jueves, 29 de abril de 2010

OCHO DÍAS DE ABRIL

Benidorm. Siempre igual. Siempre distinto. Me asombra la variedad del paisaje de este rincón mediterráneo que está aquí desde siempre y ha recibido toda clase de visitas, desde los trirremes pilotados por los romanos que decidieron instalar sus factorías de salazón un poco mas al norte, en la costa de Denia, para elaborar la famosa salsa de pescado que acababa en las mesas de los patricios de la Roma antigua, hasta la abigarrada multitud humana que patea sus playas y calles y que, en mi opinión, observando la exacta individualidad de cada uno de sus componentes, excede la fácil calificación de horda turística.

Paisajes geológicos y paisajes humanos son, pues, dos grandes categorías que se influyen mutuamente en este enclave único de la costa alicantina, y no se puede observar uno perdiendo de vista el otro. La geología, el mar, la montaña, las costas, pasan por ser inmutables a los ojos de los hombres, no porque lo sean exactamente, sino porque el ritmo natural de sus cambios, que se cuenta por miles o millones de años, los hace aparentemente imperceptibles desde la dimensión temporal limitada de una vida humana.

En cada nuevo viaje que tengo la suerte de realizar a esta ciudad observo la pugna continuada entre el carácter aparentemente inmutable, permanente, de la geología, y la obstinación humana por alterar ese ritmo, comiéndose cada año un trozo nuevo de montaña con edificios cada vez mas altos.Por su parte, la naturaleza responde a esa invasión, llevándose cada temporada playas enteras al interior del mar.

Miras las cumbres de la 'Serra Gelada' desde la playa de Levante y el hueco que hay en una montaña parece el mordisco de un dios enfadado. Neptuno se encarga de la tarea de demolición de las playas que, cada año, los hombres reconstruyen hasta que el siguiente temporal se las lleva de nuevo. Eolo, mas contemplativo, se limita a una lenta erosión de los relieves de la sierra. Probablemente, Júpiter, el único que da carnets autorizando a sus dioses menores para que intervengan en la geología por medio del viento y las mareas, le dio ese bocado a la sierra para que lo percibamos como un aviso.

El paisaje humano, por su parte, se manifiesta de muy diversas maneras aquí. Es cierto que el aluvión de turistas que ocupa las calles, las playas y el paseo marítimo, tiene rasgos semejantes, casi todos han elegido este lugar de ocio por parecidas razones, pero a pesar de ser una población bastante homogénea, habla diversas lenguas, lo que es un factor de diferenciación. Es un paisaje marcado, sobre todo, por su condición itinerante, transitoria, un flujo que se renueva casi cada día y sin el que otro tipo de paisaje humano mas permanente no sería aquí posible.

Gracias a esa presencia masiva de turistas, se puede encontrar aquí una rica variedad de individuos con los oficios mas increíbles que se pueda imaginar. Halconeros de salón, magos, encantadores de serpientes, hombres orquesta, adiestradores de guacamayos, agitadores de platos chinos, escultores de arena, mimos, dentistas pakistaníes, vendedores de humo y de billetes para excursiones gratuitas, acordeonistas rumanos de fama mundial, músicos callejeros, animadores, guías y camareros de nacionalidades muy diversas, proyeccionistas cinematográficos, especialistas en prótesis y alquiladores de todo tipo de vehículos, desde descapotables de las marcas Mercedes y BMW—estos días he visto unos cuantos-- hasta diversas variaciones de vehículos eléctricos para el transporte de personas impedidas. Todo un mundo de profesionales que solo es posible encontrar aquí con tan rica variedad, incluidos vividores varios, aunque esta vez no he visto ni un solo trilero. Un paisaje humano, en fin, tan específico y personal, que no parece que se le puedan aplicar categorías genéricas sin incurrir en una generalización abusiva.

