jueves, 2 de agosto de 2018

INSOMNE

"Inmerso en plena ola de calor, aunque no soy surfero, llevo unas noches en que cuesta, no ya conciliar el sueño, sino prolongarlo de manera contínua y suficiente, hata el punto de que, aunque no he publicado nada estos días, les puedo asegurar que he redactado, al menos, tres páginas, aunque no las he escrito, sino que las ha formulado mi mente insomne.

Creo recordar que pensé en escribirlas, en publicarlas, pero en la vigilia ya no me acordaba de nada.

Son múltiples las imágenes y comentarios que repiten hasta la saciedad estos días las emisoras de televisión sobre el calor, como si no hubiera otros temas de los que informar pero, hoy, después de cuarenta minutos esperando la apertura de un par de quioscos del barrio, que finalmente no se ha producido, he ido a otro más lejano y, claro,ya no quedaba 'Levante'.

He vuelto a casa con un ejemplar del periódico 'El País', al que denosté en otra entrada y, mira por donde, he encontrado una columnita que habla del clima, con un criterio menos tópico, más científico.

En lugar de enmerdarse con el tópico de que 'hase caló', con tablas de temperaturas máximas, mapas de alerta por calor y demás, ofrece una hipótesis más original. ¿Y si las alteraciones en el clima que ahora se suceden cada año con mayor intensidad, nos condujeran al final hacia un nuevo periodo glacial?

Algo que ya sucedió en Europa entre los siglos diecisiete y dieciocho, un periodo glacial en el que las manchas solares dejaron de ser visibles, y los mercadillos se instalaban en la superficie helada del Támesis.

Estaría bien que, además de las chorradas que nos dicen cada día por la tele, acompañaran esa bazofia con la comparecencia de astrofísicos, climatólogos, geólogos y otros expertos que nos alertaran sobre la variabilidad histórica que ha mostrado el entorno en el que sobrevivimos, a lo largo del tiempo, a ver si así, valoramos el calor, no solo como un fenómeno extremo, sino como la ausencia de otros fenómenos naturales, por ejemplo, la glaciación.

Es cierto que ahora cuesta más conciliar el sueño, que no lo prolongamos como en situaciones de temperaturas nocturnas más benignas que, según los expertos, están entre los 18 y los 22 grados, pero eso no debería hacernos olvidar que la especie humana ha sobrevivido a episodios extremos de todo tipo, en muy distintas y distantes latitudes del planeta.

De este episodio que vivimos ahora, llamado ola de calor porque se prolonga cuatro días, lo que más lamento no es haberme convertido en un insomne, sino en un olvidadizo, incapaz de recordar los dos o tres artículos que pergeñé cuando estaba en vela, y que en la vigilia soy incapaz de recordar."

Esa, y no otra, es la razón por la que hoy publico esta parida de página.

Un saludo cibernauta.

P.S. Releo esta entrada y compruebo que omití citar la frase obsesiva de Günter Grass en 'El Rodaballo', 'La próxima glaciación'. Es posible que mi afición por contemplar el clima desde una mirada cíclica tenga ese origen. No sé.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 2 08 18.

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