sábado, 23 de abril de 2016

LOS CUATRO DEL APOCALÍPSIS

He bajado a La Fuente, a tomar un cortado, a por tabaco, en un nuevo día soleado, los grises han vuelto a desaparecer, las cosas, los colores y los nombres, aparecen y desaparecen con la inestabilidad de la primavera.

Lo compruebo después de comprar Levante en el quiosco y leer un titular en el que aparece un nombre, Cotino, que hace tiempo desapareció, se fué a cultivar caquis, kequis, dijo el, y hoy lo trae de nuevo la Audiencia Nacional, aunque el había dejado a su sobrino de testaferro para garantizar su impunidad.

'La Audiencia sitúa a Cotino al frente de la trama para dar a Correa los contratos por la visita del Papa'.

Esta expresión parece indicar que en la Audiencia han escrito en una pizarra el nombre de Cotino en el centro de un esquema mafioso. De ahí a que se produzca una sentencia judicial que lo confirme falta un buen trecho, con lo que, parafraseando a algunos portavoces del PP, hay que respetar la presunción de inocencia, vale, pero como ahora se trata de un entretenimiento, no de prejuzgar nada, puedo usar un viejo título literario, Los cuatro jinetes... para situar, en el plano imaginario, a cuatro personajes, Cotino, Camps, Barberá y quienquiera que sea ahora el director de desarrollo de la Universidad Católica. Imposible de averiguar en sus páginas de Internet, en una de las mías atribuí esa condición a un tal Mozza.

Cotino, fué presidente de les Corts, además de insultador zafio de la por entonces diputada Mónica Oltra, y siempre metido en las faldas de los curas, cuando vió venir las vacas flacas se largó con la excusa de cultivar caquis.

Durante mucho tiempo  ha permanecido en el olvido,  hasta que la Audiencia ha dado con el. Un caso muy semejante al de Camps, quien, después de todos los excesos cometidos desde su sillón de presidente, en lugar de cultivar caquis, se escondió en el Consejo de no se qué, y allí ha permanecido como un conejo con las orejas atentas, esperando que le llamaran para prestar declaración.

La tercera del cuarteto, Barberá, está ahora en un sí es no es, si se va a quedar sin aforo, como un teatro clausurado, por la mala cabeza,según ella, de los otros, no suya, pues desde su puesto en las alturas municipales siempre se ha considerado por encima del bien y del mal.

En los años en que este trío hacía y deshacía en la política valenciana, mientras la prensa se ocupaba sobre todo de eventos deportivos de repercusión supra nacional, de visitas eclesiásticas vaticanas, los listos de la Universidad Católica se afanaban en trincar parcelas de suelo en el centro histórico, o en municipios cercanos, y acumular un patrimonio inmobiliario sin parangón con otras instituciones docentes no confesionales.

Así, Cotino con Gürtel, Camps, con el Vaticano y con lo demás, Barberá con sus líos de financiación ilegal de las campañas electorales, y la Universidad Católica, con su rapiña inmobiliaria aprovechando que la atención estaba puesta en otras cosas, los cuatro, parecen escenificar a los del apocalípsis, los de aquel libro ya viejo de Blasco Ibáñez, un valenciano que dicen que fué universal, que llegó a cobrar una fortuna por un artículo en la prensa USA.

Pones juntos los nombres de Blasco Ibáñez, Cotino, Camps, Barberá, etc, y comprendes que algo chirría en el momento cultural y político que estamos viviendo, pero como hoy ha salido el sol, miras por la ventana y percibes una grata sensación, no solo el tiempo cambia, a mejor, también el clima político y cultural puede cambiar a mejor.

En fin. Los Cuatro del Apocalípsis.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 23 04 16.

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