domingo, 4 de junio de 2017

LONDON CITY

"He bajado a La Fuente, aprovechando una tregua en esta mañana de domingo, que se anuncia con lluvias intermitentes, en la que no tenemos ningún plan especial para salir al centro, preferimos el dolce far niente, después de un fin de semana muy activo.

El viernes, la Ruta de las Tapas, una promoción de la cerveza Turia, en la que visitamos lugares alcohólicos muy interesantes y un sábado trepidante, por la mañana un acto en el polideportivo de Serrería, en el que mi mujer, junto con varios cientos de personas más de la tercera? edad, mostraron sus habilidades en bailes de salón, coreografías gimnásticas, esas cosas, y recibieron una medalla de la Fundación Deportiva Municipal por su participación en la clausura de la temporada de esas actividades en los centros de todos los barrios, pedanías y alrededores de esta ciudad, que yo llamo Heliópolis, más conocida como València, cuya vida cultural, cuya afluencia turística, han sorprendido a Cármen, recién llegada de Berlín, de quien luego hablaré.

El sábado teníamos previsto comer en un bar de Malvarrosa, manitas de cerdo, pero el estruendo de la tormenta que se desencadenó a la salida del Polideportivo aconsejó pillar el bus y volver a casa, no sin antes pasar por 'La Casa del Sabor', en la avenida de la Plata y pillar unas raciones de, ¿lo adivinan?, manitas de cerdo, además de pote con salpicón y un pescado rebozado, con patatas y calabacín. Todo muy bien, sobró para hoy, pero mi mujer pilló una melopea con blanco verdejo y gaseosa, y se quedó dormida hasta las seis y media.

A las siete de la tarde, ya estaba mi hijo Jordi llamando al timbre, para llevarnos con Pepa, en su coche, al teatro Círculo, en Benimaclet, para asistir a la representación de Cármen Meinhof, el Relincho, una potente demostración de teatro contemporáneo que mostró la extraordinaria madurez artística de Cármen, despues de su estancia de varios años en Berlín.

Cármen estuvo brillante, genial, extraordinaria, no solo por los dos streap tease inversos que intercala en su actuación, sino sobre todo, por su dominio del movimiento en el espacio escénico, de la voz, de una voz que, sorprendentemente, no era la suya, por su transformación en cada momento del show, bien como Barbie, o como aquel mónstruo alemán de hace unas décadas, que tuvo a varias hijas cautivas en un sótano y procreó con ellas.

Cármen,con una máscara de cuero que cubría su rostro, consiguió trasladar lo siniestro del personaje, pero es que, además, el texto de la obra, con citas de Lacan y Foucault o Freud, tiene una lectura intelectual que desmiente la supuesta frivolidad de la cosa, aunque conviviendo con el humor.

Cármen, mi entusiasta enhorabuena por tu actuación.

Antes de que comenzara la representación, estuvimos de nuevo de cervecitas, al finalizar, lo mismo, pero sin el concurso de la gaseosa, con lo que a Encarna no le sentaron mal, a mi tampoco.

A lo que iba. Esta mañana, al bajar a La Fuente, he visto por la tele las imágenes de los atentados de Londres. Otra vez, después de lo de Manchester.

De modo involuntario, he rememorado mi única estancia en Londres, acompañado de mis hijos, en el mes de mayo de 2008, he consultado la crónica de aquella visita, 'Londres 13, 17' y esto es lo que he encontrado:

 "Me gusta Londres, me gusta, más que nada, el ambiente de tolerancia ácrata que se respira en esta ciudad tan cosmopolita"

Creo recordar, cito de memoria, que me llamó la atención la poca presencia de policía visible en el Brithis Museum, sin ningún mecanismo de registro y control a la entrada, que tomé nota de la elegancia inglesa al pasear por Bloomsbury y observar a los caballeros que circulaban por sus aceras, anticuarios y subastadores, con sus americanas oscuras de corte perfecto, sus pantalones grises bien planchados, y el contraste con las abigarradas muchedumbres de Camden Town, una representación multiforme de la variedad étnica londinense con origen en uno de los mas vastos imperios que en el mundo han sido.

No quisiera caer en el error de la moraleja, ni en el error de percepción histórica, pero observo una diferencia abismal entre el Londres que pateé en 2008, y el que nos muestran ahora mismo todas las televisiones mundiales, a través de las imágenes obtenidas de los sangrientos y desgraciados ataques que se han sucedido.

Esas imágenes tan puntuales, tan extendidas, son posibles por los miles de cámaras instaladas que nos observan, y que han permitido, por ejemplo, que la policía londinense haya tardado ocho minutos en neutralizar a tres de los atacantes.

En el Londres de ahora mismo, la policía recomienda a la población que no salga de sus casas y que apaguen el móvil. Parece una situación de guerra, que evoca los ataques a esa ciudad en la segunda guuerra mundial. Exagero, sí, pero puedo asegurar que el Londros de ahora mismo, si atendemos a las imágenes mostradas, no tiene nada que ver con el Londres que visité en 2008 y de cuya visita durante los días 13 al 17 de Mayo, publiqué la oportuna crónica al día siguiente."

Estaría bien que esos de 'Estrategia para el Progreso', Linde y no sé quien más, que en su última entrega se centraron en 'Quien controle el relato, dominará', nos propongan una interpretación de si los hechos en Londres de estos días, y la ausencia de hechos parecidos en 2008, reflejan, o no, un cambio de época, y porqué. Gracias.

En fin. London City.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 4 06 17.

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