Estos dos paisajes, tan singulares, geológicos y humanos, son los que hemos visitado durante los ocho días de Abril que ha durado nuestro viaje. Establecido el marco de referencia, hago la crónica del viaje, que no va a ser cronológica, sino temática. Básicamente hemos dedicado nuestro tiempo limitado a seis tipos de actividades. Culturales. Viajeras. Playa. Pateo de calles. Bailes de salón. Papeo.

Actividades culturales. Cine.

En Benidorm se puede ir al cine. Hay dos salas Colci, una en el centro, otra en el Rincón de Loix. Además está la fundación de la Cam, que a pesar de los rumores de fusión virtual y las dudas sobre la viabilidad de las Cajas, todavía hace pases gratuitos. Parece que ir al cine en un sitio de playa no es lo mas indicado, pero cuando el tiempo no acompaña, como nos sucedió los primeros días de estancia, es un buen modo de aprovechar las tardes. En el cine Colci del centro vimos 'Pájaros de Papel'.

Me gustó esa película dirigida por Emilio Aragón, la historia de unos cómicos en la pos guerra española con un guión que tiene cierto dramatismo, una muy buena interpretación de Imanol Arias -la mejor que le he visto- pero cuyo final, en mi opinión, rompe la perfecta circularidad de la trama,que comienza con la muerte de la familia del personaje que interpreta Imanol en un bombardeo, y que podría haber terminado con el balazo que recibe Imanol en la estación, que frustra su intención de subir al tren junto al niño que lo quiere como a un padre y que deja volar los pájaros de papel desde sus manos , en un plano lleno de dramático lirismo. En lugar de finalizar en ese momento la película, Aragón le añade un epílogo que es un homenaje paterno filial, sin duda muy sentido, pero que se carga el film con los metros que le sobran.

En otra tarde soleada, pero con nuestros músculos con signos de las agujetas de los primeros días, fuimos a la Fundación de la Cam a ver, de gratis, 'Sin Nombre', un testimonio tremendo de las bandas juveniles en Chiapas y de la emigración ilegal a Estados Unidos. Otra película dramática, en la que la ficción se pone al servicio de la verdad, sin ahorrar su lado mas escabroso al espectador, dirigida por Cary Fukunaga, de la que no me extiendo mas, porque hay buenas reseñas en Wikipedia.

Un poco saturados por tanto dramatismo, la tarde del día 27 fuimos a los Colci centro buscando un poco de evasión. 'El Escritor'. Un thriller político basado en un libro de Robert Harris, dirigido por Polansky, con un reparto de lujo que incluye a Tom Wilkinson. Una historia tremenda, si consideramos que dos de los personajes que aparecen, aun con sus nombres alterados, se identifican claramente con Mr. y Mrs. Blair . Había visto antes a Tony Blair representado en la pantalla en la película The Queen, pero en esta, si bien es pura ficción, puesto que Blair es asesinado por el padre de un hijo caído en la guerra, la carga crítica contra Blair es deliberada, hasta el punto de situarle en la ficción como un instrumento de la CÍA, explicando así la política del gobierno británico en favor del gobierno de Bush como una consecuencia de esa vinculación.

Después de firmar esta película, Polansky no solo se ha asegurado no ser persona grata en USA para el resto de su vida, sino que se ha metido en un buen lío. No me parece una fantasía pensar que los asuntos judiciales que lo tienen empapelado puedan empeorar, incluso que los jueces que lo empapelan reciban toda clase de presiones de las mas altas esferas, para perjudicar a un tipo que se mete con políticos vivos con esa -merecida- saña, aunque lo haga basándose en el libro de otro. En Wikipedia se puede encontrar información completa sobre el reparto de esta película y el resto de su ficha técnica. En todo caso, creo que merece que se recomiende su visionado, y que cada cual aplique su punto de vista.

Actividades Culturales. El Concierto.

El domingo 25 de Abril, para nuestra suerte, se celebró un magnífico concierto, de gratis, de Jazz Étnico, que, por momentos, me pareció sinfónico, en el Anfiteatro Óscar Esplá –torero y pintor que me merece un gran respeto en sus dos profesiones- en el Parc de l'Aiguera, que, para mayor fortuna, está al ladito del hotel donde nos alojamos, un recital dado por Emy Drâgoi –mi teclado no me permite escribirlo correctamente- un músico rumano, de formación francesa, acompañado de tres músicos, guitarra, bajo y un instrumento húngaro, y de dos voces Raluca y Diana.

En conjunto, me pareció un potente espectáculo musical, con raíces en la música rumana, pero arreglos e instrumentación jazzísticos, que puso sobre el escenario las versiones de piezas folclóricas y étnicas, sobre las que aparecían superpuestas las variaciones de ritmo y melodía del jazz, que tuvo la rara virtud de presentar cada tema musical con una inteligible diferencia entre el material original y el arreglado, como si se tratara de una restauración arqueológica hecha con criterios modernos, en la que lo nuevo se integra con lo antiguo, pero dejando percibir la edad de cada componente en la obra final.

En algunos momentos, la potencia descriptiva de la música de Emy era tal, que cerrabas los ojos y podías recrear, sin haberlos visto nunca, los paisajes y momentos de las tierras rumanas del eminente músico.

Fue un concierto memorable, de algo mas de una hora, al que nos sentimos muy felices de haber acudido. Gratis del todo, no era. Para el público si, pero el patrocinio era del Ayuntamiento de Benidorm. Ya saben, esos ediles que hubieron de renunciar a su carnet del PSOE para trincar la alcaldía. A mi me parece bien que la hayan trincado. No imagino a los ediles del Partido Popular ocupados en ofrecer conciertos de Jazz Étnico –a lo mejor, lo habían programado ellos con antelación, cualquiera sabe. Me gustó menos constatar que la ropa que llevaba la mamá de la hijísima –ya saben, la Pajín-- que estaba en primera fila, fuera demasiado cara para el estatus que se le supone a una edil de pueblo.

Por cierto, estaría bien que el hijo puta de Badalona, ese que quiere trincar la alcaldía infundiendo a los electores el odio hacia los inmigrantes, en particular hacia los rumanos, asistiera a un concierto de Emy, y sería mucho mejor todavía que Emy diera un concierto en esa ciudad, para que quienes residen allí tengan una versión de su país, diferente de la que ofrece ese animal racista aspirante a alcalde.

Actividades Viajeras. Polop de la Marina.

Fuimos a visitar Polop, sin tenerlo planeado, porque alguien a la puerta del hotel nos ofreció formar parte de una de esas expediciones gratuitas que organizan ciertas compañías con la intención de que les compres alguno de sus artefactos. Nunca había tenido una experiencia como esta y les puedo asegurar que lo mejor no fueron las bellezas naturales de ese pueblo reclinado en la montaña, con la torre de la iglesia asomando entre el caserío montaraz, sino el show que monta esta gente para intentar vender sus productos, de una densidad teatral comparable a las mejores comedias que se pueden ver en los escenarios madrileños. Una primera actriz con aire euroasiático se empleó a fondo durante dos horas, con una modulación del tono de su voz admirable, introduciendo en el guión constantes preguntas para reforzar lo asertivo de su discurso, y con el recurso retórico de preguntar el precio de los aparatos ofrecidos a sus ayudantes, como si ella lo ignorara, que fueron toda una demostración del llamado teatro de ventas.

Los increíbles aparatos que se ofrecían al personal iban desde un vibrador para estimular la circulación sanguínea de retorno –de esos que uno se pone de pie en la plataforma y sujeto al manillar deja que la vibración actúe sobre los miembros inferiores-- hasta una manta magnética, un somier eléctrico articulado, artilugios que, sospechosamente, llevan una toma de tierra, lo que hace pensar en la posibilidad de la electrocución, y un climatizador dotado de infrarrojos.

