lunes, 18 de enero de 2021

HIJOS

"Hoy he ido al Maravillas, he tomado un cortado en taza, he invitado a la esposa de Enrique, mi tocayo, a una caña, pero, antes, he ido al ambulatorio del barrio porque tenía hora para una analítica. Me han tenido media hora en la calle, a la intemperie, por lo de los aforos, pero, luego, la chica que me ha pinchado en la mano, porque llevo cinco capas de ropa, lo ha hecho perfecto.

En tres días, llamaré a la doctora para que me diga como tengo el azúcar, el colesterol, esas cosas, además de informarme del efecto en mi organismo de las tres pastillas que tomo al día de Depakine, por prescripción de la propia doctora Palop.

Por cierto, el viernes, cuando llamó mi hijo Quique para sugerir que fuéramos con el y su chica a nuesra casa de Estenillas, en el término de Requena, lindando con el de Utiel, a 900 metros de altura, a pasar el domingo y el lunes, le dijimos que sí, sin acordarnos de que yo tenía analítica a primera hora del lunes. Encarna le llamó luego y cambiamos el plan, sabado y domingo.

Al llegar al diseminado de Estenillas, sin problemas, con la carretera libre de nieve y hielo, encontramos el camino que baja en pendiente hacia la casa con un manto de nieve de 20 cm. de espesor. De no ser por la ayuda de mi hijo, que me tomó del brazo, me hubiera resultado imposible bajar esa pendiente.

Tanto el sábado, como el dmingo, cuando se sumó a la excursión mi hija Mónica con sus dos hijos, que se lo pasaron pipa lanzándose por las pendientes sobre unas plataformas de plástico, todos lo pasamos muy bien. Dos días soleados, además muy bien comidos con las viandas que preparó Quique, que es un cocinillas.

 Pero yo no quería hablar del viaje a Estenillas, sino hablar de los chicos.

Mónica, 53 años, profesora de secundaria, todos los días hace quince kilómetros en su coche para llegar desde su casa de El Saler al instituto donde trabaja. Luego, de veulta a casa, suele llevar en su coche a su hijo menor Joan al entrene de basket y al mayor Raimon al de fútbol, en total, cuatro tardes a la semana, con lo que se podría decir que, en realidad, hace de taxista.

Quique, 50 años, trabajó 23 años en Canal 9 como técnico de continuídad. Ahora es autónomo y hace de cámara para cualquier canal de televisión, que son casi todos, cuando lo llaman, estos días, no ha parado de visitar Aragón, Albacete, y la provincia de Valéncia, por el rollo de Filomena. Ha dormido tan poco y se ha cansado tanto, que le ha pasado la mochila a un colega y ahora descansa.

Jordi nació siete años después que Quique, porque se rompió un condón. No le gusta que lo digamos, en fin. Es el más creativo, se graduó en Bellas Artes. Durante un par de años llevó una exposición suya itinerante por museos de Cuenca y por ahí. Unos cuencos tibetanos conectados a unos cables ocultos bajo un manto de sal, con los que el público interactuaba, solo acercando las manos  a los cuencos, sin tocarlos. Luego, en el Polí y en FP, se metió en informática y electronica y se especializó hasta tal punto que ahora forma parte del equipo que está poniendo a punto, en el Poli, con la colaboración de universidades de otros países, esa maqueta de un vehículo ultrarápido que aspira a convertirse en un cohete, un tren bala, yo que sé, no entiendo nada de electrónica.

Y ese es el perfil de nuestros tres hijos, que hubieran sido muchos más, de no ser porque el condón solo se rompió una vez."

Por hoy, ya está bien, voy al balcón, muy soleado ahora, a leer la prensa que he traído de  El Cantonet.

Chao, pibes. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 18 01 2021

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