"Hoy no pensaba escribir nada, ya se vé por la hora en que publicaré esta entrada, pero la monotonía de la tarde que transcurre mientras estamos agazapados en casa, para protegernos de los excesos climáticos de este estío que nos anuncian que aún va a empeorar, me impulsa a distraerme con estas cuatro letras, que no van dirigidas a los usuarios
del blog en general, sino que son como un mensaje en una botella, por si algún especialista en conductas algo extremas
la mira y me explica la causa de mis episodios de cólera que voy a relatar.
Gritos. Esta tarde, mientras mi mujer recogía sus bártulos del comedor para ir al dormitorio para hacer la siesta --esta noche pasada apenas ha dormido a causa del calor-- ha desconectado sin querer la antena de la tele que cuelga detrás del televisor, en la pared. Le he lanzado un grito violento para que se apartara, con el fin de restaurar la señal perdida. No me interesaba especialmente lo que hacian en la tele, así que atribuyo mi desmadre a una especie de cólera estival recurrente, que se manifiesta desde hace un par de días.
Prepotencia. Esta mañana, después de tomar café en La Fuente, he ido al kiosko de guardia que está un poco alejado, el de siempre no abre. Al regresar, con un ejemplar de 'Levante' y de la revista 'Lecturas', que acompaña la edición del domingo,
he vuelto a entrar a La Fuente, he dejado mi periódico en la barra, mientras tomaba un agua Lunares, una clienta que parece vivir en el bar, está allí a todas horas, sin pedir permiso, ha cogido mi periódico y se lo ha llevado a su mesa.
Alguien que no parecía yo, aunque era yo, le ha dicho en un tono imperativo a la mujer: ¿Porqué se apropia de mi periódico? --¿Es suyo? --Sí, es mi periódico. Dicho en un tono altanero, como con deseos de molestar.
Defensa, a grito pelado, de un episodio de acoso. Ayer, en el Maravas, cuando entró, como de costumbre, la reina destronada de las mercheras, acosándome para que le pagara el café con leche, en lugar de reaccionar serenamente, como otras veces, la emprendí a grito pelado contra ella, incluyendo blasfemias que no venían a cuento.
La cosa terminó con la entrega de un cigarrillo y nada de café con leche, pero me marché del Maravas porque me pareció desproporcionada mi
reacción de cólera.
Ahora viene la pregunta, a quien corresponda. ¿Existe la cólera estival?. Es decir, la presencia continuada de elevadas temperaturas por encima de la media, puede alterar el sistema nervioso de las personas más sensibles que otras a esos cambios ambientales, o esto es una tontería, y cada cual tiene sus equilibrios o desequilibrios al margen del medio."
Agradecería que si algún experto en los efectos del medio ambiente en las conductas puede aclarar algo sobre el particular, me lo explique, porque estoy pensando, en vista de lo sucedido estos días, y los anuncios de temperaturas
próximas por encima de cuarenta grados, pillar un paquete turístico para Islandia, y quedarme allí hasta que pase
el verano.
En fín. Cólera Estival.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 29 07 18.
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