viernes, 8 de abril de 2016

EL CONEJO Y LOS DÉFICITS

No soy especialista en cunicultura, aunqae en el corral de la casa en que nací se criaban esos bichos, los cuniculus, junto a otros también comestibles, por razones de supervivencia, podríamos decir que aquella cultura de cría de animales domésticos comestibles fué el equivalente de lo que son ahora los comedores sociales, muy en boga gracias a las políticas económicas, fiscales y financieras practicadas en los últimos años por el conglomerado de intereses uno de cuyos rostros más cómicos es el de Montoro, ministro de Hacienda del gobierno de España, ahora en funciones, aunque no sabemos muy bien que funciones.

Yo no se ustedes, pero yo, cada vez que veo a Montoro en la tele hablando del déficit, me parto de la risa. Me recuerda aquel otro Montoro que salía amenazando a ciertos colectivos...no vaya a ser...no vaya a ser.. mientras sus ojos, sus orejas, su boca, evocaban la imágen de un conejo masticando hierba, componía ese rostro de dibujo animado un cierto gesto de amenaza, y para ello no tenía reparo en usar datos confidenciales de su ministerio, pero, no conforme con esa actitud amenazante, luego la materializaba con una barbaridad como el iva cultural al veintiuno por ciento, digo yo que porque quería librarse de competencia en su rol de comediante.

En contraste con esta actitud, el conejo Montoro trabajaba secretamente para que sus amigos, y algún enemigo, supongo, pudieran librarse de los rigores de Hacienda mediante una amnistía fiscal que les permitió aflorar sus activos ocultos, pagando cuatro cuartos, mientras los contribuyentes que nada habían ocultado, pagaban tipos por el IRPF muy superiores a los de los amnistiados.

Esa operación, auspiciada por el conejo Montoro, me olió tan mal como olían las tripas de los conejos sacrificados en el corral de mi infancia.

Hablemos de déficits. Montoro suele hablar de ellos en singular, siempre se refiere al déficit de las comunidades autónomas, no a los déficits de las administraciones públicas en general. Según cuenta hoy 'Levante', que he comprado en el quiosco, porque la mañana, de momento, no está para sentarse en una terraza, el presupuesto de algunas comunidades autónomas está dedicado, en un 80%, a sanidad y educación, dos bienes públicos básicos cuyos beneficiarios constituyen la gran mayoría de la población, excluídos los pijos que estudian en Estados Unidos o por ahí, y los que van al oftalmólogo de pago, que quedan indiferentes a los recortes que Montoro pretende, por ejemplo, en gasto farmcéutico.

Es escandaloso que Montoro insista en los recortes en las comunidades de esos recursos básicos y, según la información de Levante, silencie el déficit en el capítulo de Seguridad Social, de competencia del gobierno central, con un presupuesto que incluye unos ingresos ficticios y unos gastos que no cubren más que la mitad de los desempleados, que, pese a las triunfales cifras de 50.000 desempleados menos o así, la cruda realidad es que hay todavía mas de cuatro millones, con lo que, a este ritmo de nuevos empleos, tardaríamos varias décadas en alcanzar el pleno empleo.

Pero, son tan malos los déficits, como para sacrificar el bienestar de la población para reducirlos drásticamente. Depende.

Históricamente, el recurso al déficit, cuyo lado exigente es que hay que endeudarse para financiarlo, fue la fórmula para reconstruir Europa después de la segunda guerra mundial. En ausencia de ese recurso, Europa sería un continente en ruinas. El déficit es en realidad un recurso a los préstamos para salir de un agujero que, una vez fuera del agujero, se devuelve y punto. ¿Imaginan a Henry Ford montando su incipiente industria del automóvil sin recurrir al crédito?, por no hablar de Keynes o Krugman, dos economistas de distintas épocas, ambos defensores de los estímulos financieros a las economías para salir de los agujeros.

Lo que yo creo que sucede actualmente, con el uso del conejo Montoro y otros como el, del concepto de déficit, es que se usa en realidad como una justificación para un tijeretazo en las rentas, en favor de los mas poderosos, de manera que en este momento, si se consulta la distribución de la renta entre la población, en 2007 y ahora mismo, queda claro la gran utilidad que ha tenido para unos, y el gran perjuicio que ha tenido para otros, el uso torticero del concepto de déficit.

No digo yo que destripemos a Montoro por su parte de responsabilidad en el asunto, como si estuviéramos en el paleolítico, entre otras cosas porque sospecho que sus tripas olerían tan mal como las de los conejos que se sacrificaban en el corral de mi infancia, pero si que se pongan de acuerdo quienes han de formar nuevo gobierno, para que Montoro deje de estar en funciones, deje de funcionar, porque si alguien tiene una cuota de responsabilidad mayor en el saqueo colectivo de estos últimos años, es el ministro, el conejo Montoro.

En fin. El conejo y los déficits.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 8 04 16.

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