martes, 14 de agosto de 2018

TONTERÍAS SOBRE LA MADERA

"He bajado a La Fuente, bajo un cielo nuboso. Mientras fumaba, con algo de ansiedad, el primer cigarrillo del día --anoche me quedé sin tabaco-- de pié junto al barril de madera donde está el cenicero, a la entrada del bar, me he dado cuenta, sin haber sido consciente durante años, de que estoy sobre un suelo de madera, ¿que habrá debajo? una sólida estructura de hormigón o un sótano habitado por fieras dispuestas a devorar a los intrusos.

Esta tontería tiene que ver con las imágenes divulgadas en la tele del bar, sobre el trágico y grotesco suceso acaecido en el puerto vigués, en el que un artista musical, algo imbécil, ha incitado a miles de jóvenes a saltar sobre el suelo de madera de una instalación portuaria que, al parecer, todos los vigueses, menos el alcalde, el administrador portuario, y el propio artista, sabían que estaba en estado de ruína, con el resultado de que más de trescientos jóvenes han pasado por el hospital y algunos aún permanecen en estado grave, incluso crítico.

Ojalá salgan todos con bien de ese trance.

La historia de este país está salpicada de tragedias grotescas, que no contaban así los manuales de Historia de la época oscura, que insistían más en la supuesta grandeza de nuestras gestas con la madera de las flotas imperiales, la grandeza de aquellas monarquías absolutas, que se ocupaban más de los patrimonios reales, que de las hambrientas multitudes de sus súbditos.

La madera estuvo presente en nuestra historia, sobre todo cuando se talaron los bosques para armar las flotas que, según los manuales, descubrieron América, una falsedad rídicula, pues aquellas tierras todo el mundo sabía que existían, aunque es cierto que fuimos quienes les pusimos nombre, después de nuestra invasión, que no fué, ni mucho menos, la única.

Aquella invasión requirió, supongo, un acuerdo previo entre partes. Ahora, en Europa, cuesta alcanzar acuerdos para afrontar lo que no es una invasión, aunque lo diga Salvini, sino la huída de ciertos pueblos de unas condiciones de no vida, que no parecen ser muy distintas de las que sufrió el pueblo llano de aquí, en la época de la supuesta grandeza.

La madera, nunca ha dejado de estar presente aquí como elemento simbólico de tragedias grotescas, como es el caso de la replantación de especies de eucaliptus en los bosques gallegos, que tienen la ventaja económica de que, una vez talados, vuelven a reproducirse para futuras talas, pero han sido la causa de los numerosos incendios forestales allí, trágicos por sus consecuencias, grotescos por su inícua repetición, sin que las administraciones gallegas, como ha sucedido en el puerto de Vigo, asuman sus responsabilidades.

Sé lo que digo, varias veces visité Galicia en verano y siempre ví algunos incendios activos en la lejanía. Por suerte, también visité otros lugares, por ejemplo Comillas, en Cantabria, donde tuve el privilegio de visitar El Capricho, una vivienda residencial construída por Gaudí, con todas sus estancias orientadas a la luz sucesiva de cada hora del día, con un banco en el jardín que acoge una escultura del propio Gaudí.

Una demostración creativa de que, si bien nuestra historia no está exenta de episodios trágicos y grotescos, como el de Vigo ahora, y tantos otros, la capacidad para el arte de algunos de nuestros genios está fuera de duda, como también el uso de la madera forma parte de nuestro acervo artístico, véase la muestra de Miquel Navarro en Bancaja, además de constituir un elemento de riesgo cuando soporta un número demasiado elevado de personas sobre sus estructuras."

Se lo había dicho, esto solo son tonterías. Cualquiera tiene un día tonto. Será el entorno nuboso, o no.

En fin. Tonterías sobre la madera.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 14 08 18.

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