En alguna página del blog he elogiado los grises, esas delicadas veladuras que algunos pintores sensibles añaden a sus paisajes
para darles un toque misterioso, pero hoy, el gris de las nubes, la suave lluvia que desprenden a ratos me influye, me incapacita, hasta cierto punto, para disfrutar de su presencia.
Sobre todo porque en la tarde de ayer, al regresar del Aula de Teatro, en el bus 19 tuve la sensación de que estábamos en pleno verano. El autobús venía lleno de jóvenes extranjeros que, al parecer, por su ligera vestimenta, venían de la playa, como en el mes de Agosto.
Un cambio
tan radical, así, de un día para otro, es demasiado para mi tendencia a acusar las variaciones estacionales, con su consiguiente influencia en mi ánimo, a pesar de la dósis de jalea real que tomo todas las mañanas en ayunas.
Por otra parte, la sesión de ayer en el Aula de Teatro, fué muy divertida. El martes me quedé en casa, no me apetecía ir, me enteré de que
solo acudieron tres alumnos, pero ayer la asistencia fue mayor, y nos dedicamos, nada menos, que a homenajear a Bob Fosse, ensyando su línea de coro.
Cogidos del brazo, formando una línea que en sus extremos buscaba una ligera semicircularidad, movíamos las piernas al ritmo de la música, y cambiabámos de posición sin perder el ritmo, como si fuérmos un coro de la compañía de Lina Morgan en el Teatro de la Latina. Ja,ja.
Después de este ejercicio de danza, y varios de canto, de solistas, abrimos un debate para elegir los entremeses que se van a representar con motivo del fin de curso, en los primeros días de junio y hubo varias propuestas, a las que yo me opuse, porque todas versaban sobre conflictos
entre jóvenes y mayores, padres e hijos, cuidadores y cuidados, con el argumento de que los planteamientos me parecían bastante negativos.
Al final, salvamos un par de cosas. El diálogo entre una octogenaria, que quiere lanzarse en paracaídas, conducir una moto acuática y sacarse el carnet de conducir, y sus familiares que se oponen a que se comporte como una persona normal, y el papel que me reservaron a mi, vendedor
de seguros de enterramiento, telefonía, y no se qué más, aunque hubo quien se opuso, porque en mi diálogo, en un momento dado, le digo a la supùesta cliente que, si firma la póliza, le aseguramos la presencia de un especialista, provisto de una brocha, para maquillar a su marido en su lecho de muerte, y a algunos colegas les pareció demasiado fúnebre, cuando solo es, me parece a mí, un ejercicio de humor negro.
Hoy echo en falta la diversión con mis colegas de teatro, pero no es porque haya salido un día gris, con ausencia de luz y una lluvia escasa. Otros días han amanecido así, y yo no he dejado de leer la prensa, de bajar al Maravillas, de tener una mirada mas activa´sobre el entorno.
Algo en mi interior me impulsa a ver los grises de otra manera, no como un elemento del arte pictórico, sino como una pulsión que influye en mi ánimo, y es que cada cual suele ver la vida, según el momento en el que está, de un color.
Yo, hoy, me he dejado influir por el gris. Que se le va a hacer. El sol, volverá a salir, para todos.
En fin. Gris.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 22 04 16.
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