lunes, 13 de julio de 2009

ATLÁNTIDA

Han sido incontables las expediciones románticas, arqueológicas o geográficas, que han buscado a lo largo de los siglos, con resultados infructuosos, Atlántida, la ciudad sumergida. Mientras tomo café en una terraza de La Cañada, esperando que llegue la hora de la cita con mi dentista, la última de 'Las Provincias' ofrece la sorprendente noticia de que Atlántida existe, pero está emergida, y no se trata de Venecia.

Shanghái se hunde un par de centímetros al año por el peso de sus rascacielos y de los negocios financieros que habitan en ellos y, si nada lo remedia, los futuros viajeros y exploradores en busca de la Atlántida, encontraran esa ciudad mítica sumergida que hasta ahora han buscado sin resultado, justo en la ciénaga salada del mar que hay debajo del centro financiero chino, que acogerá su soberbia arquitectura, donde los rapes buscarán su comida entre los archivadores de los fondos soberanos allí radicados.

Hay rapes chinos, si. Todas las semanas compro media docena en Abordo, para preparar un suquet.
Son mas pequeños que los de aquí, pero a cambio tienen alas, y cuando los doras en el caldero parecen palomas salidas de la última encíclica de Benedicto XVI sobre la verdad.

La verdad. La verdad no existe, en el sentido de que nada es eternamente verdadero. Solo existen las dudas. Sobre esas dudas, nos movemos a tientas las sucesivas generaciones que en el mundo han sido y a lo único que podemos aspirar es a reducir el número de esas dudas, pero siempre quedan en el fondo del baúl otras que surgen, nuevas, cuando creemos haber desvelado las antiguas. En eso consiste el progreso, y la verdad de Benedicto es un dogma si, una verdad revelada, pero que ha permanecido tanto tiempo en el congelador, como a veces los rapes chinos, que no es apta para el consumo humano.

Decía que hay que dorar en aceite los rapes, y media bolsa de colas de gamba, con un picante y reservarlos. En ese aceite, se dora una docena de almendras y una rebanada de pan. En el mortero se pica un ajo, un poco de perejil, se añaden las almendras y la rebanada tostada, un poco de pimentón y se machaca con la maza hasta conseguir una pasta homogénea, comúnmente conocida como 'la picada'.

Se cortan un par de patatas en dados pequeños, se cuecen en un caldo sobrado de pulpo o de merluza, mejor de las dos cosas, o sea, un fondo de cualquier pescado con sabor pero que no esté salado. Cuando esté medio reducido y las patatas cocidas, se añade la picada, se remueve, se añaden los rapes y las gambas y se deja cocer un poco mas hasta que el caldo restante esté cerca de trabarse. Se deja reposar un poco, y a la mesa. (Dos colas de rape medianas por barba están bien).

Con eso no conseguimos alcanzar ninguna verdad trascendente, esto es seguro, pero tal vez logremos incrementar nuestro índice F.I.B. individual. Ya saben. Felicidad Interior Bruta. Por si acaso viene la época de Decrecimiento.

La verdad , no se donde poner esta entrada. ¿En cocina? Ya hay una receta de rape. La pondré en
Crónicas de viajes y lugares, por lo de Shanghái.

En fin. Atlántida.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 13-07-09.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios