Estamos algo enfangados en la percepción negativa de la basura que genera el malgobierno de los políticos de la derecha confesional en Heliópolis y no nos percatamos de que algunas moléculas de esa inmundicia, empujadas por el viento un poco mas al sur de los palacios del poder, pueden ser capaces de engendrar la belleza.
Al parecer, los botánicos han descubierto dos especies de orquídeas silvestres en el humedal de la Albufera que, antes de que la política autonómica comenzara a emitir el hedor inconfundible de la corrupción, no estaban allí. No hay acuerdo sobre si la causa de esa exótica floración se debe al aporte químico transportado por el viento desde la Plaza de Manises, o son las incontables sustancias químicas vertidas al lago durante decenios desde las industrias que ocupan su orilla
las que han tenido algo que ver en ese suceso insólito.
Lo cierto es que ya Baudelaire se ocupó del asunto en 'Las flores del mal', y lo que ha sucedido ahora en el mundo de la botánica no es mas que un reflejo de lo que sucede en el alma de los hombres, donde se mezclan lo que solemos entender por el bien y el mal, la fealdad y la belleza, sin que sea posible encontrar un solo individuo portador de solo una de esas potencias del alma en estado puro.
Las orquídeas tampoco son inocentes, y la belleza de sus formas y colores está al servicio de una función egoísta. Según mi viejo Espasa, 'son flores con simetría bilateral, arracimadas, con el pétalo posterior de forma especial (…) el estambre unido al estigma constituyendo una columna, el polen en masas que se adhieren a la cabeza del insecto …' Ya ven la semejanza, los políticos del Partido Popular de Heliópolis son, ahora mismo, portadores del estigma de la corrupción, y tratan de polinizar nuestras cabezas con sus mentiras, con un éxito variable.
No nos deben extrañar esas semejanzas, pues la vida vegetal precedió en el planeta al surgimiento de la animalidad y aunque algunos sostienen que eso fue obra divina y otros que nuestros antepasados fueron los simios yo sospecho, desde mi personal experiencia de bipolar, que nuestro comportamiento, y nuestra naturaleza, están radicalmente ligados al origen vegetal de la vida, por eso dediqué unas páginas en 'El Jardín de Heliópolis', que se puede consultar en el Blog, al mito de Los Hombres Planta.
Un mito que no procede de la antigüedad clásica, sino que me inventé yo mismo, para escenificar mi afición por las mujeres, pues lo situaba en los glifos recuperados de la civilización tolteca, donde los hombres habían devenido en mera sustancia vegetal para escapar de su soledad, infiltrándose en los cuerpos de las mujeres mas brillantes de su época, grabados sobre las piedras de los glifos.
Mitos aparte, no se si desde el punto de vista botánico, es una buena, o una mala noticia, la aparición de orquídeas en la Albufera. Si se trata de una especie invasiva, o del retorno de una especie perdida, si es una excrecencia de belleza obtenida de la perversión, o el raro producto de una mixtura entre la química sintética que ocultan los lodos del lago, y la potencia permanente de la química orgánica que suelen albergar los ecosistemas singulares.
En cualquier caso, en un mundo cada vez mas ocupado por la fealdad que destila la actividad humana, en la política, en la arquitectura, en la ocupación de espacios inundables, en los asentamientos miserables que rodean las grandes ciudades, y en tantos otros signos del deterioro de la civilización, es un alivio que aparezca de modo espontáneo la belleza de las orquídeas, aunque no podamos discernir si su origen obedece al transporte por el viento de unas moléculas de basura emanadas de los palacios del poder, o se debe a otras causas naturales.
En fin. Orquídeas.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 8-04-10.
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