Aunque parezca increíble, uno de los expedicionarios se llevó todo el lote. Un viejecito menudo acompañado de una mujer latina que parecía tener treinta años menos que el. Les deseo lo mejor en medio de tanta tormenta eléctrica. Después, en vista de que una sola venta no cubría las expectativas de los mecenas de la expedición, el tono teatral cambió al lamento dramático y sentimental con argumentos del tipo ayúdennos a conservar el empleo y cosas así, seguido de una oferta masiva de productos de poco precio, con la razonable intención de saquear, aunque fuera poco, los bolsillos de los concurrentes.

Finalmente, terminado el segundo acto del drama, todos los presentes fuimos obsequiados con un reloj. Un pequeño despertador de plástico, sin pila, de los que suelen vender en los mercadillos por un euro. Euro que nos fue reclamado después, en calidad de propina, con un lamentable estilo mendicante, por la guía que nos acompañó en el autobús que, por cierto, era un jovencita de lo mas maleducada, zafia y gritona que se puedan imaginar. A mi me pareció un trato justo, sobre todo porque me permitió disfrutar de una de las mejores representaciones teatrales de las que tengo memoria, de gratis. Tanto es así, que esta parte de la crónica creo que debería haber ido en el epígrafe de Actividades Culturales.

Lo cierto es que, después del show, que tuvo lugar en un local del Rincón de Loix, y duró casi hasta la una de la tarde, nos llevaron a Polop. Como algunos de ustedes recordarán, este es el pueblo que tuvo el dudoso honor de que su alcalde fuera liquidado por unos sicarios, al parecer inducidos por un rival político del edil, quien ahora está empapelado por la justicia. Nada de esta sórdida historia se percibe en el apacible pueblo, en cuya plaza mayor hay una fuente monumental que, no solo tiene mas de doscientos caños, sino que además se adorna con un busto de Gabriel Miró, y unos azulejos pintados por la propia mano de Benjamín Palencia.

Cerca de la plaza hay un museo de miniaturas que merece ser visitado –Hay otro semejante en Guadalest-- pero que no vimos, dado el escaso tiempo de que disponíamos y las alternativas que consistían en probar, de gratis, la famosa sobrasada de Polop, famosa sobre todo en Polop, y la oferta de calzados artesanales que se ofrecía en un local en la propia plaza. En fin, esto es lo que se llama una excursión comercial. Nunca lo había probado. No repetiré, pero espero tener la ocasión de volver a Polop y detenerme mas tiempo. La belleza de este hermoso pueblo reclinado sobre la montaña como una dama dormida –o asesinada-- lo requiere.

Actividades viajeras. Playa de L'Albir.

Escarmentados por el mal uso de nuestro limitado tiempo que había supuesto enrolarnos en la expedición mercantil gratuita a Polop, decidimos ir, por nuestra cuenta, a L'Albir, un lugar que está entre Alfaz del Pi y Altea. Total, por el precio del billete, un euro veinticino, tienes la ventaja añadida de disponer de toda la mañana, pues la frecuencia de paso del autobús número 10 que va a ese destino desde Benidorm, es de quince minutos.

Pese a la cercanía geográfica, desde Benidorm, a la playa de L'Albir, son sorprendentes las grandes diferencias que encuentras entre un lugar y otro. Un paseo marítimo con muy escasos visitantes. Ninguna edificación de altura como las de allí. Una hermosa playa, aunque de canto rodado, que ahora está en restauración, porque hay restos de los efectos de los temporales que demuestran que la playa desapareció del todo, y lo que ahora vemos es la grava nueva que han depositado aquí los camiones y grandes rocas que están depositando las grúas para preparar un malecón que defienda mejor este trozo de costa de los terribles temporales de Levante.

Es una delicia pasear por esta costa, desde Alfaz hasta Altea, comprobar que en L'Albir está uno de los campings mejor situados de la Costa Blanca,el Cap-Blanch,
que dispone de Bungalows para cuatro personas por un precio, en Julio y Agosto,de
420 Euros, para una estancia de 7 días, en un entorno apacible de playa con una vista que abarca por el norte hasta el Peñón de Ifach y por el Sur hasta el lado no invadido por los promotores inmobiliarios de las montañas de Benidorm.

