viernes, 17 de agosto de 2018

EXILIO

"He bajado a La Fuente, me he instalado en la terraza, donde he tomado un café del tiempo, luego he pasado al interior del bar y, mientras tomaba una tónica Schweppes, aunque hoy no pensaba escribir nada, la pantalla de la tele ha ofrecido una noticia que merece ser comentada aquí.

 "El Tribunal Superior de Justicia venezolano en el exilio condena a Maduro a dieciocho? años de reclusión"

Algo que así, en principio, parece algo surrealista.

Si consideramos, además, el lío entre un tribunal europeo y el Supremo de aquí, por el asunto del payaso Puigdemont en el exilio, y el no menos cómico magistrado Llarena, de quien mi colega Milara, licenciado tardío en Derecho, opina que no está cualificado para la correcta redacción de órdenes de extradición, va a resultar, sin indagar mucho más, que el exilio está otra vez de moda, como en mi infancia.

De niño, oía hablar del exilio sin saber muy bien lo que era. Al parecer, cientos de miles de españoles huyeron precipitadamante del país, para escapar de las consecuencias de la represión franquista en la pos guerra.

Otros se quedaron, y ya sabemos lo que les sucedió, aunque no a todos.

Helenio, hermano de mi madre, embarcó hacia Latinoamérica con su mujer, Rosario, que fué secretaria del último alcalde democrático de Valencia de entonces, Domingo Torres, y se establecieron en México D.F., donde rehicieron sus vidas, el trabajando en una Editorial. Rosario contaba una anécdota, en un acto público allí, alguien le preguntó ¿son cataláns? Ella respondió. 'No, som de les colonies'.

Sigfrido, otro hermano de mi madre, optó por quedarse aquí, renunció a exiliarse, y permaneció tres años sin parar de moverse por el país, de incógnito, asumiendo en un momento dado la secretaria del partido clandestino Alianza Democrática donde había de todo, monárquicos, republicanos, gentes de izquierda, anarquistas, y vaya usted a saber.

Como la policía franquista carecía de una foto suya, se apañó bastante bien, hasta que un familiar se acojonó con la primera bofetada y lo delató.

Podríamos decir que luego pasó once años en el exilio, pero en realidad estuvo preso en San Miguel de los Reyes, un lugar que, si lo visitas ahora, no conserva trazas de lo que fué.

Traigo esto ahora de mi memoria, porque lo del TSJ venezolano en el exilio, me recuerda lo de los gobiernos republicanos de aquí en el exilio francés. Sospecho que las decisiones que tomaban aquellos gobiernos en el exilio, debieron ser tan poco operativas como las que nos cuenta ahora la tele de otras supuestas autoridades exiliadas, por mucho que en la transición aquel catalán, Terradellas, lanzara aquel grito victorioso, ¡ya soc aquí!.

En cuanto a los exilios de ahora, tanto el del payaso Puigdemont, como los otros, y la composición de nuestro tribunal supremo que, según mi colega Milara, no está compuesto por los magistrados con mayores méritos técnico jurídicos, sino en función de sus respectivas simpatías políticas, en mi opinión, si Buster Keaton estuviera entre nosotros, encontraria en esos personajes y situaciones un chollo para inventar una película a su estilo de astrakán, que podría llegar a ser la más taquillera del siglo.

Hablando de cine, como estamos bastante saturados ya de televisión, en verano los medios abusan de dos o tres tragedias repetidas hasta la saciedad para rellenar su programación, mañana tenemos pensado ir, con Lola y Antoni, a la filmoteca de verano, a ver 'La Forma del Agua', de Guillermo del Toro. "

Es probable, por las previsiones del tiempo, que nos percatemos de la forma del agua, no solo a través de la pantalla, pero nos dá igual.

Cualquier cosa vale, con tal de huir de la machacona insistencia de la tele, en los mismos temas, una y otra vez. Que morbo, joder.

En fin. Exilio.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 17 08 18.

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