sábado, 20 de enero de 2007

¿QUIÉN MATÓ AL RECTOR PESET?

La muerte de Lorca ha sido investigada exhaustivamente y se sabe quien la instigó y quién la materializó, aunque hay dudas de donde se encuentran exactamente sus restos.

Al parecer, fue un asunto de familia. Lorca odiaba a una parte de su familia y era odiado por ella. Eligió unas opciones de vida que no podían ser mas opuestas a su extracción familiar, y ya se sabe que tendemos a rechazar lo que no se ajusta a nuestras expectativas.

Del Rector Peset, sabemos que lo mandó matar un consejo de guerra de los sublevados contra la legalidad republicana, pero ese crimen no ha sido investigado con la misma minuciosidad. Es la guerra, en términos históricos, un asunto de familia?

En la época pre revolucionaria de las monarquías absolutistas, los monarcas estaban emparentados y se repartían Europa. Unas veces eran aliados y otras se hacían la guerra, --siempre que encontraran a un banquero que pagara-- porque un primo segundo les había servido el té frío en el último encuentro familiar.

Son incontables los millones de muertos habidos por esas disputas de familias poderosas, porque para causar esos estropicios no basta con ser parte de una familia, además se requiere que esa familia tenga poder, político y militar. Es ese binomio, familia y poder, resistente al paso de los siglos, el que vuelve a estar presente en las nuevas guerras de ahora mismo --si es que alguna vez ha dejado de estarlo.

La inseguridad y el desequilibrio actual en la relativa paz mundial, siempre precaria, incompleta, en cualquier época histórica, parece tener su origen, de nuevo, en las disputas familiares, como en la época absolutista.

Las familias Bush y Bin Laden eran socios en los mismos negocios. No sabemos quien le sirvió el té frío a quien, aunque podemos suponerlo, pero están a la vista de todos los resultados de esa disputa.

La pareja es la mínima expresión de la familia, pero en este ámbito íntimo también hay víctimas. Solo hay que leer a Rosa Montero, Historias de Mujeres, para constatarlo.

Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí eran pareja, pero el premiado con el Nóbel estaba loco de atar, --si no he entendido mal a Rosa-- y le hizo la vida imposible a su pareja. Por citar un ejemplo.

Ya los griegos escenificaron en sus tragedias la complejidad de las relaciones familiares que todavía podemos ver representadas en nuestros días, Edipo, Electra, y los demás, y debería ser motivo de reflexión su universalidad y actualidad.

Pero las mayores atrocidades están vinculadas no solo a la familia, sino al poder, como dejó claro W.Shakespeare, en su Mackbeth.

Familia y poder. Mi viejo Espasa pre constitucional es muy revelador de lo que pensaban sus sesudos redactores sobre esas dos realidades sociales, antes de la instauración de la monarquía parlamentaria, anteayer, como quien dice.

La familia era entonces, según ellos, un Grupo de personas emparentadas entre si que viven juntas bajo la autoridad de una de ellas, mientras que el poder era el Dominio, imperio, facultad o jurisdicción que uno tiene para mandar o ejecutar una cosa.

Si buscamos ahora la entrada Autoridad en esa misma fuente, el vínculo entre familia y poder es transparente Poder que tiene una persona sobre otra que le está subordinada. De manera que, para aquellas mentes pensantes pre democráticas, familia y poder aparecían fundidos en la misma definición. Tal vez pensaban que el poder refuerza al grupo familiar que lo ejerce, y que el grupo familiar es a su vez una fuente de poder.

Desde que Freud divulgó sus teorías psicoanalíticas, muchos artistas y dramaturgos expresaron, --sin tener en cuenta que Freud basaba sus escritos en experiencias clínicas de conductas patológicas-- la idea de que la familia era el origen de todos los males sociales, estereotipo que todavía perdura, aunque hoy los tipos de familia son múltiples y variados. Parecía que la disolución del núcleo familiar tal como se conocía entonces mejoraría la calidad humana individual. Pero el individuo también es una familia. Es la familia de si mismo y aunque su unicidad le libra de las, a veces, enfermizas y perversas relaciones familiares, no le libra de si mismo.

Todas estas definiciones parecen estar felizmente superadas. Ahora tenemos instituciones democráticas, pero hay demasiada gente que hace uso de las instituciones en su propio provecho, para aumentar su poder, o el de su familia, que siguen confundidos, en lugar de ponerse al servicio de quienes les pagan para que estén temporalmente en esas instituciones, al servicio del país.

También hay demasiados grupos familiares en los que alguien ejerce su poder a costa de otros. En mi opinión, el problema no son los agrupamientos familiares, que son necesarios, porque somos gregarios, sino las relaciones de poder que se establecen a costa de otros.

Que hacer? Yo estoy pensando en emigrar. Pero, ¿adonde?

Millás lo tiene claro. No se trata de una emigración territorial. Hay que salir de uno mismo, en busca del otro. Ese otro que sea capaz de mirar con piedad y conmiseración sus propias miserias, y esforzarse para no convertir esas debilidades en instrumento de dominio de nadie. Bastaría con eso. Es complicado, porque implica, nada menos, la disolución de las relaciones de poder.

P.S. Ayer, 28 de agosto, fuimos al cine con unos amigos. Vimos una extraña película de Medem, Caótica Ana, dedicada a su hermana, en la que la muerte está muy presente. Al salir, mi amigo me dijo que el fallecimiento de Emma Penella le había revelado, a través de lo mucho que se ha publicado en la prensa escrita sobre la actriz, algo que el ignoraba. El papel del padre de Emma en la muerte de García Lorca. Al comentarle la existencia de esta página del blog, me reveló, para mi sorpresa, algo que yo ignoraba sobre la muerte del Rector Peset. Mi amigo no tenía dudas, de fuente directa, familiar, de que los procesos judiciales que sufrió el Rector, --del primero salió absuelto, el segundo resultó letal-- se debieron a las reiteradas y envenenadas denuncias de su colega, el Dr. Marco Merenciano, quien tiene una calle en Heliópolis, donde está uno de los mas emblemáticos --se dice así?-- prostíbulos de lujo de la ciudad.

Ahora ya sabemos, los dos, quienes indujeron la muerte de García Lorca y del Rector Peset, lo que no añade ni quita nada a lo que ya es historia consolidada, solo alivia un poco nuestra ignorancia. Me ha parecido oportuno hacer esta aclaración, obligado en cierta manera por el título de la página. No siempre, cuando lanzamos una pregunta al aire, sin conocer la respuesta, el azar nos la ofrece cuando menos lo esperamos.

Lohengrin. 10/06/28-08-07.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios