miércoles, 15 de agosto de 2018

GÉNOVA

"He bajado a La Fuente a por tabaco, he tomado un café del tiempo y un zumo de naranja embotellado bastante aceptable. En contra de mi costumbre de permanecer de pié junto al barril de madera, en la entrada, me he acomodado junto a una mesa de la terraza.

Desde allí he comprobado que la ciudad está más deshabitada que nunca. Hoy es quince de agosto, un festivo en el que casi todo el mundo está en las fiestas de su pueblo. Nosotros tenemos previsto viajar a un lugar de la provincia de Cuenca dentro de unos días, pero antes, me voy a ocupar de la crónica en diferido de otro viaje que hicimos a tierras italianas, pasando por un lugar que el carácter global de la información/desinformación de los medios de comunicación ha puesto de trágica actualidad.

Al volver de La Fuente, mi mujer me ha contado lo que ha escuchado en la Ser en relación con el hundimiento del viaducto en Italia, que ha causado, de momento, casi medio centenar de víctimas. Está visto que el alcance global de los informativos tiene, entre otros efectos, que salgamos a una tragedia diaria.

En este caso, el lugar del siniestro, desde el que se divisa la ciudad de Génova, incluído su cementerio, con sus lujosos sepulcros de mafiosos ilustres, fué paseado por nosotros, en un viaje en el que visitamos Roma, Milán, Florencia, Venecia, Siena, Pisa, y nos detuvimos en el mercado de la Paja, la Galería Uffizi de Florencia, en el Vaticano, la capilla Sixtina, la basílica de San Pedro, las termas de Caracalla, la catedral de Milán, la torre de Pisa, la plaza de Siena donde se celebran los espectáculos de hípica medieval,el mercado de pescado en Venecia, San Marcos, en fin, esas cosas.

Por cierto, de camino a Italia pasamos por Niza, el Paseo de los Ingleses, y al regreso, estuvimos, de paso, en el Casino de Montecarlo, donde gané al black jack y perdí en la ruleta.

Se puede pensar que es el azar, que otros llaman destino, el que determina que estés, o no, en el lugar más inadecuado, en el peor momento, o por el contrario aciertes a pasar por allí en una circunstancia que se revela libre de riesgos.

Se puede pensar eso, pero mi mujer me cuenta los argumentos que ha escuchado a un experto en construcción pública, en relación con este  acontecimiento trágico en una autovía de Italia.

Según el experto hay dos elementos, además del azar, que concurren en este luctuoso suceso. En la última década, a consecuencia de la gran crisis económica que ha marcado este siglo --las crisis financieras anteriores fueron más frecuentes, pero menos profundas, menos extensas en el tiempo-- se ha descuidado la integridad, la conservación de los bienes públicos, en el caso del hundimiento del viaducto de Italia que nos ocupa, además, hay que considerar otro factor, el gran tonelaje de los camiones que han circulado por esa vía, cuando la incipiente recuperación ha comenzado a aparecer, es muy superior a la carga para la que se diseñó esa estructura en su orígen.

El peso que puedan tener el azar y las negligencias públicas en estos trágicos sucesos, es cosa de cada uno, por eso las administraciones se lavan las manos, y las víctimas, algunas, buscan culpables.

Yo no tengo opinión, me limito a transcribir lo que mi mujer me cuenta y, de paso, me resulta grato rememorar, a toro pasado, nuestras felices andanzas por tierras italianas, antes del derrumbe de esas estructuras."

También recuerdo, ahora, que empecé a escribir una tésis doctoral, que nunca terminé, A > P, era su enunciado formal, que significa que el azar tiene mayor peso que la planificación en las actividades humanas.

En fin. Génova.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 15 08 18.

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