jueves, 19 de julio de 2007

EL CHAT

Trabajo con ordenadores --solo en textos y hojas de cálculo-- desde antes de que salieran las primeras computadoras personales, pero solo he accedido a Internet muy recientemente, cuando decidí utilizar el Blog como soporte de mi vieja afición a la escritura.

En poco más de seis meses mi presencia en Internet se ha limitado al escaso intercambio de comentarios que genera el Blog, pero nunca, hasta ayer, había utilizado el chat. Es, para mi, un descubrimiento muy tardío. No descubro nada a quienes ya son usuarios antiguos de esa porción del ciberespacio, si digo que algunas de las características que he encontrado en esa fórmula comunicacional me parecen, sencillamente, asombrosas.

No escribo este comentario para trasladar a otros mis experiencias, lo que sería ocioso, sino para reflexionar en primera persona sobre ellas, y mas concretamente, sobre el Hot mail, o línea caliente, en traducción aproximada.

En primer lugar, encuentro una asociación clarísima entre el modo en que se comunicaban los amantes, secretos o no, en el período romántico, y como lo hacen ahora muchos usuarios del chat. En aquel tiempo, en el romanticismo, todo el mundo escribía un montón, en billetes, notas y cartas, para citarse, declarar su amor, mas o menos correspondido, y también, como no, para encargar a un sicario el asesinato de un personaje cortesano.

El teatro clásico informa ampliamente sobre esa forma de comunicación, en sus diálogos y situaciones, pero hay una obra excepcional, Cyrano de Bergerac, que muestra además como Cyrano se comunicaba ocultando su personalidad detrás de otro, lo que es moneda corriente en el chat.

Hasta que apareció Internet, la comunicación escrita había descendido hasta niveles dramáticamente precarios. Los negocios, las citas, las relaciones de amor y temor, las felicitaciones navideñas, las reservas hoteleras, los contactos entre personas residentes en lugares distantes, casi toda la comunicación humana, se había vuelto oral y usaba como vehículo preferente el teléfono.

La generalización del uso de Internet en las empresas, en los hogares, en las escuelas, le ha dado la vuelta a la tortilla, de tal modo, que se diría que estamos viviendo un período neoromántico, si juzgamos por el número de relaciones amorosas que se establecen, o se rompen, mientras la charla mas o menos íntima o compulsiva se extiende como una mancha de aceite planetaria en el ciberespacio.

La velocidad de los cambios tecnológicos en el uso del teléfono móvil, puede influir de nuevo en la balanza comunicacional, pero, en cualquier caso, mi impresión es que ya no se volverá a los niveles precarios de la escritura en la etapa pre Internet, y las comunicaciones escritas y orales mantendrán cada una de ellas los niveles que les sean propios.

La segunda cosa que me ha llamado poderosamente la atención es la influencia del hecho virtual en la actitud comunicacional de los usuarios del chat. Se diría que la protección que proporciona la distancia de lo virtual, facilita una franqueza y una libertad de lenguaje entre los hablantes, que los lanza sin inhibiciones a un nivel de intimidad que en modo alguno alcanzarían con la presión de la presencia física. Se habla, y se escribe a menudo, de la revolución tecnológica que ha supuesto Internet, pero menos de la auténtica revolución relacional que se está cociendo cada segundo en ese espacio, que es virtual, en el sentido de que prescinde de la presencia física y las distancias, pero cuya sustancia emocional, alimentada por los sentimientos, deseos y frustraciones de quienes lo habitan, es tan real, como la vida misma. Como en pleno romanticismo, cada día se representan en ese espacio, enamoramientos, traiciones, melodramas y comedias. Solo hacen falta autores que los recojan para darle un nuevo impulso al teatro clásico de alcance universal.

Creo que se pueden decir mas cosas sobre el tema, pero las dejo para la próxima entrada. Creo que será la semana próxima. Me he recomendado una disminución de la productividad. El verano es para disfrutarlo. Au revoire.

Lohengrin. 19-07-07.

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