martes, 20 de septiembre de 2016

JUEGOS DE RIESGO II

Regreso de Mercadona y de sacar pelas del cajero, pongo en marcha el ordenador y me encuentro con la sorpresa de ver emerger en las estadísticas una página de 2007 que tenía completamente olvidada, Juegos de Riesgo. Una página que contenía un largo cuestionario, lleno de preguntas absurdas, con la supuesta intención de que al contestarlas, el lector identificara en que grupo social se encontraba, y cual iba a ser su situación, y sus riesgos, en función de la entonces incipiente crisis financiera, económica y social, que luego resultó ser la más importante crisis europea desde la posguerra.

La relectura de esa página me ha estimulado para escribir algo sobre los riesgos actuales. Confieso que tenía dudas sobre si titularla juego de tronos, o como una segunda versión de aquella página antigua, como finalmente ha quedado. El desarrollo de esta página a través del título es un procedimiento que sigo habitualmente, primero el título, luego el contenido, aunque debo confesar que lo que me impulsa este texto es la observación de un juego político que dura casi un año, un juego de tácticas, estrategias y esperas que la clase política lleva practicando, en el que el riesgo es, exclusivamente, nuestro, de los electores.

De esa tríada de tácticas, estrategias y esperas, ahora estamos en la variante de esperas. Los dos partidos mayoritarios, básicamente, esperan los resultados de las elecciones vascas y gallegas, para recomponer sus  alianzas.

La contemplación desde fuera de estos juegos florales?, nos ha deparado la observación creciente del conflicto generacional en el PSOE, una tensión dialéctica constante entre los viejos y prestigiosos militantes, en mi opinión bastante oxidados y escorados a la derecha de la socialdemocracia, y un grupo emergente de políticos jóvenes, sea de mente o de cuerpo, con intenciones claramente renovadoras, que tienen dos contrarios en este juego, el Partido Popular, y una parte de su propio partido.

Lo que se está dirimiendo en este juego, es el riesgo cierto de que el Partido Popular, después de las elecciones vascas y gallegas, vuelva a gobernar. Un riesgo proporcional al número de votos que se le confíen. ¿Quienes son los votantes del Partido Popular?. Siete millones de adinerados no creo que hayan, luego hemos de admitir que ese partido tiene un voto, efectivamente, popular, es decir, además de gente adinerada y clases medias/medias, un número importante de clases populares/bajas, que probablemente excede de lo que se consideran votos clientelares.

El hecho de que cientos de miles de electores, sin rentas elevadas, se decanten por votar al partido de la derecha, parece evocar aquella España sureña en la que la sumisión al amo era la nota sociológica dominante.

Ha transcurrido medio siglo desde que el voto se concedía al amo sin rechistar, y los sondeos pàrecen indicar que la mayor parte de los españoles vuelven a votar al amo.

Ese es el gran riesgo que estamos corriendo ahora, como consecuencia de los juegos de táctica, estrategia y espera a los que están jugando los partidos mayoritarios, aunque no solo ellos.

La gran presión de los medios de comunicación tildando de radicales cada día a quienes no forman parte del aparato bipartidista, es un elemento importante del juego, pues tiende a hacer olvidar a los votantes las políticas radicales de la derecha en su última legislatura. Tan radicales que las autoridades europeas están instando a modificar las políticas salariales practicadas por el 'moderado' Rajoy.

Moderación y radicalismo son dos fichas de este juego que se intercambian sin pudor cuando hace falta. Pero la esencia del asunto es el gran riesgo que corremos si al final de este juego sale vencedor, de nuevo, el 'moderado'. Si tal cosa sucediera, siempre nos quedará el recurso de emigrar, pero, ¿adonde?, no sé.

 En fin. Juegos de Riesgo II.

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 20 09 16.

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