martes, 20 de marzo de 2018

EL VIENTO

"Io sono il vento/ sono la furia que pasa e que porta com té.../ He bajado al maravillas. Un parroquiano comentaba: --En el Norte pasan menos frío que nosotros...tienen sus casas acondicionadas, calefacción en el suelo, la leña encendida, vacas que les dan calor, mientras que nosotros, no estamos preparados para un invierno como este...no tenemos una arquitectura urbana porticada, nuestras fachadas no están acondicionadas para el frío..en fín.

Eso no es nada, comparado con la discriminación presupuestaria, aquí es más caro estudiar en la Universidad que en cualquier otro lugar de España (Levante). Todo empezó con Aznar y su envidia castellana del Levante feliz.

Consideró que debía atender antes las necesidades de Castilla y León, que las de una tierra de 'ricos' labriegos, una falacia que ha tenido tanto éxito que ha puesto de moda aquí, una palabra compuesta, 'infrafinanciación'.

El problema de la distribución presupuestaria de los recursos parece que está vinculado a la población, precisamente porque el montante de los recursos no se adecúa a la realidad demográfica.

Pero hoy, quiero hablar del viento. Esa fuerza de la naturaleza que derriba tejados, árboles, farolas, y cuando está ausente, procura una sensación de felicidad tranquila a los habitantes de Heliópolis y les hace olvidar los abusos presupuestarios, a veces consolidados con el chalaneo de votos entre partidos del norte y del centro.

Pese a todo eso, quien mejor ha expresado el privilegio de vivir junto al Mediterráneo, fué Serrat, del mismo modo que en la etapa prehistórica de la música de guateque, fué Modugno quien mejor expresó la furia del viento.

Sales a la calle y compruebas que el viento tiene un recorrido singular en cada calle, que para nada es homogéneo, las grandes avenidas, las calles estrechas, los barrios periféricos, el viejo centro urbano, cada lugar tiene un régimen de vientos propio, singular, que no permite generalizar los efectos del viento en la ciudad.

Como la política, cada grupo político, transita una ruta propia, a veces tan ajena a las necesidades ciudadanas que te preguntas como es posible que una parte de la ciudadanía siga votando a los que gobiernan contra sus intereses.

Asombra que un país como la URSS haya votado masivamente a Putin, un ex miembro del KGB, para dirigir los destinos de su país, como es difícil entender que un tipo como Rajoy, que dice públicamente que subirá las pensiones cuando pueda, y no dice cuanto, tenga millones de votantes en este país, tan estúpidos como él.

La política, como el viento, son cambiantes. En el PP, antes de las movilizaciones sociales, se practicaba una especie de desprecio por el clamor popular, que ahora se ha cambiado por inconcretas promesas que no comprometen a nada.

Con la fácil que sería asumir que las pensiones se paguen con impuestos, pero la naturaleza ultra liberal del partido que nos gobierna no puede entender un argumento así."

Es el viento. El viento histórico político que sopla aún desde los orígenes de una dictadura que fué una de las más longevas de Europa, que todavía lanza rachas de autoritarismo, como si nada hubiera cambiado.

Naturalmente que ha habido cambios, sobre todo formales, pero las cabezas de quienes nos gobiernan están aún habitadas por los vientos del pasado.

En fin. El Viento.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 20 03 18.

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