viernes, 4 de diciembre de 2015

PALOMAS DE SAN VALERO

"Empezaré por el principio. Ayer, un gesto del rostro de mi nieto de 10 años estimuló mi memoria mas antigua. Le dimos un juguete de cuando el tenía tres años, un peluche que al tocarlo ladraba y se movía y mi nieto, que había olvidado por completo esas sensaciones, recobró de pronto la conciencia de su primera niñez.

Es curioso como ciertos estímulos nos hacen retroceder en el tiempo a niños y mayores.

Esta mañana he acompañado al mercado a mi mujer, mientras esperaba fumando, fuera, que terminara la compra, una enorme bandada de palomas volaba en dirección a la torre de la iglesia, para acomodarse en el lado más asoleado.

La paloma es la representación del Espíritu Santo, de la Paz, pero, en realidad es una de las especies más lúbricas, cuya velocidad de reproducción es una amenaza para las cúpulas de los monumentos, o para los vehículos estacionados demasiado tiempo en la misma plaza, pero, en este caso, el de este relato, ha funcionado también como un estímulo de mi memoria, como el peluche de mi nieto de la suya.

Ese vuelo de palomas evoca cosas sucedidas hace cinco décadas, que a su vez explican, de algún modo, como era la sociedad de entonces.

Mi mujer y yo estábamos en trámites para casarnos. La mitad de mi familia era anarquista, la otra no, la suya tampoco, así que, aunque no éramos católicos practicantes, nos casamos por la iglesia, como casi todo el mundo.

No nos casamos en San Valero, sino en otra iglesia, pero por un raro protocolo eclesiástico, ambos debimos asistir a los llamados, entonces, cursillos prematrimoniales que no consistían, como podría parecer, en aprender a perforar el hímen de la pareja sin causar demasiado daño, sino en una serie de clases retóricas sin ninguna utilidad práctica.

El eclesiástico docente que impartía aquellas clases surrealistas era un cura castrense, de esos que llevaban un ribete rojo en la sotana. Para entendernos, si eres cura, o eres militar, puedes ser cura progre o conservador, militar demócrata, o no, pero, cura y militar todo en una pieza, en aquella època era sinónimo de la máxima expresión del fascismo.

A mI no me importó someterme a aquel protocolo por dos razones, porque quería casarme con Encarna, y ella conmigo, y porque mi conciencia política, entonces, no estaba plenamente desarrollada, a pesar de mis raíces familiares libertarias.

Creo que si tuviera que decidirlo ahora, haría lo mismo, aunque eso no obsta, contradictorio como soy, que cualquier día vaya a apostatar, en protesta por los abusos de la iglesia, por ejemplo la apropiación de la Mezquita de Córdoba, o por la vigencia del Concordato.

Todo ha surgido con la bandada de palomas volando hacia el lado asoleado de la torre de la iglesia de San Valero, esa sensación, que probablemente se habrá repetido muchas veces mientras viví en ese barrio, ha estimulado mi memoria, no la mas antigua, pero si la de hace cinco décadas, cuando todavía, para casarte en una iglesia, debías asistir a cursos en otra, impartidos por un cura castrense, la máxima expresión del fascismo militante."

En fin. Palomas de San Valero.

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 4 12 15.

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