La prensa local de Heliópolis trae hoy una noticia, en una pequeña columna en las páginas muy interiores que, seguramente, ha pasado desapercibida y, por eso mismo, merece ser ampliada aquí, en el Blog. Una firma que, periódicamente, comunica su calificación sobre los niveles de solvencia y el estado de la salud de las entidades financieras de ahorro, precisa en su listado, en el que aparecen dos de ellas de aquí, que han merecido calificaciones negativas.
Hubo un tiempo en que las Cajas de Ahorros eran gestionadas por profesionales financieros, con criterios de racionalidad y como carecían de accionariado, quienes tenían sus depósitos allí asistían a las asambleas en los actos anuales que se correspondían con las Juntas Generales de Accionistas de las otras entidades con estructura accionarial, para el ritual anual de la aprobación de las cuentas de estas entidades no lucrativas, cuyos excedentes se destinaban a fines sociales.
Es cierto que la gran dispersión de los titulares de depósitos en estas entidades, tenía como consecuencia que su función de control quedara desdibujada en favor de los grupos y personas que estaban cerca del día a día de la gestión, pero, en todo caso, los partidos políticos estaban entonces excluídos de los órganos de decisión.
Esta noticia de hoy, en la profundidad de las páginas interiores, requiere de una reflexión previa para entender mejor el origen del empeoramiento de la salud financiera de las Cajas en Helióplis, y no caer en el error de atribuirlo únicamente a razones de coyuntura y a crisis exógenas importadas.
Hay que remontarse al asalto de los partidos políticos a los órganos de decisiones de las Cajas, a la presencia de sus representantes en los Consejos y al uso torticero que desde entonces se hizo de sus recursos para financiar el proyecto megalómano de turno, o para negar la financiación a los proyectos no afines, es decir, a la politización de la gestión, abandonando los criterios de pura racionalidad profesional, para entender el progresivo deterioro de los equilibrios internos de estas entidades que ahora, acentuados por la crisis del sistema financiero y por la brutal caída de la actividad inmobiliaria, afloran en las calificaciones de las entidades encargadas de valorarlas.
Es justamente ahora, cuando Zaplana abandona la política, como las ratas el barco en peligro de hundimiento, cuando comienzan a aflorar los resultados de sus desmanes, Terra Mítica y otros asuntos, pues ningún otro político en la historia de esas entidades financieras se apropió de un modo tan tajante del uso de sus recursos para aventuras megalómanas y para el engrase adecuado de aquellos mecanismos que convenían a su interés político, partidista y privado.
Esa actitud depredadora de los recursos de las Cajas, ahora quedará maquillada con las razones de la crisis económica, inmobiliaria y financiera, y nadie le pedirá cuentas al cartagenero, --aunque no solo a el-- por eso es conveniente y saludable que, los que puedan, desenmascaren esta impudicia, que no quede todo en un análisis parcial que atribuya únicamente a factores coyunturales, exógenos, lo que ha sido, además, un estricto acto de piratería, de filibusterismo, sin que quepa disculparlo por el hecho de que todos los partidos contribuyeron a hacerlo posible.
La resistencia a la fusión entre Bancaja y la Cam de Alicante hay que situarla en el contexto del intento de mantener la independencia financiera de cada entidad, y es posible que, ahora mismo,
si, como parece, la Cam está mas tocada que Bancaja por los excesos de las decisiones impulsadas por conveniencias políticas ajenas a los criterios de una gestión racional de los recursos, esa resistencia tenga un resultado saludable, positivo, pero no sería extraño que vuelvan a aparecer ahora presiones y campañas en favor de esa fusión, para tapar los excesos cometidos en la entidad alicantina.
Entre tanto, ¿Que pasa con los ahorradores, con los depositantes que han confiado sus depósitos a esas entidades? Se les despojó, en su momento, de su participación, mas o menos activa, en la gestión de esas entidades, cuando los partidos políticos asaltaron sus consejos de administración. La pregunta es, ¿Esa reforma de las estructuras del gobierno de las Cajas de Ahorro, ha supuesto un mejor uso de sus recursos, o por el contrario quienes aún confían en ellas deben salir corriendo y buscar otro refugio para sus ahorros?
Por favor, que alguien lo aclare, porque la noticia de la mala calificación de estas entidades financieras afecta a muchos ahorradores, y estos merecen, cuando menos, una explicación.
Lohengrin. 1-05-08.
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