Después de ese agradable paseo, ya en término de Altea, pero lejos aún de su núcleo urbano, puedes tomar una excelente cerveza debajo de una sombrilla, mientras la suave brisa marina contribuye a una inmejorable sensación de bienestar y una paloma come de tu mano los restos de las patatas fritas que te han servido en un bar que está junto a la parada del autobús, lo que te permite esperar tranquilamente la llegada del de vuelta.

Esto de L'Albir es la leche, oiga. Nada que ver con la masificación y la arquitectura de la que he hablado en la introducción. Los amantes del camping y el caravaning, seguro que lo saben bien. Por otra parte, el puerto deportivo de Altea, al que se llega paseando por la carretera que une L'Albir con esta localidad, tiene una impresionante flota de yates amarrada, lo que indica que no solo los campistas aprecian estos lugares.

Actividades de playa. Benidorm. La Cala desconocida.

La mayoría de la gente que visita Benidorm se centra en las playas de Levante o Poniente, o en Cala Finestrat, según se aloje en el Bali o en otros hoteles de la zona. Hace años que suelo visitar Benidorm, al menos una vez al año. En mis primeras visitas, solía frecuentar el Hotel Lido, que está en el Rincón de Loix. Si sigues, andando, la carretera que lleva a ese hotel, en dirección norte, te encuentras enseguida con una tranquila cala, a la que solo se puede bajar a pie, por una senda de montaña, y que está muy poco concurrida, y es uno de los mejores sitios para tomar el baño sin las incomodidades y apreturas que se asocian en la temporada alta –nunca viajo en esa época- con las playas de Levante y Poniente.

Hasta tal punto está vinculada la civilización actual con la facilidad y la ausencia de esfuerzo que, el solo hecho de tener que bajar andando, por una senda, en terreno escarpado, a una playa que garantiza una estancia placentera, sin aglomeraciones ni molestias, constituye un obstáculo que la mayoría de la gente considera excesivo. Espero que los nuevos ediles de Benidorm no lean esto y se les ocurra poner una escalera mecánica. Es mejor, creo yo, dejarla como está.

Las otras playas, la de Levante y Poniente, también tienen su aquel, pero su interés es mas bien sociológico. La contemplación detenida de la variada fauna que pasea por allí, arriba y abajo, entre la que me cuento, --no solo de calas apartadas vivo-- es una de las cosas pintorescas que ofrece la actividad playera, además de bañarse en el mar con un agua demasiado fría aún, visitar la biblioteca
municipal instalada a pie de playa, –no suele quedar prensa nacional libre cuando te acercas-- o dejarle unas monedas a los artistas que contribuyen con sus esculturas de arena a la singularidad de estos lugares.

Hemos dedicado varias mañanas a pasear descalzos sobre la arena, dejando que el agua del mar nos cubriera los pies. 'La mar, la mar, siempre recomenzada...' como cantó Valéry ..'Y las muchachas verdes, amarillas, azules/ en sus breves ropajes/ que las visten-desnudan' (esto es mío). Una actividad relajante, placentera y formativa –se aprende mirando a la gente, no?-- que ha llenado una parte de nuestro ocio activo en Benidorm. Muy recomendable. Por cierto, hay mucha gente obesa. Tiene todas las trazas de una epidemia.

Pateo de calles.

Creo que los hombres tenemos una desventaja congénita para disfrutar de esta actividad. A mi me gusta callejear, si, sobre todo me gustan los mercados, pero tengo una tendencia sedentaria hacia las terrazas de los bares y cafeterías. Me encanta encontrarme, por ejemplo, a la caída del sol, tras la luna de la cafetería Yago, en la playa de Poniente, observar el lento declinar de la tarde, ver las primeras luces de los rascacielos edificados junto al Hotel Bali y 'leer' ese paisaje casi nocturno como si contemplara el ocaso en la isla de Manhattan.

