"He bajado al Maravillas, he tomado dos cafés cortados en una mesa del interior, luego he salido a un rincón soleado y he fumado el primer cigarrillo de la mañana, junto a dos clientas que se estaban fumando un porro. Luego, en El Cantonet, he comprado la prensa y he salido al balcón a ojearla, al sol.
Me ha llamado la atención un titular en la página 22, que me ha dado motivo para la entrada de hoy.
"Dos itinerarios paisajísticos peatonales dignificarán San Miguel de los Reyes"
Para quien no lo sepa, el monasterio de San Miguel de los Reyes fué, durante los años cincuenta del siglo pasado, una prisión franquista donde se hacinaban en celdas infames miles de presos políticos, cuyo delito fué defender la legalidad republicana antes de la nefasta guerra civil.
En aquella época yo contaba siete años, iba con mi familia los domingos al monasterio-prisión para visitar a Sigfrido, hermano de mi madre, cuyo sobrenombre entre sus amigos presos era Lohengrin. Ibamos en el tranvía y al llegar al monasterio, cada semana había miembros del ejército, de la guardía civil, de otros cuerpos, que se turnaban en las garitas de acceso al lugar.
Una vez en su interior, después de ser cacheados --a mi también me cacheaban, a pesar de ser un niño-- dejábamos en el torno del monasterio-prisión la tortilla de patatas para Sigfrido.
Cuento esto, que creo que ya he contado alguna otra vez, porque, dignificar, lo que se dice dignificar, no he observado que autoridad alguna, sea municipal o gubernamental, haya dignificado la memoria de los miles de personas que estuvieron recluídas allí, algunos como Sigfrido hasta quince años, hasta que se decretó la primera Amnistía para los presos políticos, que fueron apresados, mayormente, por su ideología de izquierdas, no porque hubieran consumado delitos de sangre.
Supongo que la mayoría de aquellos presos ya estarán muertos, como Sigfrido. Desde que se estableció en este país la democracia que tenemos, jamás he visto una sola palabra en la prensa, ni escuchado nada de boca de nuestros políticos que aluda a lo que fué en aquellos años aquel viejo monasterio, donde creo que hay enterradas personas de alcurnia real. Ni una palabra.
No me parece justo para los que sufrieron cárcel allí por motivos políticos, por eso, aunque alguien me acuse de abrir viejas heridas, le digo que mi intención es cerrarlas, dignamente. a la memoria de Sigfrido y de los miles de presos que pasaron por allí. ¿Tanto cuesta poner una placa en ese monasterio que recuerde lo que fué en los años más crudos del franquismo, a la memoria de los que convivieron en celdas atestadas, con un solo wc para todos, sin haber cometido ningún delito?
Desde este humilde blog pido a las autoridades actuales que dignifiquen, no solo los itinerarios paisajísticos peatonales de ese santo lugar, sino la memoria de los que allí sufrieron. Sé que no lo van a hacer, porque nadie quiere, a estas alturas, abrir viejas heridas, yo tampoco, lo que deseo es cerrarlas."
En homenaje a Sigfrido Catalá Tineo y sus compañeros de reclusión, la mayoría de los cuales fueron liberados tras la primera Amnistía, que no se produjo por la voluntad del régimen franquista, sino por las presiones exteriores de otros países, que buscaban una cierta normalización para sus negocios aquí.
No soy historiador, ni nada de eso, solo fuí testigo durante años de lo que fué ese monasterio que ahora dicen querer 'dignificar'.
Un saludo afectuoso a los internautas que se acercan por aquí, hayan sido o no, familia de los que estuvieron allí presos, o de los militares o guardias civiles que los custodiaron.
Chao, pibes.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 30 12 2020
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