lunes, 23 de enero de 2017

HOY

"Hoy, he acompañado a mi mujer al Hospìtal Dr. Peset. Ha sido una visita afortunada, porque la han llamado la primera y, aunque he bajado a tomar café al Desván, suponiendo que la visita se prolongaría un par de horas, antes de acabar de tomar el café cortado, Encarna ya estaba allí, de vuelta, con el alta definitiva en el bolsillo de su afección de Hepatitis C que, como en un caso de justicia poética, el mismo sistema de salud que le inoculó el virus, hace más de veinte años, ahora se lo ha erradicado, aunque con un tratamiento que al parecer cuesta una pasta, y no se lo dan a todo el mundo, por ejemplo a mi cuñada, a la que le están dando largas, se vé que porque ya es octogenaria, esperando que salga una fórmula mágica más barata que la actual.

Hoy, de vuelta del Hospital, he entrado en el Maravillas y, mientras tomaba un agua Perrier, he pegado la hebra con una vecina y cliente, cuya familia tiene una casa en la villa vieja de Requena, un lugar de obligada visita por su pintoresquismo, su historia, su arquitectura urbana, que muchos que se van a Punta Cana, o a la Rivera Maya --faltaría más, las preferencias viajeras pertenecen al dominio individual, sí-- no conocen.

La clienta y vecina se ha extendido sobre los detalles de ese barrio, la villa vieja de Requena, yo he aprovechado para referirle algo que me contó un requenense hace años, el origen del nombre de esa Villa.

Al parecer, si damos crédito a aquel relato, Requena se llamó, antiguamente, Roqueña, cuando su urbanismo estaba dominado por un penal que estuvo allí --tal vez, no sé, las torres del viejo castillo que aún permanecen al acceder a la villa vieja fueron parte de ese lugar carcelario-- y la única población que residía allí eran los reclusos, desterrados a este lugar para apartarlos de la villa y corte, sus guardianes y las mínimas infraestructuras de servicios necesarias para atender a unos y otros.

Hoy, Requena tendrá, por lo menos, veinte mil habitantes, y la visita a la villa vieja, sin dejar de entrar a ese mesón que tiene una cueva en sus bajos, y probar unas longanizas al vino, o un gazpacho y ese otro guisote oscuro y pegajoso que no recuerdo como se llama, ah sí, Morteruelo, produce grandes satisfacciones, por lo enrevesado del urbanismo de ese lugar, que recuerda con sus calles laberínticas más a una medina árabe que a un enclave cristiano.

Hoy, al salir del Maravillas me he dirigido a la Multióptica, a recoger una montura nueva para mis viejas gafas, que aún sigo necesitando, aunque no veo un pijo, con ellas o sin ellas, esperando el turno para que me liberen de esas cortinas ópticas que llaman cataratas.

Ha sido allí, conversando con la heredera de la antigua óptica, ahora con el nombre cambiado, cuando me he inspirado para escribir esta entrada y ponerle, justamente, este título, Hoy, que tanto estoy repitiendo.

La cosa es que he tenido que esperar un ratito, pese a que esperaba que el montaje de mis viejas/nuevas gafas estaría concluído. Le he dicho a mi interlocutora: --Ya veo cual es vuestra política de servicio al cliente, cuando un anciano como yo hace un encargo, no lo realizáis hasta que viene a recogerlo, por si acaso ha palmado y os quedáis con el encargo hecho y sin cobrar. ¿Es así?

--Para nada, yo tengo la culpa del retraso, le he dicho a mi oficial que antes de hacer lo tuyo, preparara la faena del día, y te pido disculpas por el retraso. Ahora bien, tú, no me pareces un anciano, si mi padre oyera esa palabra, que odia, la repudiaria.

--Claro, eso de la edad es bastante relativo, yo siempre cito a Alejandro Casona, cuando hace decir a uno de sus personajes en La Dama del Alba que la edad de cada uno es algo que no tenemos, porque ya lo hemos gastado, que los años que todavía nos quedan por vivir son los únicos que tendremos, y no sabemos cuantos son.

Y, ya, sin citar a otros, te doy mi punto de vista, 'El tiempo es un contínuo, y el fraccionamiento que hacemos de sus magnitudes es algo muy convencional, yo, de todos esos conceptos artificiales que hemos inventado para medir el tiempo, me quedo solo con uno, Hoy."

--Parece un mensaje muy vitalista, pero el sábado cuando viniste no te ví así, o sea, que tu concepto del Hoy, no es igual todos los días, verdad?.

--He de reconocer que es así, ayer sin ir mas lejos, --el ayer también existe, a despecho de mi teoría--en lugar de añadir una página al blog, me dediqué a borrar otra que había dejado escrita antes, 'Bar Maravillas: Un Thriller', porque al releerla, no solo me pareció detestable, sino injusta con el vecindario que vive por allí, y que no merecía los terribles comentarios sobre el barrio que contenía.

La borré, no sé porqué. Pocas veces me he arrepentido de algo escrito, se ve que estaba pesimista, a causa de haber reducido el litio, para cuidar sus efectos secundarios, sin considerar los principales, su efectiva acción estabilizadora del ánimo cuando tiendes a la depresión nerviosa.

Hoy, reanudada la toma de litio en su dósis óptima, tres medias pastillas repartidas en desayuno, comida y cena, he vuelto a descubrir mi preferencia por el Hoy, la convención temporal aplicada al contínuo del tiempo que prefiero a cualquier otra, porque de poco sirve, para orientar y realizar las acciones del día, por ejemplo, escribir esta nueva entrada en el blog, pensar en el pasado, o en el siempre incierto futuro.

Respecto del pasado tengo que expresar una preferencia, es una lástima que el viejo penal de Roqueña haya desaparecido, ahora que se requieren tantas plazas carcelarias para alojar a los múltiples manguis que nos han gobernado por aquí en los últimos quince años, son tantos los candidatos, tantos los múltiples sumarios en espera de resolución que sospecho que Picasent ya se ha quedado pequeño, y no estaría mal rehabilitar aquel penal que hubo en Roqueña, aquel lugar que las leyendas urbanas dicen que dió nombre a la actual Requena."

En fín. Hoy.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 23 01 17.

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