lunes, 16 de diciembre de 2019

MEMORIA VISUAL

"He bajado al Maravillas, mientras tomaba una infusión de manzanilla he visto en el mostrador una botella de ginebra Old Ladies, que el viernes formaba parte de la cesta de Navidad que se sorteó con el número de la Lotería Nacional del sábado, --yo llevaba el 47, pero salió el 92-- le he preguntado a Tony, a quien le ha salido --la cesta, sin la botella de ginebra, todavía está expuesta tras el mostrador-- y me ha contestado, les ha salido ex equo a un vecino de etnia gitana y a mi hermano.

Luego, mientras tomaba un ron quemado, ha entrado al bar el 'opio', un colega que no tiene casa y duerme cada noche donde le parece, porque aprecia más su libertad personal que la solidaridad grupal a la que podría acogerse si quisiera.

Hemos pegado la hebra, más bien, le he dado yo la chapa, al contarle una experiencia personal que tuve el domingo por la tarde, que me marcó, y me dió el tema para la página de hoy.

La cosa fué que asistí con mi mujer, ambos provistos de sillas plegables, a un concierto en el interior de un centro comercial, en el que la Orquesta Sinfónica de Russafa, compuesta por mas de cincuenta músicos, entre profesionales y aficionados, jóvenes y no tanto, y por lo menos cuatro coros, incluyendo uno infantil, y una voz solista femenina maravillosa, nos deleitaron durante hora y media con una actuación espectacular, mientras los compradores del centro comercial se deslizaban por las alturas de las escaleras próximas al foso del recinto donde estaban los músicos, mirando, unos con indiferencia, otros con expresión atónita, otros aplaudiendo con entusiasmo, lo que se estaba cociendo allí abajo.

La orquesta y coros interpretaron varias piezas, la mayoría en español, alguna en inglés, unas veces música de cine, otras motivos navideños y aquí es donde surgió lo inesperado. Cuando el coro comenzó a cantar, en lengua vernácula, ese villancico, 'Al vint-i-cinc de decembre, fun, fun, fun', que una parte del públicó coreó, entre ellos, yo mismo, vino a mi memoria visual una imágen entrañable,familiar, de cuando yo tenía, no sé, seis o siete años. De repente me vi reunido con mi familia de entonces:

La abuela Isabel, con su físico enjuto, su retranca habitual, y aquella expresión suya, 'recontrarecollóns' que tanta gracia me hacía, su hijo Sigfrido, recién salido de un cautiverio de quince años por su activismo politico en la España de Franco. Su mujer, Cármen, gracias a cuyas gestiones en Madrid,por medio de un aristócrata, Sigfrido vió conmutada su pena de muerte por la de cadena perpétua. Si solo cumplió quince años fué por la amnistía que siguió a los acuerdos del franquismo con Estados Unidos, que incluyeron un cierto ablandamiento de la política franquista de nuestra pos guerra. Carmen, la hija de ambos, mi prima hermana. Alpina, mi madre, y su hermana Walkiria, el abuelo, Vicente Catalá, aficionado a Wagner, puso nombres wagnerianos a sus hijos, aunque no estuvo presente en ese acontecimiento porque había fallecido años atrás de un tiro en la cabeza --fué un destacado militante anarco-sindicalista-- sin que yo nunca llegara a saber quien fué el autor de aquel disparo. Por parte de mi otra rama familiar, la paterna, procedente de la sierra de Espadán, solo estuvieron presentes, mi padre, Aurelio, estibador, y mi hermano,Aurelio, estibador.

Pues bien, en aquellas reuniones familares, soliamos entonar, a coro, ese villancico, todos juntos, y ahora que todos están muertos, menos yo, al escuchar ese villancico en las voces del coro infantil del concierto del domingo mi memoria visual se activó, hasta el punto de sentir un episodio de congoja, de nostalgia, que me hizo derramar un par de lágrimas, a mi, que no me tengo, para nada,por un sujeto sensible, pues ya ven, la memoria visual, existe, y puede desencadenar emociones totalmente imprevisibles."

Pues nada, esto es lo que quería contar. No lo he hecho esta mañana, como tengo por costumbre, poque mi mujer y yo hemos ido a cuidar a un nieto que ha sufrido un episodio de mareos y neuralgias, porque su madre, separada de su ex pareja, tiene dificultades, en ocasiones, para conciliar sus obligaciones laborales con su deber de madre. Es lo que hay.

Un saludo cibernauta y anticipadamente navideño.

En fin. Memoria Visual.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 16 12 19.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios