sábado, 14 de abril de 2018

AGUA

"El magistrado llamó al Agua a declarar:

--Es usted responsable, según todas las pruebas documentales facilitadas por la Fiscalía que constan en el sumario, de daños materiales y humanos que no tienen precedentes en la historia reciente de este país de secano, de un comportamiento asocial que, no por estar ausente, hasta hoy, de nuestra jurisprudencia, impide un tratamiento jurídico proporcional al daño causado.

¿Tiene usted algo que declarar?

--Pues, no sabría decirle. Es la primera vez que me veo ante un tribunal por seguir las leyes naturales, anteriores y más contrastadas que las humanas.

--Es lo que me pasa a mi al tener que juzgarlas, pero, en fin, tendrá usted algún argumento, antes de que se dicte sentencia.

--Bien, he observado que buena parte de los daños que se me imputan son debidos a ignorancia o imprudencia de los humanos.

--Explíquese.

--He observado, por ejemplo, que a pesar de episodios anteriores a éste que se me imputa, los humanos siguen ocupando las riberas de los rios con sus explotaciones agrarias o ganaderas, sus construcciones, sus huertos, expuestos a un riesgo cierto que se ha manifestado en otras ocasiones, sin que ningún tribunal me haya pedido responsabilidad alguna por estos sucesos, con el agravante de que en los archivos municipales o de los medios de comunicación, hay cumplida información de estos sucesos y de su repetición.

--Tampoco puedo entender que los responsables de las instalaciones hidráulicas del control del agua den paso libre a mis caudales, para luego conducirme a mí, no a ellos, ante un tribunal.

--Además, estimo que este tribunal carece de jurisdicción sobre mí, el Agua, que fuí el principio de la vida. Sin mi, no estaría usted aquí, vestido con esa toga que recuerda las divinidades de la grecia antigua.

Si hemos de creer a los investigadores, en el principio fueron unas moléculas primarias y se desarrollaron aquí, en el agua, de modo que deberiamos ser nosotros, los elementos primarios de la vida, quienes pongan en cuestión lo que han hecho ustedes, los humanos, con nuestra diversidad.

--Oiga, es usted el juzgado, no yo, a mi no me han puesto ninguna querella, y tengo mis másteres en orden, haga el favor de mostrar más respeto por este tribunal, que ya parece usted Puigdemont, o me veré obligado a sentenciar, no una inhibición de cinco años de sus caudales, y una reparación de los daños, como pide el fiscal, sino un exilio a otras tierras, por un tiempo no determinado..

--Hágalo. Mándeme al exilio. En cuanto tome la ruta del Rhin, apelaré a los tribunales de Bruselas, porque si hay algo más dañino que el agua en este país, son las manzanas podridas de la clase jurídica, y esas si que merecen ser afectadas por las riadas."

No soy jurista, pido disculpas a los especialistas por las aventureras incorrecciones del texto.

En fin. Agua.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 14 04 18.

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