domingo, 18 de abril de 2010

MARATÓN

En el año 490 a C., según contó Heródoto, aunque el no estaba allí, como la mayoría de los historiadores que hacen sus crónicas a partir de fuentes ajenas, con mejor o peor fortuna, sucedió en los campos de Maratón la celebre batalla, un episodio bélico de la Primera Guerra Médica que enfrentó a los persas, mandados por Darío I, al que con el tiempo sucedería Ahamadineyad I, el republicano islámico que preside el actual Irán, con los atenienses, que derrotaron a los persas.

Cuenta Wikipedia que Filípides, un mensajero del ejército vencedor, fue enviado por Milcíades a Atenas para informar de la victoria, y después de correr 42 kilómetros en cumplimiento de esa orden cayó muerto de agotamiento. En esto, parece que no ha pasado el tiempo, los generales siguen enviando a sus soldados a misiones imposibles y a veces se dejan la vida en el cumplimiento de sus órdenes.

La gesta de Filípides fue recogida por el Barón de Cubertin cuando se inventó las Olimpiadas modernas inspirado en la Grecia clásica y lo que se conocía como una batalla pasó a ser una prueba atlética que se celebra cada cuatro años, aunque los ingleses, que son muy suyos, añadieron 195 metros al recorrido en 1908, para que la meta llegara hasta el palco de la reina.

Hoy, 2500 años después de aquello, he bajado a la calle porque unos misteriosos timbrazos me han alertado de que algo inusual sucedía allí abajo y en la mañana lluviosa he visto a los corredores, protegidos con sus sudaderas, desplazándose con agilidad bajo las primeras gotas de lluvia, muy cerca del lugar donde dejé estacionado el coche, ahora despejado de vehículos que han sido retirados por la grúa.

Después de comprobar que mi coche sigue estacionado en un lugar próximo al recorrido de los atletas, porque no interfiere en el tránsito de la prueba deportiva, he comprado el periódico y he regresado a casa con la idea recurrente de que lo único que separa ambos acontecimientos, la batalla de Maraton contada por Heródoto, y la prueba deportiva de hoy, es el tiempo, y lo que los une es la rara tendencia de los humanos a bucear en el pasado, como si ese intento de apoderarse de un tiempo pretérito, para interpretarlo y escenificarlo de nuevo, les consolara de la incertidumbre de ignorarlo todo sobre el tiempo futuro.

Quienes tendemos a interesarnos mas por la incertidumbre del tiempo que todavía no ha sucedido, que por un pasado que, por definición, es inexistente, no en términos históricos, si en términos de tiempo ya consumido, cuando escuchamos a alguien confesar los años 'que tiene', solemos pensar, como Casona, que 'esos son los que no tiene', porque ya los ha vivido. Los que tiene, en todo caso, son los que le quedan por vivir, pero eso es una indeterminación marcada por la incertidumbre, así que, en realidad, nunca sabemos el tiempo que tenemos, ni falta que hace, por lo que lo mas sensato es reconocer el tiempo por la presencia del instante que vivimos, el viejo adagio latino del 'Carpe Diem', disfruta el día.

Otros rechazan ese modo de estar en el tiempo porque ¿Como vas a tener un proyecto, si no lo enmarcas en una dimensión temporal suficiente que permita su realización? Cada uno es libre de estar en el tiempo como quiera, por mi parte prefiero pensar ¿Proyecto? ¿Que proyecto?.

Ante la incertidumbre, una opción interesante puede ser, mientras el tiempo derruye en mínimos fragmentos el camino hacia el acontecimiento último que nos espera en la meta, aprender a afrontar con algo de elegancia escéptica los avatares de cada día. Correr un Maratón bajo la lluvia es un modo de hacerlo.

Como no tengo cualidades de atleta, me voy al centro histórico de Heliópolis, me encanta visitarlo andando, sin correr, los domingos lluviosos. De sus palacios sale al aroma del tiempo, de ese tiempo que muchos gustan revisitar, aunque ya no existe, porque les encanta bucear en el, para interpretarlo y escenificarlo de nuevo. De esa experiencia, solo me gusta el aroma, en lo demás, prefiero concentrarme en disfrutar el presente, aunque sea fugaz. No tenemos nada más. Es una opinión. Ciao.


LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 18-04-10.

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