miércoles, 16 de julio de 2008

EL SENTIDO DEL HUMOR

En estos tiempos de tribulaciones económicas, uno puede darse a la austeridad y la meditación, dedicarse a la suave ironía sin sacar la navaja dialéctica, para defenderse de las aristas de la realidad temporal, sin llegar a la burla o el sarcasmo que son los rasgos mas crueles del humor, o si se siente arruínado, tirarse por una ventana de las torres Kío, lo que no es nada recomendable, porque ese procedimiento sumario suele resolver los problemas de uno, pero deja los de los demás sin la atención debida.


Mi tendencia natural al sarcasmo me exige un esfuerzo adicional para mantenerme en los límites de la ironía. Solo cuando realizo ese esfuerzo de manera consciente, a veces consigo ser, sólo, irónico, pero nunca he conseguido alcanzar la dulzura sensible y a la vez irónica de la retranca catalana.


Pere Navarro, ¿se llama así?, el director general de tráfico, quien siempre me ha parecido más un gestor que un político, hace ahora una llamada a la meditación y el sosiego de los moteros, patrocina la iniciativa de un monasterio budista catalán para el uso de cascos y otros equipos provistos de Karma, con la intención declarada de contribuir a reducir la siniestralidad de los motoristas en la carretera, y deja así en evidencia el contenido de mi página La Resaca, del 25 de Marzo de 2008, en la que reprochaba a los políticos no ir al gurú y estar demasiado enfangados en los asuntos del poder, desoyendo las enseñanzas de Buda.


En El filo de la Navaja, Larry, el taxista neoyorquino, personaje de Somerset Maugham, es el único que conserva la calma en plena crisis financiera de Wall Street, y se dedica a ayudar a los desesperados y arruínados en medio de una lluvia de cuerpos que caen desde las ventanas de los rascacielos de la Quinta Avenida, porque sus vivencias personales con los gurús en la India le han preparado para ello.


Ahora, un tal Martín hace caer la bolsa en España con la suspensión de pagos de su empresa inmobiliaria, y se come, con los cinco mil millones de su pasivo, nada menos que una sexta parte del colchón blando de treinta mil millones sobre el que dormían nuestros banqueros para no padecer insomnio a pesar de las previsibles insolvencias, para las que lo rellenaron con las plumas de avestruz de sus provisiones para riesgos futuros.


Si sumamos a esos cinco mil, los anteriores de Llanera y las demás inmobilarias levantinas y andaluzas que han cascado en los últimos tiempos, incluída esa que patrocinaba una orquesta sinfónica disuelta después de interpretar un Réquiem, el colchón de plumas está en proceso de ser reducido a una sábana astrosa, sobre un somier cuyos muelles comienzan a clavarse en los riñones bien cubiertos de los banqueros, pero Botín, como su propio nombre indica –ya no es un apellido, por la fuerza de su uso-- aprovecha para irse de rebajas y comprarse otro banco, ahora que están baratos.


Botín nunca necesitó asistir a un curso de Planificación Estratégica para aprender que un entorno de amenazas, está lleno de oportunidades. Lo lleva en su sangre filibustera.


Otra cosa es el desamparo y desconcierto en que se encuentra el gobierno socialista que creía que el poder era eso, la capacidad de hacer, controlar y dirigir acontecimientos, y ahora se encuentra con que, en época de tribulaciones, sus posibilidades de influir en los acontecimientos económicos son casi nulas.


Y los trabajadores de las empresas en crisis, donde están? Pues, a mi juicio, están donde siempre han estado, en la cuerda floja, porque por muy indefinido que sea un contrato, basta la voluntad de una de las partes contratantes para convertirlo en humo, pagando un precio, si es el caso.


En Heliópolis, sin embargo, a pesar de las dificultades y la coyuntura económica desfavorable, Rus, un payaso tan peligroso como el de Batman, disfrazado bajo la misma bonhomía que exhibían los fascistas bávaros, quien preside la diputación provincial, se permite promover, poniendo doscientos mil pavos (de momento) de nuestro bolsillo, a la cantante Madonna para que nos alegre la futura crisis de Septiembre, cuando, previsiblemente, bastantes de las empresas locales que cierran por vacaciones no volverán a abrir, con un contrato de tres millones de Euros, que se supone tendrán que apoquinar los espectadores que para entonces estarán mas escurridos que la sábana de los banqueros. Si lo tomamos como un rasgo de humor negro, realmente no merece el sarcasmo en el que, involuntariamente, he vuelto a incurrir.


En fin. Malos tiempos, buena cara. Abandonemos el sarcasmo en favor de la ironía. Si nos falla el trabajo, busquemos otro. Mientras tanto, si no podemos ajustarnos por el lado de los ingresos, hagámoslo por el lado del gasto. Todo, menos tirarse por una ventana de las Torres Kío, resolvería nuestro problema, pero dejaría sin solución el de los demás. En caso necesario, una visita a los monjes budistas catalanes, puede contribuir a que nos adaptemos a un clima de austeridad, por medio de la meditación.


Pero que no se les ocurra tocarnos la pensión, porque entonces los pasaremos a cuchillo.


Lohengrin. 16-07-08.



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