor margen, y orientar una política a medio o largo plazo que maximice el beneficio y el crecimiento empresarial, invirtiendo en las actividades mas rentables y abandonando las menos interesantes.

El Marketing Estratégico es otra herramienta esencial en la planificación que nos ocupa,
pues trata, básicamente, de superar el concepto tradicional de la publicidad, relacionado con las acciones de comunicación cotidianas relativas a los productos o servicios que el plan anual establece, tratando de moldear la demanda de los consumidores con un alcance mayor. Es muy visible en la publicidad de las compañías eléctricas o de telefonía, entre otras. La imagen de marca, la fidelidad del cliente y la influencia en los hábitos de consumo son elementos esenciales de su campo de actividad.

El arte mas complicado del Plan Estratégico es elegir bien las variables que reflejen con
fidelidad y con cierta permanencia, las realidades y acontecimientos económicos y sociales que el plan debe considerar como prioritarias, entre el conjunto de sucesos y tendencias observables del entorno, puesto que el éxito o fracaso de todo el desarrollo posterior de la planificación va a depender de esa elección correcta o errónea.

A juzgar por lo que ha sucedido en el mundo desde 1.989, cuando se volatilizó el imperio soviético, cambió el equilibrio de poderes y un nuevo capitalismo de mercado de verdad derribó los obstáculos que lo frenaban, --sindicalismo, regulaciones estatales, fronteras y demás-- da la impresión de que algunos planificadores, los que apostaron por el predominio del mercado y la desregulación de los obstáculos normativos que frenaban la expansión mundial de las empresas, --lo que se ha dado en llamar globalización-- acertaron plenamente en el análisis de sus amenazas y oportunidades, en la percepción del entorno y en la definición de sus objetivos. Hasta hoy.

2. Cambio Climático

Desde que la comunidad científica ha informado públicamente de la alta probabilidad de que el modelo de producción, energía y consumo actual nos lleve al desastre, sin paliativos, ese revulsivo está presente en las actitudes y declaraciones de políticos, financieros y jefes de conglomerados industriales con presencia en los mercados globales, y es muy ilustrativo detenerse en algunos casos concretos, para intuir lo que puede suceder en el futuro con el uso de este concepto, a nivel mundial.

En primer lugar, tomemos el caso de Al Gore. Un político actualmente en la oposición, con un currículo antiguo de preocupación por el medio ambiente, aunque no creo que se le deba calificar de Ecologista, al menos en el sentido militante que tiene en Europa esa etiqueta. Su gira por países europeos para exhibir su ya famoso documental “Una verdad incómoda” y sus entrevistas con políticos en activo, presidentes de gobierno y agentes sociales y económicos, ya ha producido reacciones de los grandes jefes de conglomerados industriales de su país, que reconocen sus actividades --no han tenido tiempo de reaccionar en términos estratégicos-- como una amenaza para sus intereses.
El portavoz de uno de los mas grandes fabricantes de automóviles ya ha mandado decir en la prensa que la fabricación de vehículos no contaminantes elevaría su coste mas de tres mil euros por unidad. Seguramente, habrá muchas mas reacciones de este tipo, que parecen mas dictadas por el pánico que por un análisis sosegado del asunto. Este caballero, el fabricante, se siente amenazado.

El gobernador de California, ese actor de apellido impronunciable metido a político, se ha apresurado, en cambio, a dictar una ley, de aplicación en el Estado que gobierna, con el fin de obtener una reducción de la emisión de contaminantes de un 25% en trece años. Este caballero --quien no parece tener un sólido currículo en la gestión de empresas-- ha percibido con claridad la influencia que supone en los asuntos públicos la consideración del cambio climático como una nueva prioridad mundial. Y la ha percibido como una amenaza para el medio ambiente, pero como una oportunidad para el. La oportunidad de ganar las elecciones de calle. Hasta se ha fotografiado junto a un naranjo californiano arrasado por el pedrisco. Por cierto, la pérdida de la cosecha californiana debido a desastres climáticos-, ha sido una bendición para los productores
de agrios valencianos. Siempre es así. Lo que para unos es una amenaza, para otros es una oportunidad. Planificación estratégica en estado puro.

En los albores de la primera revolución industrial, los fisiócratas defendían una economía basada esencialmente en el uso de la tierra, pero el incipiente capitalismo financiero e industrial, percibió con claridad su oportunidad y puso en marcha el modelo de explotación que, con sucesivas mutaciones, ha llegado hasta nuestros días.
Como consecuencia de aquellas mutaciones, hoy en día, los productores agrarios han visto disminuir, en los países industrializados, el peso relativo de la producción agraria hasta un dígito de la producción total, y observan con pesar que los políticos no les hacen ni puñetero caso, salvo en algunas medidas menores para atraerse sus votos.
En la medida en que los efectos del cambio climático se atribuyen, no solamente a la emisión de gases de efecto invernadero, sino también al uso del territorio, es posible que la agricultura recupere un cierto valor añadido, pero tal vez será como consecuencia de su función de conservación del territorio, mas que por el valor de su producción.

Lo divertido, -entre comillas- de todo este asunto, es ver las reacciones que provoca, sobre todo en algunos políticos de los que uno nunca hubiera sospechado su conciencia medioambiental, o en otros que no acaban de darse cuenta de la importancia de lo acontecido. Evidentemente, los gabinetes de los políticos, sobre todo en época de elecciones y elaboraciones programáticas, no desconocen las técnicas de planificación estratégica, y es mas que probable que estén elaborando nuevos modelos para definir sus acciones partidarias, intentando tomar en consideración variables que hasta ahora no habían identificado. Pronto veremos mensajes y declaraciones retóricas que habrán sido elaboradas en esos gabinetes. Será divertido.
Algunos, al parecer muy informados, ya han comenzado. En mi pueblo, que yo acostumbro a llamar Heliópolis por ser una tierra soleada, muy semejante a California, el presidente del gobierno autonómico, que al parecer no se ha enterado de nada, no para de hacer declaraciones celebrando nuestro modelo y nivel de desarrollo, sin caer en la cuenta de que el asunto del cambio climático lo deja automáticamente obsoleto, y que, a partir de ahora, hay que hablar de un modelo alternativo, de futuro, en lugar de glorificar lo que pronto será un fósil del pasado. Su Ministro de Medio Ambiente, o Conseller de Territorio, como se le llama por aquí, en cambio, lleva mucho tiempo ya --yo no sabía porqué, hasta que saltó lo del cambio climático-- con un discurso ecologista que antes parecía pintoresco, y ahora se ve que es claramente oportuno, además de oportunista.

Y que va a pasar con los Ecologistas? Tanto tacharles de fundamentalistas y aguafiestas, pues ahora lo previsible es que todos los partidos políticos, de derechas, de izquierdas o de centro, incorporen a sus programas las formas --y los contenidos?-- ecologistas, intentando robarles --espero que no se dejen-- el espacio político que les corresponde ocupar después de decenios de militancia testimonial y minoritaria.

En cuanto al mercado? Que va a pasar con el mercado?. En mi opinión, en su conjunto y en cuanto a su esencia nada va a cambiar, sí en su distribución regional y en la composición de las actividades que lo ocupan. En la cadena de valor de la que hablé al principio, aparecerán elementos y oportunidades nuevas, derivadas de las actividades y diseño de servicios y productos necesarios para controlar los efectos negativos del cambio climático. Una oportunidad de negocio fabulosa para los mas espabilados jefes de conglomerados transnacionales, aunque los fabricantes de automóviles, en una reacción mas táctica que estratégica, nos hagan llegar el mensaje de los costes del cambio. Como siempre sucede cuando algo cambia, unos ganan, otros pierden. Será interesante, pero que muy interesante, estar al loro de lo que pase a partir de ahora. Una nueva era ha comenzado. ¿Alguien sabe lo que nos deparará?. Si es así, dígalo, por favor.

Lohengrin. 02/2007

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