jueves, 6 de marzo de 2008

UNA LLAMADA AMIGA

El progreso tecnológico en las comunicaciones interpersonales se ha acelerado de un modo espectacular en los últimos tiempos. No hace tanto, el gerente de la empresa dedicada a la investigación y el diseño en electrónica industrial en la que yo trabajaba, viajaba a Madrid en su BMW a doscientos por hora, casi todos los días, acompañado de un cacharro Motorola enorme que costaba tres mil euros de los de ahora, para mantener el contacto teléfonico con el comité de dirección del grupo. Como dormía poco, se hacía acompañar, además, por una buena dosis de pastillas de cafeína que nunca le faltaba en la guantera.


Todavía no se había popularizado el móvil, que los latinos, con mejor criterio lingüístico, llaman

celular, palabra que me gusta más, porque un móvil es cualquier cuerpo que se mueve, y es una definición poco precisa. Portable tal vez fuera mas indicada, pero es mas larga y suena peor. Celular, en cambio, evoca la electrónica que para la mayoría de nosotros es un misterio que solo entienden los especialistas, y no todos.


Gracias a ese progreso, podemos recibir en cualquier sitio una llamada amiga, bien para concretar una cita furtiva imposible de concertar de otro modo, bien para encontrarnos con los amigos en algún acto público y multitudinario. Muchos han salvado su vida después de un accidente en algún lugar abrupto, porque una simple llamada al 112 ha permitido localizarlos, o han cerrado un negocio con clientes o socios que se encontraban a miles de kilómetros.


El hecho de que el noventa por ciento de las llamadas que se hacen mediante ese mínimo teléfono, que ha sido posible popularizar gracias a la tecnología de fuentes de alimentación de tamaño mas que reducido, sean conversaciones absolutamente estúpidas, del tipo, --estoy en el autobús, llego en diez minutos, y cosas por el estilo, –que es el grueso de la facturación de las compañías-- no invalida la enorme potencialidad del invento para otras finalidades.


Al ser una herramienta de comunicación, el móvil o celular, permite ser utilizado para muy diversos usos. En la página 43 de Internacional del “Levante” de hoy nos cuentan que “Chávez, emocionado por la liberación de los secuestrados, llamó a Raúl Reyes (número dos de las FARC) (...) los servicios de inteligencia colombianos (apoyados por USA?) detectaron que Reyes cruzaría la frontera con Ecuador y luego vino el bombardeo..”


La llamada amiga de Chávez le costó la vida a Reyes y sus compañeros. Que paradoja.


Chávez, con su experiencia militar y la información pública disponible sobre como el Mossad ha eliminado sistemáticamente a los jefes de Hammás, por el procedimiento de clavarles un misil entre los ojos aprovechando la señal electrónica emitida por sus móviles, debería haber sido mas prudente, pero ya se sabe que la prudencia no es una de sus virtudes.


Los teléfonos móviles fueron perfeccionados por los científicos USA partiendo de los viejos Motorola hasta convertirlos en un mínimo adminículo de uso personal. Se puede suponer que, en paralelo a esas investigaciones, la tecnología de misiles se iba afilando para adaptarse a un escenario de guerra electrónica dominado por la contrainteligencia militar.


Podría parecer que recibir una llamada amiga es solo peligroso en zonas de conflicto, --los jefes de Hammás supervivientes ya no usan el móvil-- sin embargo hay otros escenarios de conflicto potencial que no debemos desdeñar. Si usted está metido/a en un laberinto de relaciones eróticas con mas de una persona, el móvil es un elemento tan sensible al riesgo potencial, que debería blindarlo contra las consecuencias inesperadas de su uso, como la de que sea utilizado como prueba en un proceso de divorcio que le deje en la ruina, o se despierte en la bañera con un cuchillo clavado en el corazón.


Vaya, he conseguido terminar la entrada de hoy sin ninguna alusión a ese proceso que acapara la atención de los medios de comunicación y de los ciudadanos en estos días cruciales. Me felicito por ello.


Lohengrin. 6-03-08.


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