lunes, 28 de septiembre de 2020

VEINTIOCHO DE SEPTIEMBRE, ONCE HORAS.

"Vuelvo de la clínica dental con tres muelas menos que, sumadas a la que me extrajeron hace dos semanas, suman cuatro muelas menos, y 180 pavos menos en mi cartera. Esta vez, la esposa del doctor Sancho ha tenido buen cuidado, ha apuntado bien, y no me ha pinchado la lengua al dormirme la encía.

No he debido esperar en la sala porque, con la pandemia, los dentistas, como todos los demás, tienen menos faena, o sea, que no hay que esperar, como en la primaria, para que te atiendan, para eso es medicina privada, no pública, que está hecha unos zorros.

Acabo de tirar a la basura el algodón sangrante que me cubría la zona intervenida de mi maltrecha dentadura, dentro de siete días he de volver a que me quiten los puntos, y luego de otra semana, a que me tomen medidas para las prótesis que deben sustituir lo que me falta en la parte inferior de mi maltrecha dentadura.

Total, todo ha transcurrido en una corta hora, y sin dolor, gracias al anestésico, cuyo efecto aún durará dos horas.

En cuanto  a la comida de hoy, sémola o algo parecido, debo tomarla fría, por consejo médico.

La esposa del doctor Sancho me ha comentado, mientras esperaba el efecto de la anestesia, que hace poco ha estado en Madrid, visitando una exposición de Botero, ya saben, grandes y gordas, yo le he confesado que el pasado domingo nos perdimos la del hiperrealista Antonio López, en la Fundación Bancaja, porque me desperté a las doce...."

Un saludo cordial a los usuarios de la medicina, sea pública o privada, y a los que frecuentan el blog, desde cuatro continentes, aunque hoy no han venido. Igual, han ido al dentista.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 28 09 20.

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