jueves, 8 de agosto de 2019

L A PRINCESA DE ÉBOLI

"He bajado a La Fuente, a las siete de la mañana, las mesas de la terraza estaban puestas, pero las sillas no. He cogido una silla del interior del bar y mientras tomaba un café del tiempo, en solitario, ha aparecido el colega del Maravas que duerme en la calle.

 ¿Que haces por aquí?

Vengo a montar la terraza, a cambio del desayuno, pero hasta las ocho no se sirve aquí.

Bueno, ya ves que me he servido yo mismo, pasa algo...

-Supongo que no...

-Como ahora no dejan sentarse en las escalinatas de la piazza de España en Roma....está la cosa muy mal, no?

 Yo no sé lo que pasa en Roma, solo se que esta noche ha llovido y me he tenido que abrigar...

No me digas,  mi mujer no ha dormido en toda la noche a causa del calor y a mi me costó dormirme..

Oye, esa bici Motul es tuya? Sí... Y como te hiciste con ella.. La cambié por otra de paseo. Esta tiene suspensión delantera y cuando tropiezas con algo las muñecas están a salvo.

En eso han venido dos colegas más del Maravas, se han sentado junto a nosotros y el intercambio conversacional se ha extendido. Uno de ellos lée diariamente la prensa, no como yo, que he dejado de leerla. El otro es paciente de la doctora Palop, pero desayuna una copa de coñac, después de tomar en casa media botella de licor de melocotón.

 Hemos divagado sobre cosas diversas, hasta que un comentario del lector de periódicos sobre la condición tuerta del Capitán Garfio, me ha recordado el viaje que hicimos a Pastrana, en Castilla la Mancha, y la experiencia que fue para nosotros conocer el personaje histórico de la Princesa de Éboli y Duquesa de Pastrana, entre otros muchos titulos, una mujer rompedora del siglo XVI --ahora sería feminista, seguro-- que estuvo recluída por su rebeldía, por orden de Felipe II, en diversos lugares, al final, en el Palacio Ducal de Pastrana.

En aquel viaje, nuestro alojamiento estuvo en una plaza que lindaba con el palacio, desde la que se podía ver el balcón enrejado detrás del cual se situaba la princesa para percibir una sensación de iibertad de la que ella no gozaba.

La imágen que se ha popularizado de esta mujer de excepción, es la de su rostro con un ojo tapado, como Garfio, pero, si se toman la molestia de consultar en Wikipedia, verán que eso no es lo más indicativo de su carácter, comprobarán que fué amante de Antonio Pérez, secretario del Rey, que se peleó con Teresa de Jesús, y yo que sé cuantas cosas más.

Una personalidad extraordinaria de su tiempo, sí.

Desde Pastrana, fuimos a visitar Guadalajara y en esa hernosa y cuidada ciudad, visitamos un Panteón,con una arquitectura extraordinara, donde está enterrada la duquesa de Sevillano, otra noble, en el mejor sentido de la palabra noble, pues lo hizo construir, para generar recursos entre sus vecinos con su construcción.

Dos mujeres, la de Pastrana y la de Guadajara, dignas de admiración, adelantadas a su tiempo.

Es una opinión.

Un saludo cibernauta.

 En fin. La Princesa de Éboli.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 8 08 19.

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