sábado, 17 de agosto de 2019

SÁBADO, SABADETE....

"He bajado a La Fuente, a las ocho de la mañana, y me ha sorprendido ver la terraza llena de clientes,me he acomodado en una de las pocas mesas que había libres y, mientras tomaba un café del tiempo, descafeínado, he caído en la cuenta de que hoy es sábado, y los sábados la cafetería abre sus puertas a las siete.

En el barrio en el que crecí, los jóvenes empleábamos un lenguaje zafio. Un ejemplo, 'sábado, sabadete, camisa nueva y polvete'. Eran otros tiempos, como diría Plácido Domingo, todavía no se había puesto de moda la corrección política y lingüística, que a mi me parece bien, aunque a veces no lo parezca, por eso voy a tratar de terminar esta página en modo crónica, puramente descriptivo, sin meterme con nadie, contando la cena de anoche, los planes para hoy, a modo de despedida, porque el lunes partiremos hacia Valderrobles y, durante diez días, no añadiré nada al blog.

Anoche cenamos, con Lola y Antoni, como otros viernes, en La Fuente, pero, curiosamente, la calidad de los platos que nos sirvieron, la perfección de su cocinado, estuvo muy por encima de experiencias anteriores.

Llegamos a las ocho de la tarde y pudimos pillar mesa en la terraza, la brisa que corría ya fué un buen presagio, tomamos, Antoni y yo, un par de cervezas Ambar, la mía para variar con alcohol y las mujeres unas copas de vino blanco.

El camarero latino vino con la carta y pedimos, más o menos, lo de siempre, pero no resultó como siempre.

Las puntillas, por ejemplo, estaban tan bien cocinadas, por su textura y sabor, además de su tamaño, que no tenían parecido con las de otras veces, fritas con aceite requemado que les daba un tono desagradable. Hasta yo me las pude comer.

El camembert frito, muy bien recubierto de mermelada de fresa, también resultó exquisito.

Las croquetas de setas, nos las sirvieron calientes y me parecieron estupendas.

De la ensalada de la casa he de citar lo abundante que fué, aunque yo solo probé un trozo de huevo duro.

Y todo por menos de diez euros por persona.

Terminada la cena continuamos un ratito tomando el fresco en la terraza, luego subimos a casa, pusimos el aire acondicionado y jugamos un par de partidas al Rummy, que ganaron Lola y Antoni.

Escribo esta página mientras esperamos que nuestro hijo Quique y su chica, vengan a recogernos para llevarnos a El Saler, a casa de Mónica, donde nos bañaremos en la piscina, para luego comprobar si la paella de pato de Mónica, también progresa en cada edición .

Un saludo cibernauta, no sé hasta cuando.

En fin. Sábado, sabadete..

LOHENGRIN (CIBERLOHEGRIN) 17 08 19.

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