domingo, 17 de febrero de 2019

CARNAVAL DE RUSSAFA

"Desde que el viernes por la tarde fuimos a aplaudir a los millares de participantes del Carnaval (latino) de Russafa, estoy intentando escribir la crónica de ese vistoso y divertido acontecimiento, pero varios imponderables me lo han impedido.

El mismo viernes, vinieron a cenar a casa Lola y Antoni, luego jugamos unas partidas al Rummi. Comprenderán que, con la resaca, no me iba  a poner a escibir.

El sábado tuvimos comida familiar, aforo completo, nueve comensales, tuve que ingeniármelas, poner un par de sillas plegables, las que usamos en verano para ir a los conciertos en la playa, porque las de la colección histórica no eran suficientes para todos. Cuando se fueron los invitados, nos dedicamos al visionado de una película que traje de la biblioteca, un dramón sobre lo mal que viven y mueren las pobres gentes de lugares dejados de la mano de dios, suponiendo que ese Ente tenga manos, que lo dudo.

El domingo, trepidante, a las diez partido de basquet, jugó Joan, ganaron de once. Luego ir a tomar el sol, que no tuvo a bien aparecer, a la ciencia, preparar corriendo la comida porque a las tres, Raimon,nuestro nieto mayor, tenía partido de fútbol. Asistí al partido con la inquietud de si los padres de los chicos de los dos equipos se iban a liar a hostias, pero no pasó nada, 0-0.Después visionamos la otra peli, Anthony Hopkins y Emma Thomson, mayordomo y ama de llaves en la mansión de un lord inglés que chalanea con los nazis poco antes de que se declaren las hostilidades entre Alemania y Gran Bretaña.

El viernes llegamos al carnaval cuando multitud de comparsas estaban ya en la calle. Casi todos los participantes eran mujeres, vestidas con unas preciosas telas doradas y mientras danzaban en la calle,sus compañeras que dirigian aquello, hacían sonar sus pìtos, como en el carnaval brasileño. Otras vestían unas faldas rojas, ceñidas a la cintura, con vuelo abajo que dejaba entrever unas enaguas muy apañadas. Los hombres, algunos disfrazados, otros con gorros peruanos en la cabeza.

Por cierto, el viernes, al abandonar los lugares lúdicos del carnaval, vimos en la calle de Sueca a unas señoras africanas, altas, muy guapas, muy elegantes, que se incorporaban al carnaval, por lo que la expresión carnaval latino que he empleado, debe ser sustituida por carnaval multicultural. Fueron cantidad las banderas que acompañaban a las comparsas,pero ninguna era, claro, la española.

A mi, las banderas, no me emocionan demasiado, me interesan más las actitudes de quienes se amparan en ellas. No comparto la afición por la bandera de Casado, porque, aunque nací en 1943,en pleno franquismo, nunca fuí a la escuela nacional católica, me eduqué en la academia medio clandestina de una maestra republicana represaliada, hasta los doce años. A partir de entonces terminé mi educación en el trabajo y, más tarde, en la Universidad. "

Vaya mierda de crónica que me ha salido, no he contado casi nada del carnaval. En realidad ya lo había contado, pero se vé que he tocado dos teclas a la vez, y todo se ha ido a la mierda.

Voy a terminar, antes de que vuelva a ocurrir lo mismo.

Saludos a los naturales de todos los países, sean latinos, africanos, o asiáticos, que han intervenido en el carnaval, dándole un brillo espectacular.

Chao, pibas y pibes.

En fin. Carnaval de Russafa.

P.S. No fué el viernes cuando estuvimos en el Carnaval, sino el sábado. Aclararé el origen de este lápsus, y algunos más, en la página 'Fuga de Ideas', aún por escribir.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)18 02 19.

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