He bajado a 'La Fuente', a por tabaco y a tomar un cortado en la terraza, el camarero se ha acercado y ba comentado --hace frío.
Un poquito, he contestado yo, pensando que frío, lo que se dice frío, el que hemos pasado este fin de semana en la sierra.
Dentro de la casa,
14 grados, y fuera, un ventarrón que desaconsejaba el paseo. Claro, la casa está a 900 metros de altura y cuando sopla el viento por allí,
lo mejor que puedes hacer es anticipar la vuelta, que es lo que hicimos, volvimos el domingo por la mañana, antes de comer.
Antes de bajar a La Fuente he guisado unas carrilleras en la olla rápida, aunque debo precisar que la convierto en lenta en los últimss minutos, quiero decir que abro la olla antes de terminar la cocción para asegurarme de que no se ha consumido el caldo, y termino el guiso con la olla abierta, para controlar visualmente el estado de la cocción.
Acabo de regresar de la cocina y, comprobado que ese estado es óptimo, he apagado el fuego. Esto lo hago, claro está, porque más de una vez me he despistado y he echado a perder el guiso. La receta de las carrilleras
la pueden encontrar en la sección de cocina del blog, pero hoy quiero hablarles del concierto.
No siempre nuestro fin de semana en la sierra resulta tan desapacible, aunque la probabilidad de tener un clima ventoso es de 2/3, en cambio
el último fin de samana anterior a este lo dedicamos a visitar el centro histórico de Heliópolis, y tengo sobre la mesa tres papeles de esos que te dan sin pedirlos cuando paseas por allí.
Uno de ellos contiene una invitación de los Testigos de Jeová para acudir a una reunión gratuita abierta al público. Lo de los testigos me atrae cuando es una reunión vis a vis, como aquella vez que aparecieron un par de testigos en la casa de la sierra, algo insólito, por lo
deshabitado del lugar, y me tiré una hora de conversación con ellos, con toda clase de disquisiciones teológicas, siendo, como soy, agnóstico,
porque soy agnóstico, pero me encanta el debate dialéctico, de lo que sea. No obstante, no acudimos a la reunión, cuyo atractivo lema era, 'Estarás conmigo en el Paraíso'.
El otro papel, mas profano, es de un restaurante, El Balcó del Micalet, cuyo menú del día me pareció interesante. Tabla de pan all i oli y tomate preparado. Ensalada mexicana, escalibada o calamar a la andaluza. Arroz meloso de calamar y alcachofas. Torrija de horchata. Total 10,90. No está mal no?. Tapinería, 27.
Como ya teníamos la comida del día hecha, hicimos caso omiso de esa promoción y se nos ocurrió tomar una cerveza en los 100 montaditos de Serranos. Craso error. Encarna estuvo casi una hora en cola para que nos sirvieran el menú completo, total unas cervezas y unos rebozados de queso.
Nos fué mejor en la iglesia de la Compañía donde asistimos, de pié, al concierto del domingo, pero pillamos otra papelito que anuncia el concierto del 29 de mayo (tomen nota). Gloria de Antonio Vivaldi, la versión coral por el orfeón Manuel Palau, y la orquestal, Orquesta Ad Libitum. Si quieres participar en el proyecto, cantar, supongo, te piden 20 pavos por la inscripción, cosa que nunca antes, que yo sepa,
habían hecho.
No se si encuadrar esto de pagar para actuar en la locura presupuestaria que invade el país.
Esta mañana he oído en la SER que hay un proceso judicial abierto por la política presupuestaria de la sanidad gallega, que, al parecer, ha dejado morir a un número todavía indeterminado
de pacientes de hepatitis C, por razones puramente presupuestarias. Absolutamente vomitivo.
Mientras esto sucedía, el presidente gallego se jactaba en sus discursos de haber contenido el déficit en su comunidad.
Este hecho me confirma en mi percepción de que la aplicación del catecismo neoconservador es una amenaza no menor que la del fantasma comunista de los años cincuenta del siglo pasado, tal como comenté en la última entrada del blog.
Pues nada, vayan ustedes al concierto. La música nos libera de todos los fantasmas.
En fin. El concierto.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 18 04 16.
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