El domingo estuvimos en el Centro del Carmen. Yo creía que era un museo, pero la placa que hay a la entrada lo describe como un Espacio cultural y expositivo. Vale. Debe ser porque no tiene fondos permanentes, pero Heliópolis está petada de sitios así, y les llaman museos. Cosas del arte.
En el claustro del antiguo convento se ha dispuesto una original muestra de la que son protagonistas tres coches Jaguar, de aspecto deportivo y clásico, que seguramente valen mas que un Picasso, a juzgar por la vigilanta que no quitaba ojo a los preciados tesoros y a los visitantes que se acercaban a curiosearlos.
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De la planta superior cuelgan unas lonas de gran formato pintadas con vivos colores, que le dan al conjunto un aire de fiesta medieval, como si los Jaguar fueran corceles preparados para disputar una justa caballeresca, y en los lados cubiertos del claustro la presencia de muebles tapizados de blanco, de un diseño muy funcional y contemporáneo, junto a las camas, tumbonas y otros elementos de poliuretano expandido que estan a disposición de los visitantes, permiten que la gente se tumbe a la bartola y contemple desde distintas posiciones sedentes o durmientes la belleza de esos objetos automovilísticos, un ejemplo de las mas altas cotas a las que puede llegar el diseño industrial.
Después de probar los muelles asientos en una grata experiencia de contemplación de la belleza, nos aventuramos en dos exposiciones que habían motivado nuestra visita al museo. De los retratos fotográficos que ha colgado un tal Carlos Marzal en las venerables paredes del convento, diré poco, porque si digo más, igual me caliento y me excedo.
Contemplar los retratos de unos cuantos zánganos que maman de la teta del Consell, camuflados entre deportistas, dibujantes y cirujanos locos, me ha alterado un poco el páncreas, la verdad.
Si lo que pretendía Marzal era reunir una muestra representativa de la sociedad valenciana igual lo ha conseguido, pero no ha calibrado bien que una parte de esa sociedad no muy representada en la muestra, saldrá de la sala con la sensación de haber visto el casting de una película de terror. Es lo que tiene el arte, la libertad del artista le permite perpetrar cualquier maniobra de aproximación al poder, con cierta impunidad.
Todo lo contrario de la radical independencia que se observa en la muestra de Darío Basso, instalada en la sala mas emblemática del museo, la de las columnas neo clásicas. Esta, si que les recomiendo que la vean.
Darío es un ejemplo de artista itinerante que ha recorrido el mundo como un nómada de la belleza, que desde los ochenta hasta ahora mismo no ha parado de viajar. El nombre de la muestra, Materialeza, no puede ser mas descriptivo, pues sus cuadros de gran formato llenos de color y materia incorporan a menudo sustancia vegetal --y mineral-- recogida de cada uno de los sitios que ha visitado, desde hojas de palmera de islas paradisíacas, hasta chapapote auténtico cosechado en las costas gallegas, hasta el punto de que me pareció notar un intenso olor a petróleo que desprendía alguna de sus obras.
La arena y el carbón se integran en alguno de sus cuadros con las densas capas de acrílico que dan a su pintura un cierto aire de relieve escultórico, donde la geometría, el color y la espesa textura, coinciden en un entendimiento ecléctico del arte contemporáneo.
Este artista viajero, como indica el folleto, ha conocido todas las culturas, desde la occidental a la islámica y oriental, desde los paisajes amerindios a los cairotas, y ha estado becado en París, Roma y Nueva York, tan viajada ha sido su formación y su obra, que al entrar a la muestra hay un mapa que cuelga de la pared, que informa de sus incansables periplos, que marcan cada etapa de su obra. Por cierto, si van a visitar la muestra, no empiecen por el principio, sino por el final. Es al final de la sala donde están sus primeros cuadros y no al revés como cabría esperar. Si es cosa del pintor, vale. Si es de alguno de aquí, se ha lucido.
Pues nada, si les gustan los deportivos clásicos, vayan al Carmen, si les gusta la pintura
matérica, vayan al Carmen. Si les gusta la fotografía, mejor vayan a Bancaja.
De nada.
En fin. El Carmen.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM)24-10-11.
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