miércoles, 7 de marzo de 2018

MUJERES

"He bajado al Maravillas. Hasta hoy no me he dado cuenta de que es un lugar mágico. Una bruja sentada junto a la pared, lanza desde su mesa sus hechizos, chismes y maledicenciass a la población presente en el bar, desde su posición privilegiada, con su oído privilegiado

Las mujeres no son iguales, aunque, como es lógico, acreditan iguales derechos por su condición de ser social, que todavía están muy lejos de alcanzar en su vida cotidiana. Quizás, uno de los escasos progresos que han conseguido con el paso de los siglos es que quienes optan por ser brujas ya no son quemadas vivas.

Siguiendo con el argumento, las brujas no son iguales, incluso la misma bruja no realiza siempre los mismos hechizos. Puedo demostrarlo.

He entrado al Maravillas bajo los efectos de un síndrome de vértigo --esta mañana casi rompo con la cabeza la piedra del lavabo y de camino al Maravillas los vecinos que no me conocen bien me decían, tío, no bebas tanto, al ver mi errático modo de andar.

Al salir, sea por el hechizo, o por la pepsi zero que he tomado, el episodio de vértigo ha desaparecido.

Ya que hablamos de brujería, vámonos a la Inquisición. Todos los medios televisivos han difundido las palabras de un obispo norteño que ha atribuido --después lo ha negado-- la condición demoníaca al feminismo, con lo que volvemos, aunque ya no quemamos a las brujas, a la Inquisición.

Es cierto que aunque todos somos genéticamente desiguales, únicos, no es menos cierto que en tanto somos todos seres sociales, miembros de una comunidad, deberíamos ser tratados, a veces, con desigualdad de efectos positivos, de normal con una uniformidad de derechos que es la que nos da carácter social.

He aquí que una de las mayores desigualdades que se pueden producir es vivir en España, un país gobernado por el inútil de Rajoy, en lugar de hacerlo en cualquiera de la mayoría de países europeos que, si bien no han alcanzado la perfección, están tan lejos de ser gobernados por un imbécil, que ni siquiera la gente escucha su nombre todos los días como aquí.

Hablando de mujeres. Ayer representamos La Zapatera Prodigiosa, de Lorca, en el aula de Malvarrosa y fué un éxito de actores y público, aunque su texto es un lenguaje que ha quedado arcaico, pues no deja en buen lugar a las mujeres, a todas las mujeres.

¿Será que Lorca pensaba como yo que no somos iguales, solo tenemos iguales derechos? No sé.

Pero, para arcaico, el obispo norteño y su amor por la inquisición. Por favor, si no el papa, algún cardenal, que lo mande a un retiro espiritual, no para hacer penitencia, para que se quede allí.

Ahora que lo pienso, apenas he dicho nada de las mujeres. Ya lo dirán ellas el día 8, o sea mañana. La cuestión no es tanto lo que digan, sino si se las escucha.

 En fin Mujeres

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 7 03 18.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios