jueves, 18 de agosto de 2016

TACTO

En los libros infantiles nos enseñaron aquello de los cinco sentidos, Tacto, Vista, Gusto, Oído y Olfato. Luego la experiencia personal de cada uno le ha enseñado más cosas. Por ejemplo, que los sentidos pueden jerarquizarse, según la importancia relativa que cada uno les asigna.

Así, el tacto digital, el tacto lingual, el tacto genital, son tres variantes del tacto, sin las que la humanidad se habría extinguido hace más de diez mil años. Con este criterio, la vista sería un simple GPS para orientar donde aplicamos el tacto.

En cuanto al oído, se pierde normalmente con la edad, y el olfato, en particular quienes tenemos el hábito de fumar, lo perdemos de un modo muy temprano, lo que es una lástima cuando paseamos por lugares frondosos y nos perdemos la variedad de los aromas de las especies vegetales.

Nuestra piel se relaciona con el tacto, son los receptores que habitan esa piel los que nos dan razón de nuestras sensaciones táctiles. Será por eso que un portavoz del PP dijo aquello de 'nos ha faltado piel', una metáfora para expresar que no habían sido receptivos a las demandas y necesidades de las gentes.

De aquí se sigue que no todas las pieles son iguales. La mía, mi piel, es extraordinariamente sensible, vulnerable, supongo que también por el tabaco. Acabo de volver de la sierra, y mi antebrazo izquierdo tiene una herida sangrante.

Podría decir que es producto de un tropiezo con un cardo, después de cuatro días de andar por caminos llenos de matojos, pero en realidad es el resultado de un golpe con la manecilla de una puerta, apenas regresados a Valencia.

La fragilidad de mi piel es tal que cualquier mínimo golpe genera una herida sangrante. Por fortuna, esa fragilidad no se extiende a otros órganos de mi cuerpo. En cuanto a la vista, he olvidado las gafas en la casa de la sierra, pero eso no me impide desenvolverme como siempre en la escritura.

Es más, leo el periódico mejor sin gafas que con ellas, aunque estos últimos días no he leído ninguno, no he visto la televisión, y me importa un huevo si hay o no investidura, ni cuantas medallas contamos en los JJOO, porque en un artículo que leí en un magazine, el articulista, cuyo nombre no tengo a mano, afirmaba que las ciudades mas avanzadas, mas civilizadas del planeta, se niegan rotundamente a ser sede de esos juegos.

La piel, no solo es sede de los receptores que registran nuestras sensaciones táctiles, también excreta nuestro sudor. El mío, ahora mismo, en esta tarde calurosa, es particularmente abundante, debido a que no me he despojado del polo con cuello --me dice Encarna que ahora Banderas promociona los polos sin cuello, que en tiempos se llamaron cuello Mao-- que llevo puesto después de haberlo rescatado del olvido en un armario de la casa de la sierra.

Confieso que he cargado con el polo y aún lo llevo puesto, con la esperanza de encontrarme con Cármen en la terraza de La Fuente. No ha sido así, y aquí me tienen, escribiendo estas chorradas que me parece que no alcanzan el nivel exigible a cualquier comunicador de Internet.

Como estamos en verano, hagan cuenta de que han leído un períodico, y les han soltado el rollo de la Investidura.

En fin. Tacto.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 18 08 16.

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