lunes, 10 de abril de 2017

FUTBOL

"He bajado al Maravillas. Mientras esperaba el acceso al periódico, que otro usuario ha tenido secuestrado durante una hora, he escuchado algunos comentarios sobre un deporte?, el fútbol, que a mi casi nunca me llama la atención aunque recuerdo dos o tres experiencias personales, a las que aludiré después.

Se quejaba un cliente de que en el partido de ayer, Málaga/Barça, el árbitro castigó con penalty, contra los catalanes, una infracción cometida fuera del área. Enseguida atribuyó esa conducta arbitral a la influencia de las casas de apuestas radicadas en países lejanos, que dominan ese mundo de deporte y apuestas.

Otro cliente ha llevado el tema a la situación del Valencia C.F., aludiendo a que está saliendo del bache, del agujero, a lo que otro ha respondido que sí, que estaba en el tercer sótano y ahora está en el primero, yo, sin tener ni idea, me he atrevido a apostillar, creíamos que con Soler, el presidente secuestrador, nos iba mal, y fijaos ahora con el chino.

El caso es que solo una vez he asistido a un partido de fútbol profesional. Fué en un España/Suecia, en el estadio de Mestalla, recuerdo que vociferé, imitando a la multitud, aquello de 'hala..Gento', con la distancia del tiempo creo que aquello me confirma en la idea de que la conducta de las masas, anula la individualidad, con enorme facilidad.

Incluso conductas menos masificadas son igualmente imitativas, basta observar la conducta de los peatones cuando uno de ellos decide cruzar un paso con el semáforo en rojo.

A esa única experiencia como espectador se sumaron otras como jugador, pero antes voy a aludir a mi primera y única experiencia como deportista. A mis catorce años ¿o fueron doce?, el consejo de familia decidió ponerme en manos, durante un año, de un familiar campeón nacional de gimnasia deportiva para afrontar mi estado de extrema debilidad muscular.

Aquella experiencia acabó, después de tantas sentadillas, paralelas, anillas, halterofilia, con un aumento de mi capacidad pulmonar hasta los cuatro litros, y diez kilos más de puro músculo. Esto, me parece, es un ejemplo de cómo las decisiones que se toman muestran sus efectos incluso medio siglo después de haber sido tomadas, pues ahora mismo puedo pasear tranquilamente en esta mañana fresquita y soleada, sin necesidad de arrastrar el carrito del oxígeno, pues, mis hábitos de fumador han dejado uno de mis pulmones hecho un pedazo de corcho, pero aquel año de prácticas deportivas me permite ahora un resto suficiente de capacidad pulmonar para llevar una vida normal.

A condición, claro, de no sufrir otras desgracias, pues así como yo paseo con las dos piernas, un colega, un poco mayor que yo,  acaba de sufrir la amputación quirúrgica de una de sus piernas, a la altura de la femoral, después de años de intentar salvarla, sin éxito. Änimo, Enrique, lo superarás, tienes energía para hacerlo.

Vuelvo al fútbol. Solo he participado en mi vida en dos encuentros de fútbol, en campos deportivos, con árbitro, porterías y esas cosas. El primero fué en un campo que hubo junto a la Ermita de Vera. Fué un encuentro entre equipos de empresa, yo hacía de portero en el de una compañía exportadora de vinos, por entonces, la mas importante del país, y recuerdo que durante una incidencia del juego, me tiré al suelo, fingiendo, como si me hubiera partido la cabeza, creo que esa fué la primera vez que experimenté mi afición por el teatro, que luego el tiempo ha consolidado.

El segundo, en un campo en el lecho del río, antes de que  terminara de ser convertido en jardin público. Los dos equipos estaban formados por personal de una misma empresa, una industria de fabricación de maquinaria para panadería, en la que estuve ejerciendo de director financiero no más de un mes, por mi poca habilidad para manejar la hostilidad del hermano tonto del dueño.

La primera parte, jugué en uno de los dos equipos, y marcamos, la segunda jugué con el equipo contrario y marcamos, con lo que dejé demostrado  que mi habilidad para dirigir un grupo deportivo era mayor que la de ejercer la dirección financiera.

Mi actual visión del fútbol me dice que fué divertido jugarlo, pero bastante aburrido ver como lo juegan otros.

La cháchara sobre fútbol ha cesado en el Maravillas justo cuando el secuestrador de 'Levante' ha liberado su presa.

He vuelto alucinado, después de leer una página entera de Higinio Marín, sin entender nada. Este hombre dedica un largo artículo a la relación entre nuestras estructuras cerebrales y nuestro aparato digestivo, pero lo hace con argumentos tan oscuros, tan poco expresivos y comprensibles, que parece que lo está haciendo en un lenguaje cifrado para cuatro amiguetes, lo que no parece adecuado para ser publicado en un medio de masas, aunque ya sabemos que esas masas tienden a ser mas que escasas, en comparación con la actividad comunicacional de las redes de cibernavegación.
Mañana, volveré al Maravillas y, si aún está el periódico, intentaré entender algo, aunque dudo que Higinio se deje entender, ni siquiera en una segunda lectura.

En fin. Fútbol.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 10 04 17.

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