viernes, 30 de septiembre de 2016

LA PRÓTESIS

Hoy toca una página casi completamente imaginaria, quienes siguen el blog ya sabrán, por la página El Dentista, que tiendo a inhibirme, a abstraerme con la imaginación de las situaciones incómodas, y no me apetece, pero nada, dedicar ni una línea al culebrón del PSOE, una situación política de lo más incómoda para quienes vivimos en este país de fábula.

No obstante, antes de entrar en la materia imaginada, un apunte de la realidad para lamentar que el gobierno valenciano haya vetado, según la primera de 'Levante', una inversión de 800 millones y 4000 empleos en Paterna, argumentando la defensa del medio ambiente, yo soy medioambientalista, pero no me creo lo del Medio Ambiente en Paterna, ese sitio de las 'cordás'.

¿En Paterna?, si fuera en la laguna de Gallocanta lo entendería, pero, en Paterna, un sitio saturado de polígonos industriales, no sé. Me parece una torpeza política esta decisión, que además lleva aparejada la oportuna indemnización a la empresa promotora del proyecto. O sea, que no solo no vamos a cobrar, sino que encima tendremos que pagar. Vaya mierda de jerarquías, no?, aunque sean tripartitas.

Voy con lo de la prótesis.

"Desde hace un par de días, la prótesis que me puso el dentista en el maxilar superior se mueve cada vez que hablo, y como hablo tanto, pues es un poco coñazo, la verdad. Sin ir mas lejos, ayer, en la puerta del Aula de Teatro de Malvarrosa, me encontré con los compañeros de este curso, algunos ya veteranos, otros nuevos, algunos aún no habían decidido matricularse, acudían de oyentes.

La intervención del profe fué tan anodina, tan desganada, tan poco creativa, al exponer los objetivos del curso, los textos que se van a trabajar, que estoy seguro, pero seguro, eh, que ninguno de los oyentes volverá a pisar el Aula.

En un momento dado, para dar un poco de ritmo a la cosa pregunté al profesor, --¿Te han subido el sueldo? --No, respondió. --Entonces, cómo es que nos han triplicado la tasa de matrícula, ¿quién se ha quedado la pasta?. No digo que haya sido él, pero seguro que detrás de esto está la mano de Amadeu Sanchis, un político municipal que no me cae bien, desde que quiso convertir el Aula, bueno la institución en general, en una especie de remedo del Inem, ignorando su carácter puramente lúdico, mas que educativo.

Por cierto, todo quedó en el discurso de bienvenida, ni expresión corporal, ni canto, ni danza, ni caraoke, ni nada, un bodrio, sí.

Lo cierto es que mientras articulaba mi discurso, la prótesis dental se me movía en cada frase, y no creo que nadie me entendiera, por fortuna.

Estoy pensando llamar a la clínica dental para que me digan si esto es normal, que la prótesis se caiga cada vez que hablo, si he de pasar por allí para que la ajusten, o debo esperar a la visita que tengo concertada para el jueves.

Por cierto, hablando de visitas médicas, a las siete de la mañana estaba dándole al despertador para que se callara, me avisaba para tomar la última pastilla de Amoxicilina, y también porque he debido acompañar a mi mujer al hospital, para que le hagan un Fibrostan, que no se lo que es, una prueba rutinaria antes de darle el alta definitiva en diciembre de su dolencia de Hepatitis C.

La prueba ha salido bien. Mientras esperábamos en la consulta, en vista de que no llamaban, he bajado a desayunar al bar que frecuentamos cuando vamos al hospital. Hoy parecía, el bar, ese local de Utrech que salió anoche en la tele en el programa de Chicote. --Un café con leche y un fartón. --No tenemos. --Como que no tenéis, si los estoy viendo ahí en el mostrador. --Ah, sí, perdone, ahora se lo sirvo.

Pasaron cinco minutos, diez minutos, y al cuarto de hora se personó el camarero en mi mesa con la comanda, pidiendo disculpas porque no se que mesa estaba atendiendo, tal como el loco de Utrech, ese de la guitarra que, cuando Chicote la tiró al canal, se lanzó vestido al agua. Menudo reality, nada de gastronomía en este programa, puro show.

Cuando por fin nos han atendido en el hospital, al regresar eran más de las diez. Yo estaba inquieto porque entre el regreso, el aparcamiento y dejar a mi mujer en casa, una sensación angustiosa me movía la prótesis, al pensar que no podría llegar a tiempo de ver a Cármen en la terraza de La Fuente.

Por fortuna, no ha sido así. Al llegar, Cármen estaba en la mesa de siempre, después de saludarla, le he dicho --Menos mal que te veo. Si estoy un día sin verte, se me mueve la prótesis. --¿La prótesis, que prótesis?. --No la que llevo en la boca, la que llevo ahí abajo, para que se me mantanga tiesa.

--¿Tiesa?, a tu edad no la tendrás tiesa ni con prótesis. --No creas, anoche estuvimos de fiesta mi mujer y yo, y todo funciona como siempre, no se si fué la rodaja de salmón medio hecha que me papeé en la cena, o las delicias compartidas del coito conyugal no interruptus, pero esta mañana, te lo juro, la mano derecha no me temblaba nada, como si eso del temblor esencial hubiera desaparecido para siempre, a causa del omega3 o de las endorfinas del coito, vaya usted a saber.

Después del desahogo escatológico de mal gusto, --me viene de la rama paterna de mi familia, que quemaba encinas en la sierra de Espadán para hacer carbón-- me despedí de Cármen hasta mañana, pues de nuevo he renunciado a pasar el fin de semana en la sierra.

Una hora con Cármen, vale más que un día en la sierra, ya saben."

En fín. La Prótesis.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 30 09 16.

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