jueves, 22 de mayo de 2008

LA CARA DURA DE RICARDO COSTA

Hace falta una cara dura de cojones y un desprecio absoluto por las reglas democráticas para referirse al presidente del gobierno de España, como el de solo algunos españoles, como hace Ricardo en su artículo de opinión que hoy publica Levante en la página 4, sin citar los once millones de votos que recibió y que parecen ser la causa de la descomposición interna del partido de Ricardo, acuciado por las presiones de los oscuros intereses económicos que habitan detrás de cada posible candidato.


No pongo en duda la legitimidad de las reivindicaciones de financiación para la comunidad de Heliópolis frente al gobierno central, pero dice un viejo adagio que para reivindicar algo con éxito, por legítimo que sea, se han de dar tres condiciones, tener razón, saberla pedir y que te la den, y me parece evidente que los políticos Populares, siempre tan vociferantes y victimistas, no saben pedir lo que es legítimo.


Hace falta una cara dura de la hostia para olvidar, como hace Ricardo en su artículo a tres columnas, el asunto del endeudamiento. Gerardo, el contable, lleva años asistiendo a los foros de la financiación autonómica paseando el estigma de la comunidad mas endeudada de todo el Estado, dudoso honor que ha permitido a los peperos ganar una elección tras otra a base de su política de circo, tan göebbeliana, y su habilidad se ha dirigido, sobre todo, no a reducir ese endeudamiento a un tamaño decente, sino a la creación de empresas mixtas, mas o menos opacas, para centrifugar la deuda.


Saber pedir lo que es legítimo, incluye hacer primero los deberes, que no se han hecho, y si tan seguros están de esa legitimidad, podrían requerir la visita de los auditores generales del Estado, para que podamos conocer, de una puñetera vez, las cuentas de todas las sociedades participadas que han creado, y sepamos, por fin, que coño están haciendo con cada euro que reciben, porqué no hay dinero para gastos sociales, porqué estamos pagando peajes en la sombra, y como ha llegado un ente tan representativo y digno de respeto como la Generalitat, después de mas de un decenio en manos de su partido, descontado el efecto del aumento de población, que no es la única causa del desastre financiero actual, a un estado de quiebra técnica y a una carga de intereses de la deuda como la que heredarán sus futuros administradores alguna vez.


Hace falta una cara dura resistente a cualquier abrasivo, para quejarse de marginación o exclusión, cuando el partido de Ricardo ha creado un monstruo comunicacional que utiliza como un principio básico la exclusión de la existencia pública de la oposición que, por muy mentecata que sea, tiene a muchos –no solo algunos-- ciudadanos detras. Claro, en democracia, cuando estás en minoría, te jodes, parecen pensar los peperos. Pues, ya sabes Ricardo, como, al nivel del Estado, estás en minoría, te jodes.


Lo lamentable de todo esto es que los ciudadanos, los demandantes de servicios públicos de calidad en sanidad, educación y otras políticas sociales, siempre terminan por poner el culo, voluntariamente quienes votan a los peperos, a la fuerza los demás, para que los políticos se solacen con ellos, porque su máxima es siempre la misma, lo primero es mantener el poder, a los ciudadanos, lo que sobre, y si lo que sobra es deuda, pues los que vengan detrás ya la pagarán con sus impuestos.


Algunos, --esta vez si, algunos-- estamos hasta los huevos de que tipos con la cara tan dura como Ricardo Costa nos den lecciones de democracia en letra impresa, de tener a la matrona vacaburra de rancio abolengo franquista en la casa grande, de haber soportado que un presunto sivergüenza sin escrúpulos como Eduardo Zaplana ostentara la mas alta representación de la ciudadanía, o de tener a un nada presunto meapilas al frente de los destinos de nuestra institución mas respetable.

Lo que ocurre es que estamos en minoría y eso en democracia, aunque llegues a sospechar a veces que las mayorías se equivocan, es un hecho incontestable.


Es un hecho que los socialistas en Heliópolis perdieron el gobierno, hace mas de una década, por los excesos y errores del socialismo sevillano en Madrid, por los abusos y escándalos de corrupción, y la guerra sucia del Gal, y aunque, en Heliópolis, nada de eso sucedió, aún estamos pagando la inacabable factura, y si preguntas a un pepero por los socialistas, inmediatamente te recuerda aquellos asuntos vergonzantes, como si hubieran sucedido aquí.


Toda aquella operación propagandística de traslación de los abusos y errores en la política del Estado por el socialismo gobernante, al escenario autonómico de Heliópolis, estuvo tan bien orquestada, --no se si Ricardo ya estaba entonces en el estado mayor de la manipulación y la propaganda-- que sus efectos han sido tremendamente duraderos en todos los ámbitos, convirtiendo este espacio electoral, desde entonces, y no sabemos hasta cuando, en un feudo de la derecha mas reaccionaria.


Precisamente, esa condición minoritaria que tiene la izquierda parlamentaria en Heliópolis, les toca a los populares de aquí respecto a la política del Estado. Pero los ciudadanos no tienen culpa alguna de esas asimetrías, demandan sus servicios, sus dineros en impuestos que deben revertir en la medida que sea justo en forma de gastos sociales, y no pueden ser los perjudicados por unos tipos que tienen razón, no la saben pedir, y por eso no se la dan, y que, como siempre, se esconden, con su cara dura como el pedernal, tras el chivo expiatorio de turno.


Lohengrin. 22-05-08.

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