jueves, 10 de diciembre de 2020

EL SOÑADOR

"Hoy no he bajado al Maravillas, porque hacía fresquito. Después de esperar, inútilmente, la llamada de mi dentista, hemos bajado a la calle, hemos dado un paseo por el parque, me he fumado el cigarro de la mañana, y a casa.

Ahora, mientras Encarna, la mujer de mi vida, se distrae con La Ruleta de la Suerte, he recordado la peli que vimos ayer en Netflix, que me ha inspirado la página de hoy. Su título, 'La Isla de las Rosas', basada en la historia real de un ingeniero italiano que construye una isla artificial a 400 millas de la costa de Rímini, para convertirla en su propio paraíso, pienso yo que debería haberse titulado, 'El soñador'.

El ingeniero, después de que sus amigos conviertan la isla en una discoteca, cuando llega el otoño se queda solo en la isla y decide, en un momento de ensoñación, viajar a Estrasburgo, para que el Consejo Europeo declare su isla un Estado independiente, con su idioma propio, y recibe centenares de cartas de gentes de todo el mundo que solicitan la nacionalidad en ese estado libre, libertario, imaginativo.

Cuando la prensa se hace eco de ese loco, o no tan loco, proyecto, los ministros italianos, el Vaticano, los poderes fácticos, vamos, se movilizan para impedir que el sueño del ingeniero se haga realidad, para que no cunda el ejemplo y otros traten de apropiarse de lo que consideran suyo.

Los amigos, y amiga, que habían abandonado al ingeniero, ante las amenazas de los poderosos de invadir la isla, regresan a ella y tratan de hacerse fuertes allí, hasta que un ministro italiano envía un buque de guerra a la isla y, después de varios cañonazos de aviso, sin conseguir que los independientes se retiren, envían una tropa armada a bordo de lanchas que consiguen detener a los isleños, para luego derruir la isla a cañonazos.

La historia termina con la medida del gobierno italiano de ampliar las aguas territoriales a 600 millas, pero también con el reencuentro del ingeniero soñador con su chica. Lo que demuestra que los sueños se cumplen, pues el ingeniero había imaginado su loca empresa con la esperanza, cumplida, de que su chica regresara con el.

Una bella historia,  mucho más interesante y sabrosa que la sémola de trigo con carrilladas picadas que he comido por segunda vez porque, como el dentista no me ha llamado, sigo sin ponerme la prótesis inferior, de momento, en fín, que le voy  hacer, si he perdido la mitad de mis muelas por mi antiguo vicio de fumador,  ahora más controlado. "

Un saludo afectuoso a los cibernautas que se acercan por aquí, fumadores o no, portadores de prótesis dentales o partidarios de otras soluciones como los implantes, esas cosas..

Chao, pibes.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 10 12 20




 

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