En cambio, tengo una imposibilidad física para detenerme en los escaparates, si no tengo la intención, o la necesidad, de comprar algo. Es esta, sin duda, una limitación, no se si de género o no, que muchos hombres padecemos. No sabemos extender el placer de la contemplación a la cosa de los trapos, virtud que las mujeres –no todas, supongo, la mía si-- convierten en una auténtica obra de arte.

Te gusten o no los trapos, los relojes artesanos, las pieles, o lo que sea, las calles comerciales de Benidorm tienen un aire parecido a sus playas, la misma presencia masiva de gente, aún fuera de temporada, que constituye un espectáculo en si mismo, para quien lo quiera ver. En los ratos que nos han dejado las sesiones de cine o de concierto, las visitas a otros lugares, las actividades playeras y demás, hemos practicado el pateo de calles, incluyendo el mercado municipal, que ha sido restaurado con mucho acierto y, aún con algunos puestos cerrados, es de lo mas colorista que he visto en parte alguna, la visita al llamado castillo, donde me ha llamado la atención, como en otras visitas, que de los cuatro cañones que defienden el lugar, uno apunte hacia los propios defendidos. A ver si los nuevos ediles cambian la trayectoria de ese cañón.

En esos pateos hemos visitado algunos bares y cafeterías, algunas terrazas, pero en la playa de Levante me llamó la atención sobre todo una cafetería por lo apropiado de su nombre. Se llama la Mina de Oro, aunque su nombre está escrito en inglés, y tiene la singularidad de ser el único en el que los clientes se sirven ellos mismos. Es fácil suponer que con una sola persona que lo atiende, sin mas camareros, el negocio sea una auténtica mina de oro para el listo que lo ha puesto.

Bailes de Salón.

El Hotel donde nos hemos alojado ofrecía todas las noches música de baile, con la participación del típico hombre orquesta que se ocupaba, el solo, de ofrecer su música y su voz. No era como la orquesta del Titanic, formada por numerosos músicos, pero en cambio el hotel si se asemejaba a un barco lleno de grietas que acaba de chocar con un iceberg.

Pese a las carencias estructurales del hotel, sobre todo de la mínima habitación que nos dieron, --a otros viajeros que protestaron, los cambiaron de habitación, nosotros no protestamos-- todas las noches había baile en su salón y nunca se hundió, a pesar de que, efectivamente, en su paredes se podía apreciar alguna grieta, y nosotros, todas las noches, nos hemos divertido bailando, eso sí,
siempre el mismo repertorio. Normal, no le vas a pedir a un tío que lo hace el solo todo, que encima cambie de repertorio, aunque atendía alguna petición, nosotros no hicimos ninguna.

El repertorio incluía rumbas, cumbias, cha-cha-cha's, salsa, samba, algún bolero, pasodobles, algún tango, fox lento y rápido, las cosas de Julio Iglesias y esos bailes coreografiados tan típicos que todos los señores y señoras de cierta edad dominan a la perfección, pero para los que yo estoy negado, así es que hemos bailado agarrao y suelto todos los ritmos, menos esas coreografías que detesto. Mientras mi mujer se unía a esos grupos danzantes, yo aprovechaba para huir al bar,
tomarme una tónica de garrafa y fumarme un ducados.

Observar la diversidad de la gente paseando puede ser instructivo, pero ver como baila cada persona es una verdadera fuente de información para cualquier observador de la naturaleza humana. Enseguida conoces si el danzante tiene o no sentido del ridículo, cual es su estado de forma física, incluso puedes adivinar si viene de un entorno rural o urbano, hasta donde alcanza la corrección de su trato con los demás, si ha seguido, o no, clases de baile de salón, y un sinfín de detalles y matices sobre su personalidad que, en estado de reposo, no podrías ni soñar en adivinar. El baile, la danza, es una expresión tan personal, unas veces tan espontánea, otras tan visiblemente forzada que, sin quererlo, al bailar ofreces una radiografía de ti mismo.

