sábado, 12 de diciembre de 2020

LA BUENA VIDA

"Tengo la fortuna de vivir en uno de los barrios más agradables de la ciudad de València, Cuatre Carreres, lleno de parques y jardines, a un paso del Parque Central, con una cercana fuente ornamental que veo cada tarde desde  mi balcón....

En las mañanas soleadas de invierno, que por aquí suelen ser casi todas, cuando no sopla viento de Poniente, suelo bajar con Encarna, la mujer de mi vida,  a dar un paseo por el barrio. Nos acercamos al parque más cercano, Encarna suele seguir andando, le gusta andar, yo me acomodo en un banco del parque y me fumo el único cigarrillo de la mañana.

Hacia la una de la tarde volvemos a casa, Encarna se suele meter en la cocina, yo también, aunque solo cuando toca fideuá. Un día a la semana vamos al Mercadona más cercano, juntos, a hacer la compra, excepto los viernes que vamos al que está cerca del mercadillo y paseamos por allí, a veces compramos algo en el mercadillo, otras no.

En ocasiones, enriquecemos esas rutinas bajando a buscar a nuestros nietos. Joan, 11 años, 1,80, juega al basquet en el polideportivo del barrio, Raimon, 15 años, 1,90, juega al fútbol en el mismo lugar. Por las tardes no salimos, a veces alguno de nuestros tres hijos nos gratifican con su visita. Precisamente, el  domingo, Jordi vendrá a recogernos para comer juntos en algún restaurante próximo a Massanassa.

Además de esas rutinas familiares, ejerzo otras menos convencionales. Cuando madrugo, me interno en la calle de Sollana, un callejón ventoso y estrecho, habitado por gentes muy interesantes. Vecinos de etnia gitana, payos semi delincuentes, madres con hijos, algún jóven con capacidades distintas, un paciente de la doctora Palop, diagnosticado de esquizofrenia, que tiene una conducta de lo más normal, como la mía, que soy paciente de la misma doctora, por mi condición crónica de bipolar.

Juntos, aunque no revueltos, con las correspondientes mascarillas alternamos en el bar Maravillas, un local que frecuento desde hace una década, cuando madrugo, y no hace demasiado frío. Pienso que esta vida mía es, ahora, en plena pandemia, como antes, una buena vida, a la que no deseo renunciar y espero que se prolongue todo lo posible porque es, de verdad, la buena vida..."

Un saludo cordial, afectuoso, a los internautas anónimos que se acercan por aquí a leer mis tonterías. Les deseo a todos, sea cual sea su pensamiento, sus creencias, sus preferencias, una buena vida, al menos, como la mía.

Chao, pibes.

LOHENGRIN (CIBERLOHEGRIN) 12 12 20


2 comentarios:

  1. Enhorabuena Enrique por esa vida y muchas felicidades por reconocer y disfrutar de ella con tu familia, tus amigosy tu barrio. Un abrazo para los dos. Carmen Barrio

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  2. Enhorabuena Enrique por esa vida y muchas felicidades por reconocer y disfrutar de ella con tu familia, tus amigosy tu barrio. Un abrazo para los dos. Carmen Barrio

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