Una lluvia blanda cae sobre las acacias del parque en la mañana sin viento y, aunque parece que llueve para todos, que la lluvia es un meteoro de efectos masivos, indiscriminados, algunos percibimos que sus gotas nos eligen, personalizan sus efectos, porque una observación detenida de las reacciones de las personas que caminan por la calle confirma que lo que nos distingue es la diversidad de las actitudes ante cualquier manifestación de la realidad.
Mientras la mayoría se protege con el paraguas para defenderse de la inclemencia de la lluvia, otros, con la cabeza cubierta y ropa impermeable, renuncian a cualquier artilugio que dificulte sus movimientos, algunos corren por la calle para evitar mojarse, y creo haber visto alguna vez, en una mañana de lluvia como esta, personas que en lugar de apresurar el paso, lo mantenían con una flema sorprendente, elevando el rostro para recibir la caricia de la lluvia, en una especie de diálogo pánico con la naturaleza.
Este hecho fácil de comprobar, la diversidad de las reacciones humanas ante fenómenos que escapan a nuestro control, y que ponen en evidencia la rica variedad de actitudes que van desde la defensa, la adaptación, el conformismo, la huida, el aprovechamiento creativo de la adversidad,a la continuidad férrea en busca de un objetivo, cualesquiera que sean las circunstancias adversas que parecen oponerse a el, entre otras, es observable también en las magníficas conversaciones
--no entrevistas-- que Jesús Quintero nos ofrece los lunes en Canal Sur, en el espacio Ratones Colorados.
Anoche tuve la fortuna de dejar morir una hora escuchando a los invitados a ese programa --al anfitrión se le escucha poco, y es una rara cualidad en estos tiempos de comunicación excesivamente prolija por parte de los conductores de los programas-- y me quedé con tres intervenciones que me parecieron muy esclarecedoras.
El filósofo y pedagogo Marina, dio una lección de comprensión antropológica de la realidad al observar, en relación con las conductas criminales vinculadas al género y a los conflictos de pareja, que los orígenes del sexo en los humanos están vinculados a la brutalidad desde hace milenios, y que el raro experimento de añadir a esa brutalidad instintiva la calidad de los sentimientos está todavía en un estadio de proyecto difícil y no culminado del todo por el éxito.
Ese reconocimiento de nuestra animalidad fundacional, junto al milenario esfuerzo por abandonarla, nos ayuda a reconocernos como lo que somos, una especie diversa, donde la mayoría de individuos ha culminado con éxito aparente ese proceso, aunque el riesgo de regresión está latente, mientras que en otros prevalece la pulsión de la brutalidad y se manifiesta como cuando nos alojábamos en cuevas.
Los esfuerzos actuales para la prevención, la represión y el castigo de esas conductas brutales, requieren –creo que ya se está haciendo-- un entrenamiento para identificar a tiempo esas tendencias a la brutalidad. Un viejo libro de Erich Fromm, 'Anatomía de la destructividad humana' sería de mucha ayuda.
Además del filósofo, intervino una deportista de Palencia, campeona del mundo en una especialidad de atletismo, y su filosofía personal expresaba muy bien la conducta de quien se marca un objetivo, renuncia a todo lo que se oponga a su proyecto, y no cesa hasta conseguirlo. Uno podrá compartir, o no, ese modo de ver la vida, que excluye muchas cosas placenteras, para sacrificarlas en el altar del triunfo, pero si no eres un triunfador, en el sentido que le da la atleta de Palencia, la culminación de un esfuerzo dirigido a una sola finalidad, por el placer de la recompensa personal, no puedes entenderlo.
Guillermo Toledo, que intervino después, está claro que no comparte esa visión de la vida, por eso define su profesión de actor como una mas de las varias que practica, se admira de que alguien como Javier Bardem se entregue con tanta rotundidad a lo que para el es solo una ocupación mas, y juzga erróneamente la personalidad de Botín asociándola solo con la codicia, con la acumulación de dinero.
El dinero es importante, sobre todo, para quienes no lo tienen. A partir de ciertos niveles de fortuna personal, es razonable pensar que el dinero deja de ser importante. No es perspicaz pensar que la motivación de un gran banquero para proseguir un proceso de acumulación sin fin es el dinero. Como la deportista de Palencia, Botín parece estar embarcado en un proyecto muy semejante al de la atleta, quiere ser el campeón del mundo financiero, obtener la satisfacción, el reconocimiento personal de que es el mejor en lo suyo.
Yo también he pensado alguna vez que muchos de los grandes financieros se mueven por la codicia, pero, sin excluir que los haya, cada vez estoy mas convencido de que hay otras motivaciones. El poder, es una motivación fuerte, pero tanto el dinero, como el ejercicio del poder, solo son instrumentos para la afirmación personal. Ese deseo de afirmación exige un objetivo claro, único y perseguido a toda costa. Orson Welles, lo definió con sencillez en 'Ciudadano Kane'. 'Es fácil hacer dinero, si solo te dedicas a hacer dinero'. Se puede ser campeona del mundo de atletismo, si te dedicas solo a eso, y renuncias a todo lo demás.
Quienes carecemos de esa pulsión por el éxito, no estamos capacitados para entenderlo.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 13-04-10.
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