domingo, 6 de diciembre de 2015

CIUDAD DESHABITADA

He bajado a La Fuente y al advertir que era el único cliente de su terraza desierta, mientras tomaba café me ha parecido que lo hacía en una ciudad deshabitada. Contemnplando el cielo medio cubierto por trazos nubosos, he tenido la sensación de que había sido decorado por un pintor con prisas por exponer su obra inacabada.

Todas estas experiencias sensoriales tienen un sentido. Estamos en un puente festivo, una circunstancia que las emisoras de televisión aprovechan para estimular a que las gentes viajen, con sus conocidos lemas, 'seis millones de desplazamientos', o sea, entre doce y dieciocho millones de viajeros, "noventa por ciento de ocupación", lo que viene a ser un estímulo, en lenguaje arcaíco, como "maricón el último".

Entiendo que la gente con obligaciones laborales aproveche esta oportunidad para desengancharse de la rutina, no siempre gratificante, pero para los que tenemos el privilegio de disfrutar de todo nuestro tiempo libre, es mas gratificante viajar cuando queremos, que cuando nos lo imponen como un gesto masivo, casi obligatorio.

En mi caso, ahora, estoy obligado a quedarme en casa, porque mi mujer está encamada, por haber sufrido un episodio vírico leve, lo que me lleva a comentar el titular de primera de 'Levante', que he comprado hoy a pesar de su precio desorbitado, 2,50E, lo que les supondrá una buena caja, pues ya se sabe que es el periódico más leído en su propia casa, vamos como en la mía, con un único ejemplar.

Dice el titular que 'El desabastecimiento de vacunas para la meningitis B se une a la escasez del fármaco para la tosferina'.

No creo que se trate del mismo virus, pero es sabido que el entorno escolar infantil es proclive a la actividad vírica, y a su circulación entre los escolares. Lo cierto es que nos trajeron a mi nieto menor contagiado con un virus de esos, para que lo tuvieramos un día a régimen, y el niño está mejor pero primero su madre, y luego mi mujer, presentan los mismos síntomas que el niño.

Nada grave, pero lo suficientemente molesto para confinarte en casa sin salir, lo que explica que yo esté dando la paliza con cosas que no interesan a nadie, solo por distraerme.

Ahora paso a cosas mas del dominio público. Antes quería comentar, se me olvidaba, que mi mujer ya no es portadora del virus de la Hepatitis C, ha bastado un mes de tratamiento con esos nuevos fármacos milagrosos para que, con la misma facilidad con que la sanidad pública le inoculó el virus, a causa de una transfusión de sangre, hace ya décadas, la haya liberado ahora de ese riesgo mortal.

 'Levante', además de su primera página algo vírica, lleva unas líneas de Juan Lagardera, en la 5, que no me resisto a comentar, porque me parecen magistrales:

"Los candidatos, guapos, (o menos guapos), buscan la televisión, la cercana, la maruja, donde abundan los caladeros de indecisos, porque cuando tropiezan en otros escenarios pueden quedar visiblemente desnudos".

Es evidente que Lagardera se refiere a los nuevos sujetos políticos, caracterizados por su juventud, pero su metáfora de quedarse en calzoncillos es de plena aplicación a lo que le sucedió anoche a Rajoy en el espacio de la Sexta donde se sometió a las preguntas de docena y media de personas, según la cadena, representativas de la composición de la población del país.

Todo iba razonablemente bien para Rajoy cuando le preguntaron un emprendedor, un pensionista, pero cuando lo hizo un dependiente, Rajoy, que ya había demostrado su frialdad, su indiferencia, su ausencia de empatía, al entrar al plató con el presentador, quien le hablaba y el le respondía sin mirarlo siquiera, se hizo un lío al contestarle, intentando eludir los abandonos públicos de este colectivo en su legislatura, y tratando de tapar esa política indecente, con promesas y medidas de tan reciente origen, que no han llegado al colectivo, sobre todo a la importante parte de ese colectivo que ha fallecido sin ver reconocidas sus reivindicaciones.

En ese momento Rajoy quedó desnudo ante la audiencia, su falta de argumentos quedó patente, su torpeza para lidiar con esa pregunta incómoda fue evidente, permitiendo ampliar la metáfora de Lagardera, no solo a los guapos y jóvenes, sino a cualquier candidato.

Fue entonce cuando decidí apagar la tele, ya había visto bastante, había captado, perfectamente, la indiferencia, la insensibilidad, la falta de empatía del candidato, la imposibilidad de que un sujeto así, sea capaz de gobernar un país con las múltiples heridas y necesidades sociales que han dejado en él quienes, ocultos tras la crisis, la han aprovechado para enriquecerse aún mas, dejando en la cuneta a los mas frágiles, a los más necesitados de  cobertura pública.

Miro por la ventana del gabinete donde escribo y los trazos fugaces de nubes en el cielo, se han transformado en una cubierta gris, mas uniforme, gris como el futuro del candidato que se sometió ayer a las preguntas de la gente.

La tele no perdona, por mucho que lleves a cuestas un equipo de comunicadores contigo, no pueden evitar que quedes, desnudo, a la vista de todo el mundo.

En fin. Ciudad deshabitada.

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN. 6 12 15.

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