lunes, 10 de septiembre de 2018

BELO HORIZONTE

"No está en mi ánimo, hoy, hacer una crónica urbana de la bella ciudad brasileña Belo Horizonte, de la que Wikipedia afirma que es más próspera que Río de Janeiro y alguna otra más conocida de Brasil, entre otras razones, porque no la conozco.

Es su nombre, Belo Horizonte, horizonte hermoso, el que me invita a una reflexión, más que una crónica, de mi propio estado de ánimo que, de momento, atribuyo a la variación estacional típica de estas fechas, que no siempre me sienta bien.

Verdaderamente, si algo define mi estado de ánimo es la horizontalidad, es decir la ausencia de acontecimientos que eleven mis rutinas a la verticalidad, con lo que mi paisaje emocional se caracteriza, de momento, por la ausencia, como le sucedió al romántico Becquer con las golondrinas.

Otros años, al llegar estas fechas, si mi ánimo está flojo, salgo corriendo a la parafarmacia y vuelvo a casa con una caja de ampollas de jalea real, pero desde que confié mi estado de salud a la doctora Palop, como ella no es partidaria de esos remedios, y yo considero que si voy a visitarla debo ser consecuente con sus criterios, pues nada, a joderse tocan.

Aunque, en mi opinión, hay cosas peores que la jalea real. Esos artículos para periodísticos que aparecen en los suplementos semanales de la prensa impresa, que se extienden en varias páginas sobre los beneficios del pensamiento positivo. En ocasiones los he leído, y he concluído que se trata de un pensamiento vomitivo, por la tremenda carga manipuladora, sin base científica alguna, que conllevan.

Renunciar a la jalea, y al pensamiento positivo, me deja en manos de algo, en ocasiones, no menos temible, la medicina. Mis experiencias con la medicina hospitalaria han sido satisfactorias, entre otras cosas porque nunca estuve hospitalizado, salvo algún episodio infantil, pero esta mañana, mientras hemos ido a contribuir a la fortuna de la familia Roig comprando en Mercadona, mi mujer ha conversado con una vecina, cuyo marido hace tiempo que no vemos ir a hacer la compra, pues era el quien se ocupaba de esas cosas, y la historia que ha relatado es terrorífica.

El marido de esta vecina tuvo la mala fortuna de sentirse mal en pleno verano, cuando el número de facultativos en ejercicio es sensiblemente inferior a lo normal. Después de su hospitalización por una indisposición no especialmente grave, y una leve intervención quirúrgica, cuando le dieron el alta hospitalaria se percataron de que estaba ciego, sin que ninguno de los médicos que le atendió conozca una explicación para ese desenlace.

Yo, de momento, no tengo ningún problema en la vista, pero carezco en absoluto del menor interes por descubrir algo en el horizonte de mi vida cotidiana. No sé como se llamará esto clínicamente. Horizontalidad, o lo que es lo mismo, falta de verticalidad en mis enfoques más o menos emocionales, creo que estará bien."

La última semana de septiembre, cuando vaya a ver a la doctora Palop, se lo diré. Todavía tengo algún horizonte, pero no parece muy bello.

En fin. Belo Horizonte.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 10 09 18.

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