lunes, 24 de abril de 2017

EL PUEYO DE JACA

"La quinta de Vista Alegre, antiguo Palacio de la Viñata del siglo XIX, ahora convertido en albergue, está enclavada en un lugar privilegiado del Valle de Tena, en el pirineo oscense, el Pueyo de Jaca, junto al embalse de Búbal y frente a una formación rocosa impresionante que aún conserva en sus vaguadas la nieve del invierno.

Ha sido nuestro refugio durante las correrías de estos días. A solo 15 kilómetros de Francia, una visita al Portalet, a casi 1800 metros de altura, nos permitió disfrutar de mayor abundancia de nieve para los juegos infantiles de los nietos que nos acompañaban.

Con todo y la belleza del paisaje, los ríos, los embalses, las espectaculares cascadas, como la que pudimos observar en nuestra visita al Balneario de Panticosa --las Termas de Tiberio-- los senderos de montaña, la rica vida vegetal y animal que puebla las laderas de los montes, el fantástico clima del que hemos disfrutado, con mucho sol, sin una sola gota de lluvia, lo que destacaría de esta visita es el Mesón del Embalse, en Pueyo, un establecimiento hostelero que es uno de los mejores de la comarca, como pudimos comprobar el par de veces en que comimos allí.

Los huevos rotos con jamón de la tierra estuvieron muy bien, pero las manitas de cielo, sí de cielo, que nos sirvieron al tercer día de nuestra estancia fueron lo más sublime que he probado en mucho tiempo.

Para la gente como nosotros, acostumbrada a residir al borde de la costa, esta estancia entre los gigantes montañosos del pirineo aragonés ha sido una experiencia muy gratificante. Recorrer los pueblos del Valle de Tena nos ha llevado varios días, no nos hemos querido perder Sellent, Formigal, Panticosa, Biescas, Piedrafita, Tramacastilla, Escarrilla... y en todos y cada uno hemos encontrado algo singular, como la escultura que recrea a un poblador que vivió allí y medía dos metros treinta, o el magnifico polideportivo con parque, pistas de tenis, campo de fútbol y zona recreativa que encontramos en Biescas, por cierto era día de mercado y había un gran ambiente.

Pero lo que mas me ha sorprendido del pirineo es su gente. Un cartel turístico explica en el Pueyo como la comarca se sumió en una época de miseria cuando el embalse de Búbal anegó las tierras de cultivo, y parece increíble que tuvieran la fuerza de sobreponerse a aquello y convertir lo que fué un pueblo casi abandonado en un centro turístico pirenaíco de primer orden, con una capacidad de alojamiento para aquellos que vienen a disfrutar aquí del deporte del Parapente, o se alojan aquí por la cercanía de las distintas pistas de esquí donde se puede disfrutar de los deportes de invierno, bien en Formigal, o en Panticosa, ambas estaciones muy cercanas al Pueyo, y esa capacidad de renovación parece indicar una dureza, una resistencia, característica de las gentes del pirineo, en un medio natural que no parece nada fácil para la supervivencia.

Después de cuatro días de patear el paisaje pirenaíco aragonés, estamos aquí de nuevo.

Un poco pesado el viaje de vuelta en automóvil, seis horas de carretera, aunque la magnífica autopista Mudéjar, en perfecto estado, sin apenas tráfico, nos lo ha facilitado, como la parada hecha en Teruel para comer en un gastro bar de su centro histórico, muy bien por cierto.

No tenemos previsto viajar de nuevo hasta octubre, aunque cualquiera sabe, igual este verano Lola y Antoni nos seducen con algún proyecto viajero, si así fuera, haré la oportuna crónica.

Una ventaja añadida de este viaje de cuatro días al pirineo es que no he leído periódicos, no he oído la radio, no he visto televisión, o sea que, duramte esta escapada, nadie me ha contado nada sobre la corrupción galopante que arrasa este país. Que bien, ¿no?."

Un saludo cibernauta.

En fin. El Pueyo de Jaca.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 24 04 17.

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