jueves, 22 de septiembre de 2016

ARTE

He bajado a La Fuente y he compartido una hora deliciosa con Cármen en la terraza. Me ha preguntado, --¿como te fue en el dentista? Yo he respondido, --Cuando el dentista comenzó a hurgarme en la boca, yo cerré los ojos y me puse a pensar en tí. Ha sido la intervención dental mas placentera de mi vida. --Y tienes que volver? --Un par de veces, pero he convenido con el dentista que, cuando termine su trabajo, yo me pareceré a Robert Redford, al menos en la sonrisa.

A las diez he debido interrumpir la charla con Cármen. He comprado el periódico. He ido a la Agencia de Viajes, a la Biblioteca, a Mercadona y al paki, y durante todo ese trayecto no me he podido abstraer de lo que he visto en la primera de 'Levante'. 'La gran crónica de una época', una exposición en el Centro Cultural Bancaixa, la mayor retrospectiva del Equipo Crónica, que marcó la modernidad del arte valenciano.

La foto ofrece dos figuras, dos meninas, características de ese grupo de artistas, que, según se recuerda en páginas interiorees fue fundado por Rafael Solbes, Joan Antoni Toledo, Manuel Valdés. Al margen de los trabajos del grupo, yo conocía la obra de Manuel Valdes, quien, además, tuvo gran éxito en Estados Unidos.

Es de agradecer que se expongan ahora más de 165 obras de ese grupo artístico que protagonizó la vanguardia cultural en un momento particularmente ayuno de renovación en el arte, pero yo me pregunto porqué además de ese justo reconocimiento, las energías artísticas de la ciudad no se orientan también a los artistas jóvenes, contemporáneos en un siglo tan raro como este, el siglo XXI.

Como ejemplo de esta desgana por el arte que se muestra ahora mismo aquí, mi hijo Quique, que acaba de volver de Amsterdam, me cuenta que ha visitado allí una exposición de Bansky, el celebre grafitero cuyas piezas se cotizan ahora como las de Picasso en su primera época, y pensando en la actividad frenética de los museos de Berlín al ofrecer el arte contemporáneo, de verdad, convirtiendo esa ciudad en la capital cultural más importante de Europa, uno valora lo que se está haciendo aquí, sí, pero, al mismo tiempo, echa de menos una energía cultural que no se limite a lo retrospectivo, sino que muestre  lo pujante, lo actual.

Es cierto que en algunas visitas al IVAM he comprobado el escaso interés del público por el arte, pues más que un museo, por la ausencia de visitantes, parecía un mausoleo, pero no es menos cierto que en otras épocas, cuando estuvo Tomás Lloréns a su cargo, esta institución bullía de actividad, y el número de visitas era consecuencia de los esfuerzos que se hacían para atraerlas.

Yo comprendo que es difícil atraer a las gentes para que se involucren con el arte, un concepto que, visitada Wikipedia, tiene tantas definiciones que al final no te aclaras con ellas. Tuve una relación de amistad con un pintor jóven, quien me iluminó con una definición sintética, precisa, de lo que es el arte. Lamentablemente, no la recuerdo, así que recurro a una de esas definiciones en conserva.

'Arte es algo que el hombre recrea con una finalidad estética, observando los aspectos de la realidad, o con un sentimiento, valiéndose de la materia, la imagen o el sonido'.

La ventaja de esta definición es que es tan generalista que incluye la pintura, la escultura, (la materia), el video, o la composición musical, y la introducción de imágen y sonido en la definición permite incluir toda clase de instalaciones que ahora tanto se prodigan, pero, la cuestión, no es como definimos el arte, sino como los promotores de exposiciones dan cabida a las nuevas manifestaciones artisticas  en la promoción de la vida cultural, además de a los consagrados a cuyas retrospectivas nos están acostumbrando, sin que veamos por parte alguna donde están los nuevos artistas, donde las nuevas artes.

En fin. Arte.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 22 09 16.

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