Para nosotros, dedicar una hora todas las noches a disfrutar del baile, ha sido una actividad mas del viaje, no la menos importante, a la que no renunciamos, aunque en ocasiones, después de un día ajetreado, nos deje algo exhaustos.

El papeo.

Antes de concluir con estas notas sobre la comida la crónica del viaje a Benidorm que iniciamos el día 21 y hemos concluido hoy, aclaro que se ha tratado de un viaje colectivo y que, por nuestra condición de jubilados, el precio que hemos pagado por el alojamiento, el transporte y la comida ha sido de veinte euros por persona y día. Cuando le dije a mi profesora de medios de comunicación que no asistiría a clase porque me iba de viaje, me dijo lo siguiente:

-Sois unos golfos. Siempre estáis de juerga a costa de mis impuestos.

-Eh! un momento –contesté-- que yo he cotizado cuarenta años, y esto no es gratis, que yo pago lo que me piden. Si me pidieran mas, lo pagaría igualmente.

Se me olvidó decirle que ese supuesto privilegio del que ella se queja, porque cree que va en contra de sus intereses, no lo es tanto cuando compruebas, cuando haces un viaje por tu cuenta fuera de temporada y eliges la oferta adecuada, que el precio diario de un paquete de esta naturaleza no suele diferir mas que cinco o diez euros, lo hagas a través de los servicios para mayores jubilados, o lo hagas por libre.

Hago estas aclaraciones porque, en este viaje, no hemos comido ni una sola vez fuera del hotel, lo que limita bastante el interés de la información que puedo ofrecer. Si diré que el bufet de este hotel,que en ocasione anteriores nos había parecido de mejor nivel, ha dado un bajón, seguramente a consecuencia de la crisis de rentabilidad que afecta al sector hotelero. Hay menos cosas para elegir y se abusa ostensiblemente de los empanados, hasta el punto de que el volumen de lo que envuelve la cosa empanada duplica al contenido. Así que, no habiendo probado el pan, creo que hemos comido demasiado pan.

Hay barra libre en las bebidas, uno puede beber todo el vino, sangría o cerveza que le apetezca, en las comidas, sin ningún coste adicional. En cuanto a los primeros, hemos comido arroz un par de días, nada del otro mundo, solo comestible. Las ensaladas bien y los segundos, las carnes, en general, peor que los pescados. Los postres, poca fruta, lácteos, tartas y muses. Las tapas, muy en declive respecto a otras veces. Cosas secas y frías. Un solo queso potable y algo de patés.

Me he puesto las botas, es verdad, con los desayunos. Cuando estoy en casa, a pie de Blog, solo tomo un café con leche. Aquí, no he perdonado ningún día los huevos fritos con salchichas y jamón acompañados de tostas de pan frito, zumo de naranja y café con leche. Téngase en cuenta que el oficio de viajero es el mas pesado que hay. Jornadas de doce horas, mas las extras. Eso exige un buen desayuno, no?.

En fin, antes de abandonar el hotel, nos pidieron rellenar una encuesta. Preguntaban, entre otras cosas, si volveríamos a alojarnos en ese hotel. Como al dorso de la encuesta se indicaba que por el mero hecho de contestarla podemos optar a unas vacaciones gratuitas, no hemos contestado ni si, ni no, no vaya a ser que seamos agraciados en el sorteo y tengamos que desdecirnos.

En cuanto llegue a mi conocimiento el resultado de ese sorteo, revelaré el nombre del hotel, mientras tanto, solo indicaré que tiene piscina y jacuzzi en la terraza, que está en el centro, cerca de la playa de Levante y creo que alguna vez tuvo cuatro estrellas, y le quedan tres.

Esto es todo. Aquí estamos otra vez. Un saludo cibernauta.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 29-04-10.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios