miércoles, 23 de julio de 2008

EL CARRITO DE HELADOS

“Me ha escrito una amiga, emprendedora, a quien aconsejé porque ella, en su ignorancia, pensó que mi antigua dedicación a la economía le daba algún valor a mis consejos, para que se estableciera como autónoma. Yo solo le di algunas nociones, generalidades, pero la idea de establecerse con un carrito de helados en el Camino de Santiago fue enteramente suya.


En su carta, me cuenta que lo que empezó como una improvisación para pagarse las vacaciones es ahora un negocio boyante. Ha establecido una heladería industrial, aunque solo utiliza productos naturales, y su flota de carritos de helados franquiciados no da abasto para atender la demanda de una muchedumbre de antiguos gerentes inmobiliarios, constructores quebrados, subcontratistas, y, recientemente, empleados de compañías de navegación aérea y de empresas de telecomunicación, que forman una fila inacabable de peregrinos que pulula por el Camino, buscando el consuelo de la austeridad y la meditación para paliar sus tribulaciones económicas.


Añade que sus expectativas empresariales son tan buenas, que está pensando en salir a bolsa para financiar la ampliación del negocio. Esa idea no es enteramente suya, sino que ha sido fruto de una conversación ocasional con Botín, con quien coincidió en el camino, que el frecuentaba solo de paso, mientras se dirigía a comprar otro banco en el noroeste, y alguna caja de ahorros en apuros.

Al parecer fue Botín quien le explicó lo de las amenazas y oportunidades, y añadió que, en la coyuntura actual, es previsible que el número de los clientes de mi amiga esté en franca progresión, porque solo con el renglón de los bancarios de los que el va a prescindir en las entidades que ha adquirido, previsiblemente tendrá asegurado un crecimiento exponencial de la demanda.


Olvidaba decir que mi amiga me consultó por mi trayectoria profesional. Yo siempre pensé que esa trayectoria errática había sido un caos, jalonado de errores, saltos abruptos en el vacío y precariedad, pero como suele ocurrir, nuestra percepción subjetiva no coincide, a veces, con la apreciación de los demás, y ella insistió en la linealidad de mi trayectoria profesional.


Lo cierto es que pasé, directamente, del analfabetismo a la economía, de allí a la auditoría, mas tarde a la condición de auditor sancionado, luego a la de escritor, y ahora estoy en proceso de regreso al analfabetismo. Como se puede apreciar, un recorrido absolutamente marxiano, por no decir marciano, aunque no hay que olvidar que cuando Groucho aludía a su salida de la nada para llegar a la mas absoluta miseria, expresaba su sabiduría de cómico de la legua, curtido en todos los aspectos de la vida, y la concebía, como yo, como una curva parabólica en la que al final llegas al nivel de partida.


Mi amiga, en su carta, me anunciaba el envío de un paquete, en agradecimiento a mis nada valiosos consejos, que he retirado hoy. Lo estoy abriendo ahora mismo y para mi sorpresa, contiene una gama completa de embutidos de Ponferrada, cecina de León, y un lote representativo de sus helados, convenientemente aíslado en una bolsa hermética especial, que incluye, el de tortilla de patatas, salmón con membrillo, frutas del bosque, especial de queso azul con camarones pelados, coco con plátano, el clásico con seis capas de distintos chocolates, y el de mas éxito, turrón blando de Xixona con caviar de beluga.


Aprovechando que es miércoles y tengo invitados, voy a poner a su disposición esa muestra tan original de productos del Camino de Santiago, en particular los helados, que han convertido a mi amiga, gracias a su capacidad emprendedora en época de turbulencias económicas, en una persona crecientemente adinerada, optimista y satisfecha, después de comprobar, gracias a los consejos de Botín, que un entorno de amenazas también ofrece oportunidades a quien sabe buscarlas.


Por cierto, tengo que dejarles, acaban de llegar los invitados y debo preparar la ensalada, hacer la picada de la sepia, y otras menudencias con las que contribuyo al acto semanal de la comida familiar. Agur.”


Lohengrin. 23-07-08.



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