jueves, 6 de marzo de 2008

PATATAS CON BACALAO

El reciclaje de los alimentos no consumidos en su totalidad, mas conocido como la cocina de las sobras, tiene una antigua tradición en nuestro país, mas extendida en el medio rural y en épocas de escasez, que frecuente entre los urbanos en los ciclos de relativa prosperidad económica.


Los indicadores económicos empiezan a emitir señales que permiten suponer que no es del todo inoportuno proponer recetas que utilicen materiales ya usados en preparaciones anteriores y no consumidos en su integridad, siempre que no hayan ido a parar a la basura. Estoy pensando, en especial, en restos de salsas o fondos, usados para preparar carnes o pescados que, convenientemente conservados en el congelador, nos pueden sacar de un apuro cuando llega el palo de la tarjeta de crédito del mes anterior.


Desde tiempo inmemorial, quienes viven en el medio rural y alternan la agricultura minifundista con la ganadería doméstica, usan las peladuras de patatas y demás restos orgánicos procedentes de la alimentación humana, para complementar la alimentación del ganado.

El cocido es un plato popular que tiene la peculiaridad de ofrecer hasta tres comidas sucesivas, si se hace un caldo abundante. A la sopa de arroz, puede seguirle la de fideos, el arroz arrossechat,que se hace al horno, con las sobras del cocido, o la ropavieja, a base de croquetas, o restos de carne salteados con tomate.

Soy consciente de que el modo de vida urbano de las parejas treintañeras, en las que ambos miembros trabajan por cuenta ajena, es tan ajeno al cocido sucesivo, como a otras costumbres marcianas, por eso me voy a limitar en esta receta a un apunte sobre las salsas sobradas.


Sugiero a quienes se hayan acercado al blog y tengan la intención de experimentar con mi receta del Suquet de Ratxá que, si les sale bien, guarden en el congelador una parte de la salsa obtenida a partir de la picada, porque ese es el ingrediente principal de la receta que sigue,


Ingredientes:


-El fondo sobrado del suquet de ratxá (o de otro guiso de pescado)


-Una bandeja pequeña de tiras de bacalao seco


-Seis patatas medianas, lo mas iguales posible, de forma regular.


-Dos guindillas


-Tres dientes de ajo


-Un ramito de perejil fresco, en rama


-Sal, dos cucharaditas de pimentón dulce


-Aceite de oliva virgen (una cucharada)


-1/4 de litro de agua libre de sabores raros (mineral o del grifo, según donde uno viva)





Modo de hacerlo:


24 horas antes, poner el bacalo a desalar, cambiando el agua un par de veces.

Una vez desalado, escurrir bien.


Pelar las patatas (con un pelador es mas fácil que con el cuchillo) Cortar del siguiente modo: primero, cortar en dos, a lo largo, luego hacer dos cortes en cada media patata, finalmente dividir cada trozo en dados, pero sin meter el cuchillo hasta el final, sino rompiendo el trozo, para que queden rotas y absorban mejor el sabor.

Una vez divididas en trozos las seis patatas, colocar en un bol con la sal, el pimentón y una cucharada de aceite. Remover con una pala o con los dedos hasta que queden bien impregnadas.


Sofreír el bacalao escurrido, en un cacharro metálico, con el aceite de oliva caliente, los dientes de ajo sin pelar, y las dos guindillas. Retirar el bacalao y sacar el picante y los ajos, que no se añadirán al guiso, una vez hayan aromatizado el aceite.


Sofreír las patatas en el mismo aceite. Cuando estén a medio dorar, añadir el fondo de pescado procedente de las sobras y el agua, remover y cocer a fuego lento hasta que estén en su punto. Ni desechas, ni demasiado tiesas. 20/30 minutos suelen ser suficientes, pero todo depende de la variedad de las patatas y del agua, así que es mejor fiarse de la prueba previa.


Cuando se haya reducido el caldo, sin que se peguen, añadir a las patatas el bacalao en tiras ya sofrito y el perejil picado. Dar un hervor y voilá, ya está.


De nada.


Lohengrin. 6-03-08.

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